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Buscando los orígenes del tango

Tremendo Asombro | Crítica

Ortiz Nuevo hace un vaciado de la prensa cubana del siglo XIX buscando las noticias del género preflamenco

Pastora Imperio, pintada por Juio Romero de Torres, se inició como "bailadora de tangos". / Grupo Joly

La ficha

'Tremendo asombro'. José Luis Ortiz Nuevo. Athenaica, 298 pp.

Ortiz Nuevo se sumergió en la prensa cubana del siglo XIX con la intención de buscar los orígenes cubanos del tango flamenco. Cuando el tango llega a España se le llama tango americano y tango de negros. Pero a mediados del siglo XIX ya encontramos a algunos reputados intérpretes flamencos como Villegas, Enrique Heredia y el propio Curro Dulce interpretando el tango que se va a convertir en el género favorito de las bailaoras de los Cafés Cantantes.

Portada del libro.

Rafael Marín considera en 1902 que el tango, junto con el zapateado y las alegrías, es uno de los pocos estilos de baile a los que podemos llamar flamencos por esas calendas. Lo que Ortiz Nuevo halló fue sorprendente. Porque no encontró tantas noticias del estilo del tango en Cuba como era de esperar. Lo que sí encontró es abundante material, recogido en esta obra, del género que en ese momento era conocido como andaluz y que poco a poco empezaría a ser conocido como gitano y, más tarde, como flamenco.

Aunque la palabra flamenco no aparece en esta obra, ya que la investigación cesa en 1850, justo cuando el término empieza a ser usado en la península. Este libro demuestra que el ámbito escénico cubano de la primera mitad del siglo XIX se parece mucho al que encontramos en Madrid, Sevilla y Cádiz. El género andaluz y gitano es el dominante y en la prensa habanera. Ha encontrado Ortiz Nuevo noticias del Planeta, El Fillo, el jaleo gitano, el zapateado, etc. Incluso encontramos a la Essler en La Habana en 1841,con sus castañuelas, su cachucha y su jaleo de Jerez. La prehistoria flamenca de La Habana es la misma que la de Cádiz, Sevilla, Madrid, etc.

Quizá lo más sorprendente de todo es que Ortiz Nuevo apenas encuentra noticias sobre lo que, en principio, fue el objeto de su búsqueda:el tango. Según Faustino Núñez la primera mención del tango es de 1779 y está incluida en la tonadilla de Tomás Abril La Anónima: "Los andaluces en sus tangos graciosos sus chistes lucen".

Sin embargo, la prensa española del XIX, según descubrió en su momento Ortiz Nuevo, dice que el tango nació en 1823 en La Habana y lo llama tango americano tango habanero y tango de negros. No obstante este dato, tenemos documentada también la primera anotación de esta música en 1818, también en España, en la que se la llama baile de negros. Es un estilo de negros que se basa a su vez en la contradanza de origen inglés/francés, un baile binario del siglo XVII.

Fernando Ortiz explica así el origen de este baile: "la famosa contradanza cubana no fue sino la folclórica country dance o danza del pueblo, de Normandía, que un día se hizo de gran moda en los saraos cortesanos de Londres y de París, luego fue traída a Cuba por los oficiales ingleses que tomaron La Habana en 1762, y después por los españoles afrancesados de los tiempos de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII; y al fin acriollada en la mórbida sensualidad cubana". Es posible que en Cuba se usara la palabra tango en ámbitos marginales reservándose el de contradanza para los medios escritos. Es la versión de los negros de esta danza. Aunque no está puesto en duda, por tanto, su origen cubano, el género del tango no está documentado en Cuba, según podemos deducir de la lectura de esta obra, hasta 1841.

Una década antes, en 1832 encontramos una referencia en La Habana a las boleras del tango. Algunos estudiosos consideran que el tango es al menos conocido en Cuba desde el siglo XVIII, pero lo cierto es que aún no se han hallado pruebas documentales anteriores a las aquí señaladas. Es posible que el término tango se popularizara cuando la contradanza cruzó el Atlántico de vuelta a España, precisamente para subrayar su carácter negro frente a la contradanza española.

En Cuba el término tango debió de ser marginal, al menos en los medios escritos, usándose preferentemente para denominar este baile y canto el de contradanza y habanera, como podemos deducir de la lectura de esta obra.

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