Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Ópera
El Teatro de la Maestranza ha sabido mantener el compromiso de recuperar aquellos títulos operísticos que el Covid forzó a suspender hace dos años y que las actuales circunstancias permiten volver a situar en los cartelones del teatro. Hace dos años exactamente, como recordaba Javier Menéndez, director general del teatro, se debía haber interpretado esta ópera que ahora arriba a Sevilla prácticamente con la integridad del equipo artístico planificado en su momento. Menéndez se congratuló de poder traer por primera vez a Sevilla una producción del afamado director de escena David McVicar, en una coproducción entre la Scottish Opera, la Welsh National Opera, el Gran Teatro del Liceo y el Teatro Real. El director general subrayó, como nota identificativa de la propuesta escénica de McVicar, el hecho de que recupera las intenciones originales de Verdi, que quería que la nueva ópera estuviese ambientada en la misma época (1853) de su estreno, pero la censura obligó a trasladar el argumento a los tiempos de Luis XIV, con lo que se perdía gran parte de la carga de denuncia social que Verdi pretendía situar sobre la escena. "En aquellos tiempos el propio Verdi sufrió en su persona el rechazo de la sociedad italiana a su relación con Giuseppina Strepponi, por su pasado y por no estar casados".
Leo Castaldi es el responsable de la reposición de esta producción y ahonda en la fidelidad de la misma hacia las intenciones de Verdi. "Es muy respetuosa hacia el libreto y sus fuentes, la novela La dama de las camelias de Alexandre Dumas hijo y la propia biografía de Marie Duplessis, el personaje real que inspiró el argumento". Incidió en que, como toda la obra de McVicar para la ópera, su concepción escénica es "lógica y clara, sin ideas raras": clásica en su concepción del espacio, pero a la vez actual por cuanto busca vincular a los personajes y las situaciones argumentales con la realidad, "un espectáculo moderno que pueda ser creíble hoy día a pesar de ser una propuesta clásica".
Sobre esta cuestión también se expresó Pedro Halffter, responsable musical de las funciones de los días 14, 17, 20 y 24 de julio. Halffter (la del 22 la dirigirá Juan Manuel Busto a un reparto de jóvenes cantantes), que regresa al teatro que dirigió durante casi quince años y que no se situaba en el foso del Maestranza desde aquel Andrea Chénier de hace tres años, calificó La Traviata de ópera revolucionaria "en el sentido de que Verdi, por primera vez, confronta al público de un teatro de ópera con su propia realidad, es un espejo de la sociedad; por eso hubo reticencias a situar la ópera en su propio tiempo, lo que provocó fuertes protestas del propio Verdi. En el espejo estaban presentes todos los vicios, todas las dobles morales y todas las mentiras de la burguesía. De haberse representado tal y como quería Verdi estoy seguro que hubiese sido un escándalo y un fracaso sonado".
El personaje de Violetta Valéry será interpretado en estas funciones por la soprano Nino Machaidze y Ashley Galvani Bell (22 de julio). Machaidze ya cantó en el Teatro de la Maestranza en la ópera Thaïs en octubre de 2012 y mostró su absoluta admiración por Sevilla y el por el Maestranza. "Y no me molesta nada el calor", bromeó. Es éste uno de sus papeles favoritos, quizá el más exigente y complejo de todos, "un papel que emociona y que te hace transmitirlo todo, no hay nada que una cantante no deje de transmitir con él". Calificó a la producción de "maravillosa, profunda, emocionante, no es sólo algo bonito, es mucho más, es una producción que pone al público la piel de gallina". El tenor mexicano Arturo Chacón-Cruz cantará en Sevilla su función número cien como Alfredo Germont y también se extendió en alabanzas hacia Sevilla, una ciudad hasta ahora sólo imaginada a través de aquellas juveniles funciones como barítono en El barbero de Sevilla. "Estoy muy contento de esta producción y del trabajo con Leo Castaldi y con Pedro Halffter, porque tras cantar esta ópera durante quince años he visto que aún hay posibilidad de extraerle más vida, de encontrar detalles y matices nuevos". A Dalibor Jenis le corresponde encarnar al que Halffter calificó de "personaje terrible", el del padre de Alfredo que obliga a Violetta a renunciar al amor y la encamina fatalmente hacia la muerte; un personaje que lleva interpretando durante treinta y dos años "y que es para mí toda la vida". Con todo el bagaje de tantas producciones diferentes de esta ópera, Jenis piensa que "esta producción es perfecta, la que guarda un equilibrio más perfecto entre la tradición y la modernidad, con un total respeto a la música. El público creerá estar viendo una película, porque los cantantes son también unos muy buenos actores".
Cerró esta presentación Javier Menéndez recordando que, a pesar de que la venta de entradas va muy bien, aún quedan disponibles para las últimas funciones. Igualmente, informó de una serie de actos paralelos en torno a La Traviata, tales como el ensayo general abierto para colectivos de mayores, la mesa redonda del día 13 auspiciada por los Amigos de la Ópera y, ese mismo día, un proyecto singular con la colaboración de cincuenta artistas urbanos que irán dando su visión gráfica del espectáculo durante el ensayo pregeneral.
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