Trajano, la gloria (aparcada) del Imperio
La gran exposición conmemorativa del centenario de Itálica sigue en el aire por falta de acuerdo sobre su sede Fernando Amores y José Beltrán eran los comisarios del proyecto
Al igual que el Tesoro del Carambolo, el legado arqueológico de Itálica constituye uno de los grandes reclamos internacionales de la cultura sevillana, una de esas joyas ante las que palidecen los más importantes museos internacionales. Pero el pasado 13 de diciembre se cumplió un siglo desde que el yacimiento ubicado en Santiponce fuera declarado monumento nacional, y la jornada transcurrió en un ambiente más bien melancólico. Aquel día, este diario lo contó, había menos visitantes que cámaras de televisión y fotógrafos, que por lo demás ni siquiera tuvieron la oportunidad de retratar a alguna autoridad política, por la sencilla razón de que no hubo ninguna representación institucional -más allá de un acto tan entusiasta como modesto organizado por la Universidad en sus aulas- para conmemorar ese importante aniversario de la colonia romana donde nació Trajano, el primer provinciano que llegó a dirigir aquel Imperio.
Así fueron las cosas, aunque podrían haber sido distintas. Desde mucho antes, de manera muy especial y concreta desde 2006, la Fundación Itálica de Estudios Clásicos andaba promoviendo una gran exposición para celebrar la efeméride, que empezó a cuajar cuando La Caixa se interesó en el proyecto, hasta el punto de que "lo hizo suyo", asegura el secretario de la fundación, Julio Mayén. La entidad financiera previó correr con la mayor parte de los gastos de la exposición -contratación y honorarios de los comisarios, producción ejecutiva, montaje y desmontaje de la muestra, diseño, seguros, elaboración del catálogo científico... prácticamente todo-, y la Junta de Andalucía, por su parte, se comprometió en principio a ceder gratuitamente los espacios de exposición temporal disponibles en el Museo de Bellas Artes y el Arqueológico.
Sin embargo, en septiembre del año pasado la exposición, que tenía ya incluso título: Trajano, la gloria del Imperio, y que como anunció el ex consejero de Cultura Paulino Plata en junio de 2010 tendría "dimensión nacional e internacional", no sólo quedó absolutamente descartada dentro de los actos conmemorativos del centenario, sino que quedó además relegada a un extraño limbo, a la vista del estado avanzadísimo de su preparación. Ese mes, septiembre de 2012, era el acordado para cerrar el convenio de colaboración en este asunto, en torno al cual altos cargos de la Fundación La Caixa y de la Consejería de Cultura habían mantenido ya varias reuniones, la última en mayo de 2011, en la que -según ha podido saber este periódico- la Junta planteó finalmente la habilitación de una sola sede (el Museo Arqueológico), y al término de la cual ambas partes se emplazaron a realizar una nueva reunión para acordar la firma pública del convenio definitivo (su borrador, elaborado durante 2011, contemplaba la colaboración entre La Caixa, las consejería de Educación y de Cultura, la Fundación Itálica y el Ayuntamiento de Santiponce), así como para iniciar los trámites administrativos para solicitar los préstamos de las obras y búsquedas de patrocinadores.
La reunión nunca llegó a celebrarse. Según otras fuentes conocedoras del desarrollo del proyecto, el interés de La Caixa fue tan serio que llegó a plantearse la posibilidad de inaugurar con esta exposición su Caixafórum sevillano, cuando todavía su sede prevista eran las Atarazanas, el singular edificio del siglo XIII en el barrio del Arenal, y no la Torre Pelli -como se supo, para sorpresa de muchos, el pasado noviembre-, un inmueble aún en proceso de construcción y heredado de Cajasol tras la absorción de la entidad andaluza por parte de la catalana. En este inesperado cambio de emplazamiento parece residir una de las claves sobre la suerte que correrá la ambiciosa exposición, ya que fuentes de la Fundación La Caixa confirmaron ayer que, "dadas las dificultades para cerrar el préstamo de piezas y para localizar espacios adecuados disponibles en las fechas inicialmente previstas, se decidió posponer la realización de la muestra con la pretension de poder presentarla en Caixafórum Sevilla (si las características del centro lo permiten)". El paréntesis final corrobora la versión de Julio Mayén, de la Fundación Itálica, que asegura que tales dudas no existieron nunca en el caso de las Atarazanas.
Lo que explicaría, a su vez, las numerosas gestiones ya bien encaminadas o cerradas para organizar la exposición, cuyos comisarios elegidos, los arqueólogos Fernando Amores y José Beltrán, el primero profesor de la Universidad de Sevilla y el segundo catedrático también de la Hispalense, habían mantenido, antes de que la incertidumbre afectara de lleno al proyecto, varios encuentros en Barcelona con responsables de la Fundación La Caixa, y habían realizado también algunos viajes al extranjero para perfilar el planteamiento general de la exposición, entre ellos el que hicieron en el verano de 2008 al British Museum de Londres, que acogía entonces una magna exposición sobre Adriano, otro emperador romano de orígenes hispanos.
Además, ambos comisarios habían entrado ya en contacto con las direcciones de importantes museos internacionales, en los que -según una persona muy próxima a las gestiones- encontraron "receptividad a todo lo que se pedía". Esto ocurrió, por ejemplo, en espacios tan exclusivos como los Museos Vaticanos, donde se custodian piezas muy valiosas relacionadas precisamente con el emperador Trajano. El resto de los ejemplares de la muestra se había buscado en diversos museos andaluces (entre ellos el Museo Arqueológico de Sevilla y los de Cádiz y Málaga, además la propia Itálica), de otras ciudades españolas (el Arqueológico Nacional y el Museo del Prado, el Arqueológico de León, el de Arte Romano de Mérida o el de Tarragona...), así como extranjeros, entre los que destacan el Louvre parisino, el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa, el ya mencionado British Museum o la Gliptoteca de Múnich.
Un proyecto de "altísimo nivel tanto científicamente como desde el punto de vista divulgativo", reconocen desde la Junta, y que justamente por esa razón se había planteado con carácter itinerante. Después de su estancia en Sevilla -prevista en ese inicial borrador de convenio- entre septiembre y noviembre del año pasado, la ruta contemplaba paradas en el Museo Nacional de Antropología de México y en el Caixafórum de Barcelona; otras fuentes añaden también "algún espacio" de Roma como destino final de la exposición. Un recorrido así, quizás, aliviaría a Julio Mayén, de la Fundación Itálica, que no entiende por qué "Itálica no le ha interesado a nadie desde que Andalucía es comunidad autónoma". "A nadie -lamenta-. Nunca ha sido mimada, a diferencia de otros sitios...".
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