Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Mil cretinos. Comedia dramática, España, 2011, 94 min. Dirección: Ventura Pons. Guión: V.P., a partir de los relatos de Quim Monzó. Fotografía: Joan Minguell. Música: Carles Cases. Intérpretes: Francesc Orella, Julieta Serrano, Santi Millan, Jordi Bosch, Clara Segura.
Fiel a su empeño de convertirse en el adaptador oficial de lo más granado de la literatura catalana contemporánea, Ventura Pons repite visita al universo misántropo del gran Quim Monzó después de adaptar algunos de sus vitriólicos relatos en El perquè de tot plegat (1995), punto de inflexión en su trayectoria.
Mil cretinos reúne quince historias, la mayoría de ellas procedentes del libro del mismo nombre, para trazar un recorrido en tres partes por las desdichas y miserias de la condición humana (la de ahora, pero también la de siempre, ahí está toda la segunda parte y sus fábulas medievales filmadas sobre telones pintados al estilo del cine mudo) en clave de humor negro, moraleja secante y un punto de pesimismo salpicado de ternura redentora.
Quince cortos, quince historias, numerosos personajes, muchos de ellos entrelazados a la inevitable moda de los tiempos, otros agradecidamente silentes (Julieta Serrano, despojándose literalmente de todo hasta arrancarse la piel, en el mejor sketch de todos); para trazar una reflexión al vacío sobre el amor, la hipocresía, la muerte y los vínculos de sangre empastada por ese aséptico estilo marca de la casa (que se contagia también al tono de los actores) que tiende a aplanar matices y a visualizar y a decir en exceso para confirmar que no toda la buena literatura se convierte automáticamente en buen cine.
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