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50 años de una grabación mítica

Nueva frontera de cante en Jerez | Aniversario

Un disco, 'Nueva frontera del cante en Jerez', en el que eclosionaron los cantaores que protagonizaron el cante jerezano en las siguientes décadas

El Torta se estrenó discográficamente en esta obra. / Grupo Joly

La ficha

'Nueva frontera del cante en Jerez'. Producido por Antonio Murciano. RCA, 1973

José María Castaño ofreció el pasado 29 de junio en Jerez, auspiciado por la Cátedra de Flamencología de Jerez, una conferencia que celebra los 50 años de esta grabación mítica que definió, en buena medida, lo que ha pasado desde entonces en el cante de Jerez: Nueva frontera del cante en Jerez. No fue un disco revolucionario, ya que es deudor de la generación que lo precede, los Terremoto, Sordera, Sernita, Romerito y Diamante Negro, que tuvieron también su retrato generacional discográfico en Canta Jerez (1967) aunque muchos de los implicados ya tuvieran una importante trayectoria discográfica previa.

Pero Nueva frontera del cante en Jerez es un disco pujante, juvenil y sorprendentemente maduro.

Fue el punto de arranque de las carreras individuales de todos sus protagonistas.

El protagonismo principal de la obra corre a cargo de Manuel Moneo (1950-2017) y Diego Rubichi (1949-2007).

El Nano de Jerez (1948) era un año mayor, pero intervino en solo dos temas, frente a los tres de los dos anteriores.

Y el Garbanzo (1945-2014) tan solo interviene en el fin de fiesta. Completan el elenco Paco el Gasolina (1949-2021), Luis de la Chicharrona con malagueña, Mateo Soleá (1951) por seguiriyas y un jovencísimo Manolito de Malena (1958) que contaba con 14 años en 1972, año en que se llevó a cabo el registro, que no salió al mercado hasta un año después.

Para todos fue su primera grabación y todos tuvieron luego una carrera en solitario más que notable. Algunos, como Juan Moneo El Torta (1953-2013), que canta unos tangos, alcanzaron el estatus de mitos de este arte.

Completaba la grabación unas bulerías del Tío Borrico, intérprete de dos generaciones anteriores, con las que se cierra la obra. Las guitarras corrieron a cargo de Parrilla de Jerez (1945-2009), Rafael Alarcón ( fallecido en 2015), Niño Jero (1954-2023) y Moraito Chico hijo (1956-2011), que era también poco más que un niño cuando se hizo el disco, antes de convertirse en uno de los grandes del toque de Jerez de todos los tiempos y que secundó en disco y en directo a todos los artistas mencionados, que constituyen una verdadera edad de plata del cante jondo en Jerez y conforman, por continuidad con la generación anterior, buena parte del canon del cante jerezano actual.

Baste con echar un vistazo al repertorio interpretado para comprobarlo. Como se ve, solo tres de los protagonistas de esa obra siguen con vida. Y es que la muerte se llevó de manera temprana a buena parte de los miembros de esta generación.

Es cierto que tuvieron que vivir en una época muy complicada, también por el desembarco en masa de las drogas duras industriales en España en los 80, que se cebó con algunos de ellos.

El trabajo está producido por Antonio Murciano e incluye textos de este poeta de Arcos de la Frontera y de Juan de la Plata.

Se reeditó en CD en 1999, con motivo de los 25 años de su edición original. Tuvo una réplica en 2008 con Nueva frontera del cante de Jerez protagonizado por los nietos de estos artistas.

Es precisamente la guitarra austera y sentimental del Niño Jero la que abre el disco a golpe de seguiriyas para la voz portentosa, ya en ese momento, de Manuel Moneo. Una voz redonda y con mucho peso, a pesar de tratarse de un joven de 22 años. Un Manuel Moneo joven y pujante que en algunos pasajes nos evoca la voz de su hermano Juan.

Seguiriyas de Manuel Torre es como se titula la pieza y siguiendo con la tradición del cantaor de la Plazuela continua con unos tarantos, aquellos a los que Manuel Torre denominó como rondeña y taranta.

O así venían rotulados los discos. En los fandangos sigue también Moneo la escuela manueltorreña. Su hermano Juan se decanta, con las guitarras del Niño Jero y Moraíto, por unos tangos.

Dijo El Torta en alguna ocasión que recordaba esta grabación porque todos los números se hicieron en directo y porque él, que a sus 19 años no era un cantaor profesional, todavía era un puro intérprete de juerga, que apenas cantiñeaba y que apenas tenía montadas un par de letras.

Pues las dice muy bien, la verdad, con un enorme sentido rítmico y melódico y con una madurez asombrosa.

A Diego Rubichi se le encomendó uno de los estilos jerezanos por excelencia, la bulería por soleá.

Voz mate y plena de armónicos, de eco. Enorme sentido rítmico y fiereza contenida en la ejecución. Por soleá, con la guitarra de Parrilla, resulta solemne y emocionante.

También firma Rubichi el único cante sin guitarra de esta obra, los Martinetes fragüeros, que así es como viene acreditado el cante, íntimos y rabiosos.

El Nano de Jerez, que con el tiempo fue uno de los cantaores más populares de su generación, se inicia con unos tientos con Rafael Alarcón y hace unas Bulerías festeras también en solitario, uno de sus cantes de referencia.

Los demás intérpretes colaboran con un único tema, si exceptuamos a los que intervienen en la larga fiesta por bulerías, la de mayor duración de las registradas hasta ese momento, que supera el cuarto de hora de duración. Luis de la Chicharrona, que no interviene en la fiesta, ofrece una malagueña que atribuye a Manuel Torre, que hoy se considera una creación de Antonio Chacón, sobre la base de una composición previa de Gayarre Chico.

Mateo Soleá reincide en la seguiriya, con la sonanta de Alarcón. Paco el Gasolina se acuerda del Chozas en su interpretación y Manolillo Malena también se ejercita en esta temprana grabación por bulerías.

El disco, en cuya elaboración colaboró la Peña Los Cernícalos, obtuvo el premio de la Cátedra de Flamencología de 1974.

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