Todas las vidas que propicia la lectura
Fundación Tres Culturas del Mediterráneo
El club literario de la institución con sede en el antiguo Pabellón de Marruecos cumple diez años acercando libros y rompiendo estereotipos
Sevilla/¿Puede un libro cambiar una vida, redimirla? En el Club de Lectura que organiza la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo están convencidos de que la respuesta es afirmativa. El proyecto, que surgió en 2009 a partir de una colaboración con Casa África para acercar la obra de la autora senegalesa Fatou Diome, es diez años después una de las herramientas más poderosas de la institución para fomentar el amor por los libros y la actividad de su biblioteca especializada, que lleva el nombre de la escritora y socióloga marroquí Fátima Mernissi. "El club Tres Con Libros ha generado una activa comunidad: tiene 30 miembros, cinco libreoyentes y una lista de espera para ingresar que supera las 200 personas. La particularidad de esta tertulia literaria que se reúne una o dos veces al mes para comentar un libro que han leído todos es que el proceso culmina, en la mayoría de los casos, con el encuentro con los autores, generalmente presencial y si no es posible, vía Skype, lo que ha servido aún más para demostrar que lo que nos une a los mediterráneos es mucho más que lo que nos separa", explica Olga Cuadrado, coordinadora del club de lectura junto con Gemma Arcos.
Sebastián Carrasco forma parte de esa comunidad desde que, hace ahora tres años, participó en uno de los clubes más singulares del proyecto: el que se lleva a cabo desde 2014 en las instalaciones del Centro de Inserción Social (CIS) Luis Jiménez de Asúa, a la espalda de la prisión de Sevilla-I, para acercar a los internos libros y novelas gráficas que pudieran ser de su interés, un proyecto que financia la Obra Social La Caixa. Los miembros del CIS, que cumplen allí su pena en régimen abierto o se encuentran en un proceso avanzado de reinserción, participan de todo el laboratorio de lectura de Tres Con Libros.
Carrasco, ya en libertad, recuerda que la charla del periodista Javier Valenzuela sobre la vida de Albert Camus fue uno de esos momentos epifánicos que, ante una encrucijada personal, lo impulsó a leer todos los libros del autor de La peste. "Valenzuela nos contó que, al recoger su Premio Nobel de Literatura, Camus alabó al profesor de primaria que le dio la oportunidad de estudiar y cambió su vida", detalla este voraz lector en la sede de la Fundación Tres Culturas mientras rellena la ficha de un préstamo porque la biblioteca cierra en agosto por vacaciones.
Camus. Entre justicia y madre, título del cómic de José Lenzini y Laurent Gnoni editado por Norma, es la obra que permitió a Carrasco escuchar a Javier Valenzuela y conocer también al dibujante Abel Ippólito, "que pintó en directo varias viñetas inspiradas en Camus. Fue una sesión inolvidable porque al ser un cómic se lo pudo leer mucha gente. Hay que tener en cuenta que muchos de los miembros que cumplen el tercer grado aprendieron a leer y escribir estando en la cárcel", continúa.
En las sesiones que el club de lectura ha organizado en el CIS han participado 250 internos y se han trabajado 18 libros. Con algunos, como Las cenizas de Bagdad de Antonio Lozano, la historia real de un recluso que logró salir de una cárcel iraquí en la época de Sadam Hussein, conectaron de inmediato. "Costó dos años poder articular todo el club en el Centro de Inserción Social, una labor que no hubiera sido posible sin la persona que coordina esta actividad allí dentro, la educadora social María Jesús Barrios. Cuando por fin se puso en marcha en 2014 comenzamos leyendo al escritor marroquí Mohamed Chukri, cuya obra acababa de reeditar Cabaret Voltaire. ‘Mira, es un canalla como nosotros’, decían maravillados. Y se leyeron la trilogía al completo", continúa Olga Cuadrado.
"Una vez que decidimos el libro y lo aprobamos con el consejo social la dinámica de trabajo es idéntica a la del club de lectura que se reúne en Tres Culturas salvo que algunas reuniones se celebran en el CIS y otras aquí en nuestra sede. La Fundación pone a disposición de los internos un vehículo para el transporte", añade Cuadrado. Por el momento, el CIS sigue sin estar conectado con un servicio regular de transporte público con Sevilla.
El director de la Fundación Tres Culturas, José Manuel Cervera, se acerca a saludar a Sebastián Carrasco y comparten impresiones sobre algunas lecturas de cara al verano. Cervera reconoce que "este club es una de las actividades que nos ha reportado más alegrías porque la literatura es un vehículo perfecto para relacionarnos con los demás y abrirnos a otras realidades. La sensualidad de la cultura mediterránea está además muy presente en su literatura". Carrasco corrobora sus palabras y recuerda lo importante que fue para él poder leer, en el CIS, toda la obra del escritor egipcio Naguib Mahfuz. "Consigue meterte en otro mundo y llegas a sentir el frío de la calle, los olores del zoco...".
Esos olores y sabores los favorece también un proyecto paralelo creado junto al obrador de Fidel Pernía (Masa Bambini, con sede en la calle Huelva), que realiza panes inspirados en las obras analizadas. Una hogaza realizada con naranjas que evocaban Marruecos y con chocolate de Vic, adonde llega su protagonista, endulzó la charla dedicada a La hija extranjera de Najat El Hachmi. "Me gustó mucho esa obra porque El Hachmi nos ofrece una visión distinta del mundo árabe, de su manera de vivir... Solemos tener una imagen tópica, y mucho más en la cárcel. El libro nos acercó a problemas compartidos como la sumisión de la mujer, el racismo y los retos de la integración", dice Carrasco. El club tiene además un blog que resume cada sesión y elabora listas de música en Spotify relacionadas con cada libro en cuyo diseño suelen intervenir los escritores, como Carlos Zanón, que invitó a su sesión a Andrés Herrera, El Pájaro.
La autora que da nombre a la biblioteca, Fátima Mernissi, también ha cumplido un papel importante en el proyecto Tres Con Libros. "Para nosotros como internos no fue difícil palpar el sufrimiento de las personas encerradas en un harén", rememora Carrasco de la charla que compartieron tras la lectura colectiva de Sueños en el umbral, la obra más conocida de Mernissi, donde la autora recopilaba historias y cuentos sobre las vidas confinadas que conoció durante su infancia en Fez.
La Fundación Tres Culturas encarga a las editoriales que colaboran con este programa un lote de 30 ejemplares del mismo libro y así ha ido expandiendo su actividad, nutriendo con esos volúmenes a otras bibliotecas y clubes de lectura de Andalucía y el norte de Marruecos. Más de 5.700 lectores se han beneficiado de una iniciativa a la que esta fundación de la Junta de Andalucía destina 20.000 euros, una partida que incluye también el presupuesto para sus colaboraciones con festivales literarios como el Hay Festival de Segovia, BcNegra, Tres Continentes-Festival del Sur, Granada Noir o la Feria del Libro de Granada.
En su décimo aniversario, el club Tres Con Libros ha prestado una atención especial a títulos tan fascinantes como El castigo de Tahar Ben Jelloun (Cabaret Voltaire), Problemas de identidad de Carlos Zanón(Planeta), 14 de julio de Éric Vuillard (Tusquets), El himen y el hiyab de Mona Eltahawy (Capitan Swing), Chistes para milicianos de Mazen Maarouf (Alianza) y Universidad para asesinos de Petros Márkaris (Tusquets).
La lectura que ya les ilusiona y a la que le hincarán el diente este verano es Frankenstein en Bagdad, del escritor y guionista Ahmed Saadawi (Bagdad, 1973), que edita Libros del Asteroide. "El club se lo va a leer en agosto y la Fundación Tres Culturas, que apoya la gira española del autor, lo traerá a Sevilla el 19 de septiembre. Nos gustaría plantear un diálogo entre él y un corresponsal de guerra como Olga Rodríguez que conozca bien la zona para enriquecer aún más el debate y el conocimiento del libro", avanza Olga Cuadrado.
Sebastián Carrasco, antes de despedirse, recuerda a esos compañeros del club de lectura que, como su amigo José, "le ponía muchísima voluntad. Como yo devoraba los libros a veces me dedicaba a ayudarle a leer las páginas que podían resultarle más difíciles. Teníamos también una compañera, ya en libertad, que leyó el primer libro de su vida en el club de lectura del CIS. El mayor drama era encontrar a muchachos con 19 ó 20 años que no sabían leer ni escribir. Aproveché la estancia para enseñarle a leer a un gitanillo que hoy es cantaor de flamenco. En prisión es muy importante tener la mente ocupada".
Carrasco sigue manteniendo contacto con muchos de sus compañeros. "Allí dentro la soledad pesa muchísimo así que les mando cartas y dibujos para que sepan que no están solos, que ahí fuera hay gente esperándolos. Y también mantengo comunicación con aquellos funcionarios que fueron más humanos conmigo y, como me enseñó Albert Camus, les expreso mi gratitud".
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