La orquesta como vía de enseñanza

JOVEN ORQUESTA INTERNACIONAL DE SEVILLA | CRÍTICA

Michael Thomas y la JOIS en el Alcázar.
Michael Thomas y la JOIS en el Alcázar. / Federico Mantecón
Andrés Moreno Mengíbar

20 de junio 2023 - 23:49

La ficha

***Programa: ‘El sombrero de tres picos’ (suites nº 1 y 2), de M. de Falla; Sinfonía nº 5 en Mi menor op. 64, de P. I. Tchaikovsky. Joven Orquesta Internacional de Sevilla. Director: Michael Thomas. Lugar: Patio de la Montería de los Reales Alcázares. Fecha: Martes, 20 de junio. Aforo: Lleno.

Por razones que se escapan a nuestro conocimiento, la sinfónica sevillana es de las pocas orquestas españolas de su categoría que no ha desarrollado hasta el momento un firme y coherente proyecto pedagógico en forma de lo que podría haberse llama Joven Orquesta Sinfónica de Sevilla. Sin salir de Andalucía, el modelo más brillante es el de Almería, cuya Orquesta Ciudad de Almería se asienta sobre una orquesta joven y ésta, a su vez, sobre una orquesta infantil. Que esté Michael Thomas detrás de ello no es casualidad, porque es bien conocida su especial sensibilidad y maestría a la hora de formar orquestas juveniles.

Thomas, como era de esperar, está también detrás de esta Joven Orquesta Internacional de Sevilla, que no es sino la evolución natural de la ya existente Sinfonieta San Francisco de Paula. Un loable proyecto nacido de la iniciativa pedagógica privada que debería sonrojar a más de uno en la ciudad. La JOIS, con una nutrida formación de más de setenta músicos, abordó un programa para nada sencillo. Las suites de El sombrero de tres picos exigen, además de dominio instrumental, gran flexibilidad en materia de ritmo. Tras los titubeos iniciales de los violines en materia de empaste, pero con unas espléndidas maderas, el conjunto mostró precisión en momentos rítmicamente complicados como el fandango, la farruca o la jota, con brillante resultado.

Con un empaste ya más firme, la obra de Tchaikovsky discurrió entre el lirismo contendido, la efusividad y el colorido orquestal, con un Thomas atento a cada detalle. Hay que señalar, por la calidad de sus prestaciones, a los solistas de clarinete, oboe, fagot y trompa, protagonista ésta de la bella catilena del Andante cantabile tras una introducción de la cuerda grave tocada con gran sedosidad. Esa misma firme cuerda grave sustentó un ostinato extraordinario en el cuarto movimiento, llevado por Michael Thomas con energía en los ataques, con sforzandi muy expresivos, para alcanzar un brillantísimo final triunfal.

stats