Teatro a la Plancha reivindica en el Central la pasión por contar historias
'Dolores' | Teatro Central
Selu Nieto y Esther Alonso protagonizan 'Dolores. Con las alas del amor salté la tapia', tragicomedia sobre la vocación teatral
La ficha
‘Dolores’. Teatro Central. Sala B. Viernes y sábado a las 20:00. Entradas a 20 euros
Es el año 2024 y la desesperanza ha invadido el mundo. Quienes se aferraron a un sueño asumen que la vida posee el tacto áspero de la realidad; las salas de teatro han cerrado, y los actores han desistido de su empeño. Excepto José Telón Bravo-Bravo y María Josefa De los Santos, Pepe y Pepi, que antes protagonizaban concurridas actuaciones en el Aljarafe y hoy son "dos estrellas estrelladas" que subsisten "sin más escenario que el de la propia calle". En esta pareja (profesional y sentimental) se centra Dolores. Con las alas del amor salté la tapia, la obra que Teatro a la Plancha estrena este fin de semana (mañana y el sábado, a las 20:00) en la sala B del Central.
Selu Nieto, fundador de esta compañía que con sus propuestas anteriores (Los perros, La última boqueá) fue seleccionada en los Max y distinguida en los premios Lorca y Escenarios de Sevilla, y Esther Alonso, que se suma a Teatro a la Plancha con este montaje, encarnan en Dolores la resistencia de tantos actores que, a pesar de la adversidad, se niegan a abandonar su vocación. "Es el sentir de los teatreros, ese seguir adelante pese a que el mundo esté patas arriba", comenta Nieto. "A la vocación no puedes darle la espalda, porque es muy terca y te llamará por detrás", añade Alonso.
Pepi se ha dedicado al teatro "desde chica" y el hastío ha tomado su ánimo, anda "enfadada con el mundo". Pepe, por el contrario, "sigue enamorado del oficio e intenta por todos los medios que ella siga ahí". En lo sentimental, la relación se ha envenenado igualmente, y ya "no sienten mariposas en el estómago, sino náuseas" cuando se miran. Nieto, también director y autor de la pieza, ve paralelismos entre el amor al teatro y el amor de ese hombre y esa mujer. "En ambos casos, hay crisis, reencuentros... pero todo se explora a través de situaciones cómicas", dice el actor.
Teatro a la Plancha, que ha extraído un poderoso lirismo de un universo habitado por seres marginados y deformes, acompaña su sentimiento trágico de la vida de un personalísimo humor. "Pero eso es Andalucía, que siempre ha hecho comedia desde un punto de partida amargo. Eso se percibe en el Carnaval de Cádiz o en el modo en que la gente se ríe de las cosas en la calle", argumenta un creador al que han vinculado a menudo con los imaginarios de La Zaranda o Teatro del Velador. "No ha sido algo buscado. Esa atracción por lo fúnebre, por ejemplo, está en mí desde siempre: yo a los cinco años era un niño muy rarito", confiesa.
A Alonso, amiga de Nieto desde la Escuela de Arte Dramático, le conmueve la "ternura" que se esconde tras el esperpento, el cariño con que Nieto "trata a los personajes". Su compañero elogia de la actriz "que es un torrente de honestidad, en la vida y sobre el escenario". Junto a ellos, un equipo implicado al máximo, "que hace lo suyo y el triple", contribuyen a este homenaje a la vocación teatral. Aunque el mundo quede reducido a la ruina, vienen a decirnos, quedará la pasión por contar historias.
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