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Por su trabajo como cronista política en la televisión, Sonsoles Ónega (Madrid, 1977) está acostumbrada a las apariciones públicas, pero ayer la periodista se enfrentó al “directo más difícil de mi vida”, cuando recogió en el RealAlcázar de Sevilla el XXII Premio Fernando Lara de Novela, editado por Planeta y dotado con 120.000 euros, por su libro Después del amor todos son palabras. “Es el directo más difícil porque sólo lo voy a hacer una vez, porque sólo en una ocasión te conceden un galardón como este”, comentó la autora, “profundamente emocionada” porque el jurado había considerado que “la historia deCarmen, mi protagonista, merecía ser contada”.
La peripecia de esa heroína llegó a los oídos de Ónega por casualidad, “por circunstancias personales”, detalló la narradora a los periodistas minutos después de anunciarse el fallo. “La mujer de mi padre [el periodista Fernando Ónega] me habló de que conocía a unas hermanas que buscaban a alguien que escribiese, para que contaran una historia de amor de la familia”, recuerda. Ónega se hallaba “cansada”, porque había terminado recientemente su obra Nosotras que lo quisimos todo, pero concedió el beneficio de la duda a esas mujeres. “Un periodista siempre tiene que escuchar”, defendió ayer. No se equivocaba: aquel relato le fascinó. “Supuso un enorme regalo”, asegura, “el que me hicieron las hijas de Carmen. Salí de aquella casa conmovida”.
Carmen, “una mujer criada en la burguesía catalana, en un entorno que apoyaba a Alfonso XIII, en un hogar donde acogen con temor la República”, cambiará su modo de pensar tras “un matrimonio tormentoso” y la “traición” de su hermana. Estos reveses llevan a la joven a “rebelarse en un momento en el que las mujeres no se rebelaban”, sostiene la escritora. Cuando decide marcharse de casa, la protagonista coge un tren, y allí conoce a Federico Escofet, un militar de la República con el que conocería un intenso amor y el exilio, aunque vivirá también el remordimiento por haber abandonado a su descendencia.
Interesada en aquellos hechos reales, Ónega se puso en contacto con el biógrafo de Escofet, un periodista del Avui, Xavier Febrés, que había escrito sobre él siendo un jovencito. “Me preguntó que por qué me interesaba Escofet, y yo le respondí que quien me interesaba eraCarmen. Él se quedó mudo, pero unos días después me cedió unos folios deEscofet donde contaba su historia y hablaba de su amor por ella”.
Ónega dedicó el premio “a las mujeres que arriesgan y que son valientes”, y celebró que “gracias a este libro, sus hijas sabrán ahora quién fue Carmen”. En su novela, añadió, “impera el amor, está en todos los personajes. Las hijas de Carmen hablan de ella con amor; Carmen sentía, por ejemplo, amor por su hermana aunque la hubiese traicionado, y ese sentimiento prima en los papeles de Escofet”, dijo la autora en una gala a la que acudieron numerosos escritores como Sara Mesa, DanielRuizGarcía, Luis Manuel Ruiz,Félix Modroño, Hipólito Navarro, Felipe Benítez Reyes o Salvador Compán.
Como en años anteriores, la cena del Premio Fernando Lara coincidió con la entrega de otros galardones: los egiptólogos y doctores en Historia Myriam Seco y Javier Martín Martínez recogieron también en el Alcázar de Sevilla el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos, y el filólogo José Luis Ferris el Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías. Los primeros lograron el reconocimiento por su ensayo Tutankhamón en España: Howard Carter, el duque de Alba y las conferencias de Madrid, una obra en la que reconstruyen la estancia en Madrid del arqueólogo inglés Howard Carter, en 1924 y 1928, en sendas visitas promovidas por el Duque de Alba en las que el especialista británico compartió con el público sus progresos en el análisis de la tumba y el ajuar de Tutankhamón. Ferris, entretanto, autor de ambiciosas biografías de Maruja Mallo y Miguel Hernández, entre otros, fue merecedor del Domínguez Ortiz por Palabras contra el olvido: Vida y obra de María Teresa León (1903-1988), una semblanza de la escritora de la Generación del 27 que fue mucho más que la pareja de Rafael Alberti. Para Ferris, León encarna el ideal de “la nueva mujer emancipada que preconizaba la España republicana”. Tanto el Manuel Alvar como el Domínguez Ortiz, dotados con 6.000 euros, están convocados por la Fundación Cajasol y la Fundación José Manuel Lara, que edita las obras galardonadas.
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