Silvio: el músico que nació entre Hiroshima y Nagasaki
20 años de la muerte del rockero sevillano
Este viernes se cumplen 20 años de la muerte del rockero sevillano con más 'swing', un personaje irrepetible que dejó de ser un maldito para ascender al santoral laico de la ciudad
Sevilla/El autor, durante años periodista de cabecera del genial e irrepetible músico sevillano, propone aquí, justo cuando se cumplen 20 años del fallecimiento de Silvio Fernández Melgarejo, 20 temas para un long play de muerte inmortal.
1. Primero fue un estruendo
Silvio nació un 8 del 8. Ese número que volcado parece el infinito. 8 de agosto de 1945. Dos días antes, una bomba atómica caía sobre Hisroshima. Dos días después, otra destruía Nagasaki. 150.000 mil muertos. Al cumplir su primera semana de vida, el presidente norteamericano Harry Truman anunciaba la rendición de Japón y el emperador Hiro-Hito declaraba finalizada la guerra.
2. Una pelea que duró 13 años
Los transcurridos entre las dos biografías que se publicaron de Silvio. En 1991, Alfredo Valenzuela la publicó en Qüasyeditorial, con el título de la canción de Antonio Molina, Vengo buscando pelea. Empieza en 1962, con Silvio actuando en unos locales parroquiales que los norteamericanos, en pleno Plan Marshall, cedieron a la parroquia de San Roque. En 2004, con el mismo título, aparece una nueva biografía en la Fundación José Manuel Lara (Vidas Escritas), con el texto de Valenzuela y la aportación de Pive Amador, su mánager y batería. Dos libros que responden a las dos muertes de Silvio, la imaginaria y capicúa de 1991, y la real del 1 de octubre de 2001.
3. Rockero y capillita
Silvio admiraba a Manolo Cardo, el entrenador coriano del Sevilla, y a Antonio Molina (1928-1992), autor de la canción que dio título a su doble biografía. Una tarde fue a verlo al cine San Vicente. Fui testigo porque había quedado con el padre de Ángela Molina para entrevistarlo. Salió de telonero un ventrílocuo y se oyó un grito desde el patio de butacas: "¡Viva España y Antonio Molina!". Era Silvio.
4. El músico y cantante muere el primer día de octubre de 2001
Veinte días antes un comando yihadista empotró dos aviones en las Torres Gemelas de Nueva York. Esta ciudad y el rockero sevillano aparecen en la novela de Diego Carrasco El tesoro japonés. Nueva York es junto a Sevilla el principal escenario de la novela. El protagonista viene en coche desde Lisboa. "Encendí la radio, buscando música, que dicen que amansa a las fieras. Incluso me puse a canturrear La ragazza del elevatore".
5. Silvio nació dos veces
El 8 de agosto de 1945 en La Roda de Andalucía y el 16 de agosto de 1977 en Sevilla. Ese día muere Elvis Presley y el cantante decide convertirse en su reencarnación. Un mes aciago: también murieron Groucho Marx, Antonio Machín y Antonio Rodríguez Buzón. La canción Rezaré es un pregón oficioso de la Semana Santa de quien se casó con una inglesa en la iglesia del Cachorro.
6. Los que entrevistamos a Silvio siempre sabíamos el punto de encuentro
Bar ABC, que regentaba la china Rosa María Yang, junto al parque de los Príncipes. Silvio es una reivindicación de Los Remedios frente a la hegemonía popular y populista de Triana. El Greenwich Village donde coincidían Silvio, los hermanos Máximo, Benito y Josele Moreno, Luzbel, la sala Dom Gonzalo de Gonzalo García-Pelayo, la cabellería de don Curro. Un barrio con un premio Planeta (Manuel Ferrand).
7. Su escuela
Se empapó de las músicas de la base de Rota, pero las pasó por el tamiz de su fascinación por la música italiana, lo que Pive llama la Operación Mandolina. Crecido en la tierra de Trajano, su emperador fue siempre Adriano Celentano, que nació en Milán un día después que Juan Carlos I, el rey emérito, viniera al mundo en Roma.
8. Silvio es inmortal
Tomado como artista local por catetos e hipotenusas, como marginal por los amigos de la ortodoxia, su legado no deja de crecer. Rafa Iglesias no deja de hacer camisetas con su silueta. Hay una generación que decidió inmortalizarlo llamando Silvio a sus vástagos: Silvio Mingorance, hijo del periodista Jerónimo Mingorance; Silvio Herrera, hijo de Andrés Herrera Pájaro, su inseparable guitarrista; Silvio Domínguez, hijo de Julio Muñoz Gijón, el Rancio Sevillano, Raymond Chandler de palodúes y regañás.
9. Los fotógrafos lo amaban artísticamente
Gloria Rodríguez firmó el retrato que va en la portada de las dos biografías. En Fantasía Occidental, la foto de portada es de Pablo Juliá (en una abarrotada plaza de San Antonio de Cádiz); la de contraportada, de Paco Cazalla.
10. El cementerio de San Fernando se llenó de moteros para despedirlo
Los mismos que le acompañaron a La Fábrica de Colores, en la Ronda de Capuchinos, cuando fue reconocido en tiempos del alcalde Alejandro Rojas-Marcos. En el funeral, comulgamos Luz Casal, que lo sigue venerando, y un servidor.
11. Con arrimo y sin arrimo
Imaginen un festival artístico donde actuaran Rocío Jurado, Alfredo Kraus, El Lebrijano, Amancio Prada y Silvio. Tuve ocasión de entrevistarlos antes de la Expo. Están en un libro que titulé Azabache de talentos con otros nombres que ganaron el Nobel, el Cervantes, el Ondas, el Planeta o el Pichichi. Silvio y Amancio Prada cantaron a San Juan de la Cruz. Con arrimo y sin arrimo.
12. En los mítines de las primeras elecciones democráticas
Silvio acompañó a diversas candidaturas. En agosto de 1945, el mes de su nacimiento, se forma en México el Gobierno republicano en el exilio presidido por José Giral. Faltaban 30 años para que muriera Franco. En 1975, actúa por primera vez como cantante en el Aula Magna de la Escuela de Arquitectura.
13. Nadie mejora este cartel de la ciudad
"Sevilla es un conglomerado de muchas civilizaciones y culturas, una ciudad internacional pero de verdad, más de cartagineses que de japoneses. Ahí tienes la escuela sevillana, en fútbol, pero también en pintura. O en lo que tú quieras, llegan los Campanales, los Bustos, Spencer, gentes de otros países. La escuela sevillana no es sevillana, es mundial. La escuela bilbaína es una copia de la inglesa".
14. Los años de Cita en Sevilla
Junto a Frank Zappa, Joe Cocker, Nina Hagen o Ian Dury, Silvio fue una de las estrellas indiscutibles de Cita en Sevilla (1984-1991). Se le atribuye la frase "citar en Sevilla sería toda una Revolución", aunque Miky Mata mantiene que el nombre del festival procede de un acróstico del dramaturgo Ricardo Iniesta.
15. En la pantalla
Silvio fue la estrella monográfica de un programa de Música golfa, el espacio que presentaba en TVE Paco Pérez-Bryan. Se hizo en directo desde la discoteca EM, próxima a la Venta Pilín y al real de la Feria.
16. Ejemplo de tolerancia
Este sevillista incluyó en Fantasía Occidental una canción titulada Betis para poner fin a la rebelión con sordina de sus músicos... béticos. "No busques más que no hay / cuando el Rey don San Fernando / conquistó a Sevilla /ya se preguntó / dónde está mi Betis...". Está inspirada en un tema de Elvis, que murió el mismo año que el Betis ganó la primera Copa del Rey, el que nació un día antes que Adriano Celentano.
17. El Chelsea es el vigente campeón de la Champions
Y es también el nombre del barrio exclusivo de Londres donde creció la esposa de Silvio, la madre de Sammy Fernández. "Todo lo que sabía de él es que era batería y ayer descubrí que era cantante", dijo en su primera visita a Sevilla. El hijo de su Amada Invencible.
18. El canto del cisne
Fue el homenaje que Kiko Veneno y otros artistas le hicieron en su ciudad natal, La Roda de Andalucía, en el límite con la provincia de Málaga. Su padre, Antonio de los Santos, era redactor jefe del ABC; su madre, Eva Fernández, originaria de Coria, acompañó a su hijo hasta su último suspiro.
19. Sevilla tiene una calle Rockero Silvio en Los Remedios
En la Avenida Alberto Jiménez-Becerril hay un bar Silvio y en la calle Feria hubo un bar Sacramento. En la Alameda, un admirador abrió un bar con el nombre Avanti con la Guaracha, una coletilla de Silvio en sus conciertos.
20. Él y sus múltiples
Silvio y Luzbel. Silvio y Barra Libre. Silvio y Sacramento. Silvio y Los Diplomáticos. Nació un año antes que su tocayo cubano Silvio Rodríguez (1946). La veteranía es un grado. Por eso él fue sin apellidos. El mes que nació volvió Ortega del exilio. El mes que murió se produjo la rebelión de las masas, huérfanas de un icono underground espiritual y castizo que con las bombas atómicas que oyó desde su cuna se hizo una delantera stuka.
Nuestro Silvio
Por Pive Amador (batería de Silvio, mánager y productor)
Nuestro Silvio fue el mejor regalo que recibimos muchos sevillanos en la segunda mitad del siglo XX. Y es que todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y tratarlo no sólo admirábamos sus magníficas maneras como batería y cantante, sino que también nos sentíamos muy atraídos e influidos por sus maneras de pensar, moverse y comportarse, pues era el swing personificado. Silvio fue un agudo observador y un perfecto ladrón de oído que supo captar lo mejor de los mejores y destilarlo para disfrute de todos los que lo seguíamos. Y fue también profeta en su tierra porque tenía la gran virtud de unir contrarios: izquierda-derecha, Sevilla-Betis, Macarena-Triana...
Como ya escribí en un libro sobre Silvio, que hice en comanda con mi camarada Alfredo Valenzuela, una de las cosas que me gustaban de nuestro cantante es que él no era como muchos artistas que, con imperdonable cursilería, consideran muy importante que el mundo conozca sus obras. Para nada, nuestro músico no sentía la más mínima necesidad ni la obligación de ofrecer su arte al mundo. Pero como era un caballero sin caballo, como solía decir, si lo invitabas con delicadeza no tenía ningún inconveniente en regalarte su arte.
Así, por delicadeza, aceptó la invitación que le hice para que dejara la batería y se hiciera cantante, y por delicadeza, como escribió Rimbaud, entregó su vida. Una vida tan literaria en sí misma que no hay autores capaces de contarla en toda su tremenda intensidad. Y es que nadie que lo conociera podía permanecer indiferente, pues dejaba huella en cualquiera que se cruzara en su camino. Sus frases lapidarias, su generosidad, su sentido del humor, su maravillosa musicalidad y su curiosa relación con las tradiciones sevillanas hicieron de Silvio un personaje irrepetible en la historia de la ciudad.
Como dejó dicho alguien, el verdadero artista no es el que se siente inspirado, sino el que inspira a los demás. Y mi amigo Silvio pertenecía, sin duda, a esa rara especie de creadores, porque los que sabíamos mirarnos en él nos convertíamos por un tiempo en mejores artistas y también en mejores personas. Además, tenía la portentosa virtud de contagiarnos su predisposición y su capacidad para celebrar la existencia bajo cualquier pretexto. Por eso que prefiero, más que seguir escribiendo sobre él, recordar algunas de sus lapidarias frases: "La verdad, si no tiene gracia, a nadie le interesa". O "el ganador es el que tiene suerte, y el perdedor el que tiene ansia". O "todo esto de la música empezó cuando a un esclavo negro le regalaron unos zapatos viejos". O "la voz no hay que cuidarla, hay que entregarla al Espíritu Santo. Todo es cuestión de fe y de comunión". Amén.
También te puede interesar
Lo último