Silvia Márquez en clave moderna

Silvia Márquez | Clavecinista

La clavecinista aragonesa afincada en Murcia rescata el 'Concierto para clave' de Bacarisse y lo pone en relación con dos grandes conciertos para el instrumento del siglo XX, los de Falla y Poulenc

Silvia Márquez con los solistas del Concierto de Falla
Silvia Márquez con los solistas del Concierto de Falla / Jorge Guillén

La ficha

HARPSICHORD CONCERTOS

1. Manuel de Falla (1876-1946): Concierto para clave, flauta, oboe, clarinete, violín y violonchelo (1926)

2. Francis Poulenc (1899-1963): Concert champêtre, para clave y orquesta (1928)

3. Salvador Bacarisse (1898-1963): Concierto para clave y pequeña orquesta Op.124 (1962)

Silvia Márquez, clave

Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Virginia Martínez, directora (en 2 y 3)

Javier Castilblanque, flauta; Robert Silla, oboe; José Luis Estellés, clarinete; Aitzol Iturriagagoitia, violín; David Apellániz, violonchelo (en 1)

IBS Classical

Aunque es más conocida por sus desempeños antiguos como solista y fundadora y directora del conjunto de instrumentos de época La Tempestad, Silvia Márquez (Zaragoza, 1973) se acerca, después de Herbania, álbum en el que recogiera música para clave del siglo XX español, a tres conciertos escritos para el instrumento en el mismo siglo.

–Se ha convertido en una auténtica especialista en el clave moderno.

–Igual soy la única que le hace un poco de caso. No me hace mucha ilusión que me encasillen sólo en este lado del repertorio, porque me apasiona la música barroca y renacentista y todo lo que he hecho en mi vida. Pero tú no te puedes llamar clavecinista titulado y no tener ni idea de lo que se ha escrito en los siglos XX y XXI, que ha sido un montón de música. Luego te centrarás en lo que quieras o prefieras, pero idea tienes que tener.

–De las obras desconocidas que grabó en Herbania a los muy difundidos conciertos de Falla y Poulenc. ¿Qué proceso le hizo pasar de lo insólito a lo conocido?

–El de Poulenc es el concierto de clave que más me gusta, desde siempre. Es una ocasión extraordinaria para pasárselo bien con una orquesta sinfónica, que es una de las pocas oportunidades que tenemos los clavecinistas. Si tocas como continuista, sí, pero como solista hay muy poquitos conciertos. Y este es de los más audibles. Está también el de Górecki. Disfrutaba mucho antes ya de poderlo tocar con orquesta, porque no había muchas oportunidades de hacerlo, así que ahora que puedo… El de Falla lo he tocado muchas veces. Me encanta. Me parece una vuelta sobre el pasado, pero a la vez de una modernidad tremenda. Pero el paso decisivo para hacer este disco fue el Concierto de Salvador Bacarisse.

–Que estaba sin publicar…

–Exactamente. Bacarisse vivió en el exilio. No era un compositor muy estudiado. Seguramente, su obra más conocida es el Concertino para guitarra. El material de la obra estaba en la Fundación Juan March. Si se conocen poco las piezas para clave del siglo XX de los grandes compositores internacionales, imagínese las españolas, y entre ellas estaba esta para clave y pequeña orquesta. Empecé a establecer relaciones. Bacarisse vivió en París, siendo contemporáneo absoluto de Poulenc, pues murieron hasta el mismo año. Un París decisivo también para Falla. Poulenc no habría escrito su concierto si no hubiera sido por la influencia del de Falla. Y luego estaba el vínculo de las mujeres. Wanda Landowska inspiró los dos conciertos de los años 20, pero tras el de Bacarisse hay otra mujer, Jeanne Chailley-Bert.

–¿Quién la puso en la pista del concierto de Bacarisse?

–Pues otra mujer, Christiane Heine, musicóloga y profesora en la Universidad de Granada. Ella había hecho el catálogo de Bacarisse, que está en la Juan March y me habló de la obra. Me picó la curiosidad y fui a ver lo que había.

–¿Y qué se encontró exactamente?

–Pues me encontré el manuscrito de la partitura general. Y luego otro manuscrito revisado para el momento del estreno, que se hizo para la RTF en octubre de 1962. Bacarisse trabajaba en la Radio Francesa, donde había dedicado algún programa ya al clave. Debo decir que ambas partituras están exquisitamente cuidadas, con todas sus indicaciones, pero había algunas diferencias, sobre todo en la parte del clave. Y luego estaban también las partes de orquesta para el estreno, con más diferencias. Y he tenido que hacer una edición moderna para que la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, que es la orquesta con la que lo he grabado, tuviera el material correcto y revisado.

–¿Esa edición se va a publicar?

–Sí, y además curiosamente, de la Editorial Tritó me dijeron que estaban preparando una integral de la obra de Bacarisse, así que si a ellos les interesa, bien, y si no, pues la publicaré yo.

–¿Cómo está hoy el repertorio contemporáneo para el clave?

–Difícil. Lo vemos con las gafas de nuestro mundo. En el siglo XX se ha escrito mucha música para el instrumento, y, aunque sea una gran desconocida, alguna es de mucha calidad. Pero ya sabemos lo que ocurre con la música contemporánea, que tiene que pasar los filtros. Filtros muy diversos. Ahora mismo es difícil que haya música que se quede en el cajón, porque en nuestro mundo digital cualquiera puede publicar, pero ya es bastante más difícil que se lleve al escenario. Se está escribiendo mucho, y detrás hay también mujeres. Después de Elisabeth Chojnacka, que murió hace unos años, ahora trabaja en Ámsterdam otra polaca, Gośka Isphording, que está impulsando mucho la composición. Además está también el Premio Annelie de Man, dedicado a la que fue mi profesora de repertorio contemporáneo en Ámsterdam y dejó un corpus de nuevas composiciones tremendo. Es un concurso que se hace cada dos años y no es sólo para intérpretes de clave sino también de composición para el clave, y está dando sus frutos, porque se reciben muchas obras para clave solo y para clave y otros instrumentos. Este movimiento tiene mucha fuerza en países como Holanda y Alemania. Los compositores tienen a veces más interés en los instrumentos antiguos que los propios instrumentistas en hacer música de hoy. En España tenemos por ejemplo el caso de Sánchez Verdú, que escribe para clave, flautas de pico, viola da gamba… Tanto Falla como Bacarisse como Poulenc volvieron la mirada al pasado. En esa mirada al pasado, el clave es ya hoy un instrumento habitual y a muchos compositores les llama la atención y les permite mirar al pasado pero con creación nueva. Así que composición nueva hay, ahora falta que intérpretes y programadores le demos salida.

–¿Es difícil que un programador le pida esta música?

–En España es muy difícil. He hecho alguna cosa mezclando con música antigua. En algunos casos incluso me han pedido meter algo de contemporánea en un recital de antigua, pero es raro. He hecho propuestas al CNDM, que tiene y apoya festivales especializados de música contemporánea, y les asusta.

–¿Piensa seguir por esta senda del clave moderno?

–Tanto Herbania como este disco son parte del proyecto que presenté a la Fundación BBVA, por el que me concedieron una Beca Leonardo, que incluía estos discos, la edición del Concierto de Bacarisse y un documental que está por salir en torno al clave español en el siglo XX, espero que llegue antes de final de año. En ese documental se destaca el gran protagonismo de otra mujer, Genoveva Gálvez, que introdujo el clave en la enseñanza en España: fue la que ostentó la primera cátedra, en Madrid. Gracias a ella se movió la composición, y grandes maestros como Luis de Pablo, Tomás Marco o José Luis Turina le dedicaron obras.

¿Y el repertorio del siglo XXI lo tiene en mente?

–Tengo algo en mente, sí, pero también tengo en mente a Bach, que conste.

–Hábleme de sus acompañantes en el disco.

–Estoy contentísima. Grabamos el año pasado, en medio de la pandemia. Imagínese julio de 2020, recién salidos del confinamiento, con los espacios comunes del Auditorio de Murcia cerrados, y con muy poco tiempo para trabajar juntos… El registro se había pospuesto ya dos veces por otras razones y esta tenía que salir. Hicieron todos un esfuerzo enorme de concentración, incluida Virginia Martínez, que estoy contentísima de colaborar con ella, eficacísima en todo momento. El Falla lo grabamos en octubre en Granada, y qué puedo decir. El quinteto de solistas es de ensueño. Todos están en el top musical, pero además mostraron una conjunción personal extraordinaria. Yo había tocado el Concierto de Falla muchas veces y en mi vida la primera lectura fue de ese nivel. No es nada fácil el Concierto de Falla, tiene una complejidad rítmica tremenda y sacar todos esos efectos que propone Falla con la cuerda no es fácil, y desde el principio funcionó genial. Así que muy contenta y agradecidísima a todos los que participaron.

Wanda Landowska.
Wanda Landowska. / D. S.

–Hace este año el Concierto de Poulenc con la Orquesta Ciudad de Granada...

–Sí, lo hacemos en la temporada de abono en Granada y aprovechamos para llevarlo al Festival de Música Española de Cádiz.

–Volvamos a lo barroco. ¿Cuál es la situación de La Tempestad?

–Tenemos ahora dos conciertos en la Semana de Música Antigua de Logroño, uno además es un proyecto pedagógico, que me hace mucha ilusión. La pandemia ha supuesto un parón enorme, descalabro e incertidumbre, como a todos los grupos. Algunos conciertos que se cancelaron se han recuperado y otros estamos esperando, porque hay festivales que no levantan cabeza. Parece que vamos remontando poco a poco. Estaremos en octubre en Madrid con el ciclo Sabatini y luego tenemos programas pequeños a lo largo del otoño.

–¿Y su Bach irá también al disco?

–Tengo muchas ganas de meterme en Bach, sí. Si todo va bien, serán dos discos, uno como solista y otro con La Tempestad, pero no quiero dar detalles todavía.

–Serán en IBS...

–Por supuesto. Cuando encuentras a alguien que trabaja así de bien, de rápido, con esa profesionalidad y lo tienes tan cerca, sería absurdo desaprovecharlo.

EL CD EN SPOTIFY

Las mujeres y el clave

Puede considerarse a Wanda Landowska (Varsovia, 1879 – Connecticut, 1959) como la auténtica redescubridora del clave para el mundo de la composición en el siglo XX. La música antigua estaba ya en proceso de reconstrucción, pero Landowska fue más allá. Insatisfecha con las restauraciones de los instrumentos que tuvo ocasión de probar, encargó uno específico a la casa Pleyel y, aunque sin duda poco tenía que ver con los claves históricos, gracias a él se impuso en escenarios de medio mundo e inspiró el Concierto para clave y cinco instrumentos que Falla escribió en Granada entre 1923 y 1926 y el Concierto campestre, para clave y orquesta, que Poulenc escribió entre 1927 y 1928 inspirándose en el bosque de la pequeña ciudad de Saint-Leu-la-Forêt, lugar de residencia de Landowska.

En la segunda mitad del siglo XX, también desde Francia, otra polaca, Elisabeth Chojnacka (Varsovia, 1939 – París, 2017) ejerció igual fascinación entre multitud de compositores, que le dedicaron obras (entre los principales, Xenakis, Górecki, Bussotti, Donatoni, Halffter, Ligeti, Nyman, Ohana o Penderecki). En la actualidad, Ámsterdam es el lugar de residencia de Goska Isphording (Lublin, 1973), una de las principales instigadoras de la escritura actual para el clave.

En España, sin olvidar el papel jugado por la valenciana Amparo Garrigues (1903-1945), fue la recientemente desaparecida Genoveva Gálvez (Orihuela, 1929 – Madrid, 2021), primera catedrática de clave del país, la que más hizo por crear una tradición clavecinística de cuyo peso Silvia Márquez es hoy buen ejemplo.

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