Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
CULTURA
A las puertas de la Feria de Abril, Sevilla se rindió ayer a la música urbana. Con todos sus sintetizadores, autotunes, voces robotizadas y bafles a un volumen que hace retumbar el suelo y obliga a bailar hasta al más escéptico. La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) eligió este estilo para celebrar su 125 aniversario. Y montó una fiesta en el Cartuja Center CITE en la que todas las edades estaban invitadas pero, sin duda, fue dominada por la Generación Z. Esa que no tiene etiquetas y abandera causas como la salud mental o el cambio climático. Esa que trata de filmar cada fragmento que sucede delante de sus ojos y que tiene el móvil como extensión de sus brazos. Porque han crecido con él. No se puede juzgar lo evidente.
Puntual, a las 18:00 horas, se subió Ralphie Choo al escenario. Todavía no estaba la pista llena, pero las canciones del de Daimiel sonaban desde la propia entrada. Gata, Voycontodo o Máquina culona fueron algunos de los temas más coreados. Abrir un festival no es fácil, pero dejó un buen sabor de boca e hizo crecer la expectación entre la marabunta que iba entrando a cuentagotas.
Le siguió la gaditana Judeline, que abrió su actuación con En el cielo. Y con este temazo se metió al público en el bolsillo. Móviles en alto y a grabar esos versos que dicen que "Cuando abra la puertas del cielo / Allí es que me quiero morir". Después vino La pestaña que soplé y Otro lugar • despertar.
"Cuánta gente joven y bonita. Yo soy Judeline, vengo de Barbate. Viva Andalucía", clamó la intérprete antes de enlazar con una versión, algo más flamenca que la original de La tortura. Ese éxito que Shakira y Alejandro Sanz nos hicieron cantar hasta la saciedad en 2005. No todo iba a ser autotune y la barbateña tiró de raíz para versionar dos coplas nada fáciles: Tonada de luna llena de Simón Díaz y Pena penita de Lola Flores. Ambas a capella. Que no se diga que las nuevas estrellas abusan de los ordenadores. Le siguió La del rencoroso de Vatocholo que mezcló, para deleite de los millenials, con Fanática de lo sensual de Plan B. Un poco de reggaetón entre tanto trap. Ese que permite bailar y dejarse llevar. La gaditana cerró su recital con 2+1 y Canijo. Ambas coreadas hasta que se despidió de Madrid por error y, entre risas, confesó su amor por Sevilla.
Recogió el testigo Soto Asa. El ceutí abanderó el trap desde que pisó el escenario. El compositor se dejó querer por un público ávido de jaleo. De hecho, no dudó en moverse entre los asistentes que estaban en la pista poco después de cantar Si tu kiere. Por supuesto, móviles en alto para que quede constancia en Tik Tok. Volvo, Smartphone o X ti fueron algunas de las canciones más aplaudidas. “Viva Triana, arriba Los Morancos”, soltó el productor antes de defender Jugador 9.
A eso de las 21:25 llegó Ysy A. El argentino que atesora siete millones de escuchas de media mensuales. Hizo retumbar la sala y bailar a los jóvenes al son de Defilar mis penas o Toda la vida.
Por fin, llegó el turno para una de las cabezas de cartel. La granadina Zoe Jeanneau, La Zowi, hizo gala del empoderamiento más rebelde. Ese que tiene letras descarnadas. Sin fisuras. Empezó con Orgasm y fue desgranando su último álbum, La reina del sur: Bitch Feka, Chapiadora, Yo lo pongo loco o La 9. Pero también se lució con otros grandes éxitos como Yo tengo un novio, esa actualización de Toma que toma que canta con Lola Índigo, o Sugarmami. El público no quería que abandonara el escenario y ella demostró que su estilo no se puede imitar. Que la rabia de sus letras no se puede fabricar en serie.
Como plato final llegó Villano Antillano. Abanderada del movimiento queer desde Puerto Rico. Famosísima a nivel internacional por su tema con el argentino Bizarrap, la sesión número 51. La de Bayamón desplegó denuncia y fuerza desde que pisó el escenario. Así lo demuestra Vendetta, esa canción que desafía al que la ponga en duda: "Estoy activa, vamos a ver quien me reta". Y desplegó sus mejores rimas, porque a enlazar frases ingeniosas pocas artistas la superan. No hay duda de que es una de las máximas exponentes de un género que muchos consideran underground por ser minoritario. Y de eso nada. Está más vivo que nunca y ayer se adueñó de Sevilla.
También te puede interesar
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Orquesta Bética de Cámara. Concierto 1 | Crítica
El regreso de Turina a Sevilla
Lo último