Sevilla, entregada con los famosos que acuden a los Grammy Latinos
Ambiente
Numerosos sevillanos se concentran en las inmediaciones de los hoteles donde se alojan cantantes e 'influencers'
Los fans lamentan la falta de conciertos donde acudir a ver a sus ídolos
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Poco después de las seis de la tarde el cantante Pablo López sale por una puerta lateral del Hotel Radisson Collection, el que abrió la afamada cadena hotelera hace pocos años en la Plaza de la Magdalena, en pleno centro de Sevilla. Lo hace por este acceso para evitar a la veintena de personas que llevan horas esperando a ver a algún invitado a los Grammy Latinos. Se monta a toda prisa en un VTC de cristales tintados que impide conocer a los ocupantes del vehículo. Un fotógrafo se percata de la presencia del cantante y le dispara varias fotos, con el cabreo y malos modos del representante del cantautor (y pianista), que exhibe modos que rayan en la chulería más chabacana. De matón de discoteca.
El revuelo llama la atención de quienes están apostados en la puerta principal del hotel, que de inmediato corren a ver al tal López. Llegan tarde. Ahora se quedan a la espera de Antonio Orozco, el próximo cantante que se anuncia en salir. Se demora media hora. Cuando lo hace, es todo amabilidad. Saludos y fotos con las fans. Orozco deja el Radisson a la par que David Bisbal, aunque el triunfito almeriense se pone en la calle por otra puerta. Un auténtico suplicio para sus seguidoras (aquí el femenino es hegemónico), que no dan abasto con tanta carrera.
La semana de los Grammy en Sevilla evidencia, por un lado, el cambio generacional en los gustos musicales y, por otro, que hay bastante gente dispuesta a esperar cuantas horas sean necesarias con tal de ver a su cantante preferido. La otra alfombra roja, en la que el tiempo es lo de menos. Así le ocurre a Maribel, que es la segunda tarde apostada a las puertas del Hotel Querencia de Sevilla, en la Avenida de la Constitución, para ver a su idolatrado Manuel Carrasco. Ya empleó aquí medio martes cuando pudo hasta tocarlo con las manos.
Este miércoles quiere repetir experiencia. De momento, se ha llevado de regalo la actuación improvisada de Carlos Baute, quien se ha puesto a cantar con sus fans el tema Colgado en tus manos, que tan famoso hizo con Marta Sánchez en uno de los duetos más conocidos (y empalagosos) de la historia de la música.
Maribel siguió el martes a Manuel Carrasco a todas partes. Lo esperó en el Querencia, luego se fue a verlo entrar en el Alcázar y ya de noche, de nuevo al hotel. "Es tan guapo y tan buena gente", dice esta admiradora mientras toma un café de la heladería situada a su espalda, negocio que hace esta tarde su especial agosto con la espera de las fans. Hasta hay una madre que acude con sus tres hijos para ver de cerca al cantante onubense, capaz de llenar hasta la bandera por tres noches el Estadio de la Cartuja (aquel sueño olímpico de Rojas-Marcos del que Sevilla despertó bien pronto). La paciencia tiene su recompensa. Ven y disfrutan de Carrasco y Camilo, que se arrancan a cantar Salitre, su nuevo tema a dúo que ya pega fuerte. Canción de estribillo pegadizo y no demasiado sesudo. Lo justo y necesario para triunfar. Lo hacen con guitarras. Con las últimas luces del día. Un detalle muy de agradecer.
El epicentro del famoseo estos días se encuentra en el Hotel Colón. Tal es el cúmulo de personas (chavalería en mayor medida) que se concentra en sus inmediaciones que se requiere de la presencia de la Policía Nacional (con furgón blindado) y varios agentes de la Local, que regulan el tráfico en la zona. Llega un momento en que sólo se permite el acceso a la calle Bailén de los servicios públicos: VTC y taxis. La organización de los Grammy ha contratado hasta un auxiliar de servicios. De tal tarea se encarga Marcelo, a quien corresponde facilitar la entrada de cantantes y otros conocidos al emblemático hotel.
La media de edad de quienes esperan a la puerta no supera los 25 años. Marta Bonillo y Eugenia Moyano llevan desde las 11:00 a pie paradas en este lugar. Han avanzado unas cuantas filas. Ya están colocadas en primera línea de valla. Lamentan que no se hayan organizado conciertos con venta de entradas para el público en general. Hacen un repaso de a todos quienes han visto. El plumilla les pide que se los escriban, pues hay muchos que ni conoce ni sabe transcribir sus nombres. Ahí va el repaso: Laura Pausini, Kunno, Lola Lolita, Osuna, Dome Lipa, Mike Bahía, Camila, Juanes y Niña Pastori.
También aporta información Cecilia Colmenares, una adolescente hija de Óscar Colmenares, venezolano que lleva dos meses residiendo en Sevilla. "Ella pertenece a otra generación. Se conoce antes a las 'influencers' que a los cantantes míticos", asevera este padre que aguanta estoicamente las horas que la joven pasa junto al Colón para fotografiarse con cuantos famosos entran y salen del hotel. "Los empleados la llaman la wikipedia de la música, por todos a los que conoce", añade Colmenares, que surte de fotos y vídeos al cronista mediante whatsapp. Y hasta última hora, cuando baja por las escaleras del establecimiento Becky G, cantante que demostró ser poco adicta a la metáfora en el tema Mayores, especialmente cuando se refería a los tamaños en los gustos orales.
Entre las influencers que más ha ilusionado a Cecilia se encuentra Sofía Surfers, de la cual aseguran que en su oficio es la más importante de España. La benévola temperatura de la que disfruta la ciudad estos días le viene idónea a su mínimo vestuario. Un top rojo con una reducida extensión de tejido que permite que los mortales contemplen su perfecta anatomía. Surfers forma un revuelo juvenil que llama la atención de dos feligresas de la cercana parroquia de la Magdalena. Mujeres de peinado bien cardado que hacen reflexionar al cronista con su pregunta de tinte existencialista: "¿Y ésta por qué es famosa?".
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