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Sevilla Swing Festival
Diez años se cumplían desde que en la primavera del 2013 se hiciese realidad el sueño de Sevilla Swing, de aunar la música y el baile swing en un festival para nuestra ciudad. Por eso la de este año era una edición especial, una fiesta colectiva que en la noche del sábado, con los conciertos en el Teatro Alameda de Miss Maybell & The Jazz Age Artistes y la Bumpy Roof Band, terminó de una manera divertidísima, con más espectadores bailando emparejados en el espacio que había a pie de escenario que en las butacas de las gradas, para salir todos después detrás de Juli Aymí, el clarinetista de esta última banda, junto al trompetista y trombonista que le acompañaron, Julien Silvand y Carlos Santana, en una alegre fila que encabezaron hacia el puesto de merchandising de la puerta, para terminar de dar allí su concierto ante la sonrisa y las fotos de los móviles de todos los que les seguimos.
A las nueve en punto, ocupó el escenario el trío de Miss Maybell & The Jazz Age Artistes, el plato fuerte de la programación de este festival. Ella es una magnífica contralto, con una voz profunda y fuerte, que recordaba por momentos a las de Bessie Smith y Billie Holiday cuando desgranaba clásicas -y también desconocidas- canciones plenas de esencias de jazz, blues y ragtime, acompañándose de su banjo, su guitarra, o golpeando y rasgando una tabla de lavar con sus dedales de acero a la que a veces asociaba un kazoo. Charlie Judkins al piano y Brian Nalepka al bajo y la tuba, relevando también a Miss Maybell en la voz en algunas ocasiones, como en un maravilloso blues de Mamie Smith de añejos aires de los años veinte o el jovial I'm crazy 'bout my baby de Fats Waller, fueron un respaldo impecable. Miss Maybell alcanzó grandes alturas, sobre todo en los ritmos upbeat, recreando por ejemplo el Oh boy, what a girl de Eddie Cantor, o el foxtrot más famoso del mundo, Ain’t she sweet. Pero aunque ella no hiciese uso de su voz, la magia instrumental del ragtime se apoderaba de nosotros, resultando maravillosa la versión que hicieron del Avalon de Al Jolson con el clarinete solista de Juli, que se les había unido en la pieza anterior, para permanecer con ellos ya hasta el final.
Con la música de la Bumpy Roof Band la presencia de parejas se incrementó desde la docena anterior hasta las más de cuarenta que ocuparon por completo toda la zona habilitada para bailar e incluso parte de los pasillos laterales, porque este genial sexteto no paró de animarlas a hacerlo con canciones de la talla de Pennies from heaven, en una curiosa versión en francés de Julien, o instrumentales como el Easy money de Count Basie.
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