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San Pedro Penitente, un óleo sobre lienzo de Murillo que perteneció a la colección particular del más célebre de sus mecenas y se expuso por primera vez en Sevilla, Madrid y Londres en 2012 dentro de la ambiciosa exposición Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad, regresa por fin a casa. La obra, que Neve donó al Hospital de los Venerables Sacerdotes en 1685, en cuya iglesia permaneció hasta que fue expoliada en 1810 por el tristemente célebre mariscal Soult, que la llevó a Francia, tuvo durante siglos un azaroso destino. A través de herencias, ventas privadas y subastas públicas cambió de manos y paradero en diversas ocasiones e incluso la casa Christie's la publicitó en 1883 como una pintura de Ribera. El historiador Diego Angulo, maestro de maestros, estudió el lienzo y lo publicó como obra de Murillo en 1974 -estaba entonces en la localidad inglesa de Newick (Sussex), en poder de Charles Townend- pero su rastro volvió a perderse hasta que en 2005 Gabriele Finaldi, comisario de Murillo y Justino de Neve y director de conservación del Prado -que organizó la muestra junto a Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery de Londres- lo localizó en la isla de Man en la residencia del que ha sido su penúltimo propietario hasta su compra por Abengoa por una cantidad que no ha trascendido pero que se da por hecho ha sido muy elevada.
La empresa española, en un importante ejercicio de mecenazgo cultural, anunció ayer que depositará el cuadro en el Centro Velázquez de la Fundación Focus-Abengoa, con sede en el Hospital de los Venerables, adonde llegará en las próximas semanas. La labor de la directora de la Fundación, Anabel Morillo, ha sido esencial para el regreso definitivo a Sevilla de una de las obras maestras de la pintura barroca expoliadas por el invasor francés durante la guerra de la Independencia, un funesto episodio histórico que dispersó y alejó de la ciudad numerosos tesoros artísticos, siendo Murillo el pintor más codiciado debido a la temprana fama de que gozó entre los coleccionistas internacionales.
Justino de Neve, canónigo de la catedral y hombre de refinada cultura y erudición, había pedido que la obra se colocara en una de las salas del hospital para enfermos, que se fundó en 1976 y aún estaba en obras cuando este gran amigo de Murillo murió en 1685. El lienzo (212 x 155 cm.) fue alojado sin embargo en el primer altar de la derecha de la iglesia de los Venerables, donde todavía se conserva su marco con las llaves de San Pedro y el escudo papal, al igual que ocurre con el de la Inmaculada, también robada por Soult pero que regresó a España en el siglo XX para quedarse en el Prado.
En la primera pinacoteca española este San Pedro penitente será ahora sometido a un análisis científico y una meticulosa limpieza. Expertos como Benito Navarrete, actual director de Patrimonio del Ayuntamiento de Sevilla, que publicó la noticia de la donación en su blog personal, consideraba ayer que, en aras de su conservación preventiva, la obra no se reintegrará a su marco original en la iglesia sino en el Centro Velázquez de la Fundación. Allí se mostraría cerca de la Santa Rufina de Velázquez adquirida en Londres en un ejercicio pionero de colaboración público-privada auspiciado por Abengoa y el entonces delegado municipal de Cultura Juan Carlos Marset.
En esta pintura, de impresionante factura, Murillo representó a San Pedro en la entrada de una cueva, en actitud de oración y mirando hacia lo alto. A sus pies reposa un libro de gran tamaño que se relaciona con las Sagradas Escrituras. Entre los elementos iconográficos de la composición sobresale la presencia prominente de las llaves de San Pedro, en la que algunos expertos como Gabriele Finaldi han creído ver una alusión al segundo apellido de Justino de Neve, Chaves.
Por su marcado tenebrismo y fuerte contenido emocional, el lienzo expresa perfectamente el interés de Murillo por la pintura de Ribera, a quien ya había homenajeado en obras anteriores como el San Pedro que atesora el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El catedrático de Historia del Arte Enrique Valdivieso también publicó en su catálogo razonado del artista otro San Pedro penitente localizado en una colección privada de París cuya composición remite a esta obra.
El retorno a su sede original del lienzo desde el Reino Unido -acaba de recibir la licencia de exportación del Arts Council England-, dos siglos después de su dramática salida, constituye sin duda una de las noticias de mayor relieve y alcance internacional de la cultura sevillana.
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