El decorado de 'El barbero de Sevilla' de Carmen Laffón, vendido a la Ópera de Tiflis

El Teatro de la Maestranza ha vendido la escenografía de la producción El barbero de Sevilla -ideada por la artista Carmen Laffón para su estreno en 1997- a la Ópera de Tiflis (Georgia). Si se quisiera volver a utilizar en Sevilla, no tendría ningún coste para el Teatro en materia de almacenaje o alquiler de producción. Además, el contrato mantiene todos los derechos de autor para sus creadores. También ha vendido la producción de Don Giovanni, cuyo estrenó tuvo lugar en 2008.

Se trata de un movimiento "muy habitual" en los teatros que, según fuentes de este espacio escénico, "llevará el nombre de Carmen Laffón, de Sevilla y del Teatro de la Maestranza a nivel internacional" y "se vuelve a dar vida" a diferentes ornamentos que estaban guardados en un almacén. Lo único que el Teatro de la Maestranza se ha quedado es el imponente telón original del paisaje de una Sevilla decimonónica que la artista proyectó para esta obra de G. Rossini. Según explican, la propia Laffón lo retiró de su puesta en escena porque estaba estropeado e hizo una réplica que será la que parta a Georgia.

El decorado todavía permanece en Sevilla porque la Ópera de Tiflis no ha establecido una fecha definitiva para programar la obra, pero el contrato ya ha sido ratificado. Cada vez que la producción se lleva a cabo, la familia de Carmen Laffón tiene derechos de autor. Pero también su director de escena, José Luis Castro; el diseñador de su iluminación, Vinicio Cheli; la diseñadora de vestuario, Ana María Abascal o el escenógrafo Juan Suárez.

La emblemática producción se subió a las tablas de la Royal Opera House de Mascate (Omán) el pasado septiembre. Además, en 2016, el Teatro de la Maestranza celebró por todo lo alto el 200 aniversario de la presentación en Roma del Barbero con una producción, en palabras del propio José Luis Castro, "más cuidada, hasta el último detalle, que el día de nuestro estreno".

Rossini estrenó El barbero de Sevilla el 20 de febrero de 1816 en el Teatro de Torre Argentina de Roma. El rol del Conde de Almaviva lo interpretó aquella histórica primera vez el gran tenor sevillano del momento, Manuel García. La trama relata las peripecias de una pareja de enamorados integrada por el conde de Almaviva y la joven Rosina. Bartolo, preceptor de la joven, también la pretende pese a la diferencia de edad. Para evitarlo, la pareja se vale de la ayuda del barbero Fígaro, quien mediante enredos engaña a Bartolo y consigue unir en matrimonio a los enamorados.