Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Autores: Selu Nieto y Miquel Crespi. Dirección: Miquel Crespi. Intérprete: Selu Nieto. Iluminación: Jiménez Aguilar. Escenografía y vestuario: Antonio Estrada. Música: Jasio Velasco. Producción: Teresa Velázquez y Alex O'Dogherty. Lugar: La Fundición. Fecha: Jueves 17 de noviembre. Aforo: Casi lleno.
Dicen que unos nacen con estrella y otros nacen estrellados. Selu Nieto tiene estrella. Con cinco años participó en un cortometraje. Luego vinieron los consabidos cursos y, a decir verdad, tuvo buenos maestros, Gabriel Chamé, Javier Centeno y Carmen Gallardo. Con Dolores Caballero encontró el rumbo.
Menudito como es, Selu se ha hecho querer. No responde al físico de los guaperas tipo Al salir de clase o El barco pero ha encontrado su sitio en la televisión. Primero en Canal Sur, ahora podemos verlo (Hipólito) en El secreto de Puente Viejo.
Recuerdo cuando pensó que no tenía sentido seguir quejándose de lo mal que iba el teatro en Sevilla y decidió coger el toro por los cuernos. Como muchos actores andaluces voló a los dos centros culturales, Madrid y Barcelona. Al fin, eligió Barcelona y allí empezó de cero. Otra vez más cursos y clases pero ahora encaminados a una meta: formar su propia compañía.
En La gran manSana, creado con Miquel Crespi, sin saberlo, Selu Nieto homenajea a Jerry Lewis. Me consta que por edad no lo conoce.
Como suele ocurrir en las historias de clown, lo que se cuenta en este primer fruto (manzana) de Nieto es una tragedia desgarradora que se sublima a través del humor. El monólogo, intenso, furioso, tierno y descabellado de Ricardo Capdevila te hace reír pero también te enfrenta a la soledad de un chico que no encuentra su sitio, que busca con ansia el beso y abrazo del padre que no está.
La puesta en escena es impecable, imagino que la experiencia de Crespi se nota en este escenario que es una cajita de cachivaches, producto de los recuerdos de un niño. Los globos, la lluvia de purpurina y la nube recogen, con su simplicidad, el espíritu de esta obra que busca la bondad desesperadamente.
El otro día asistimos al estreno. Todavía le queda mucho recorrido a esta obra porque el monólogo de Nieto es interactivo y se nutre de los espectadores. Estoy seguro que dentro de poco se habrá enriquecido y encontrará su equilibrio. De momento nos quedamos con la enorme energía que la otra noche derrochó Selu Nieto.
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