Una historia de la guitarra
La guitarra en el tiempo | Crítica
Santiago Lara se enfrenta en su última propuesta a algunos de los toques míticos de la sonanta jonda
La ficha
'La guitarra en el tiempo'. Santiago Lara. Producido por S. L. Ayuntamiento de Jerez/Instituto del Flamenco.
Esta obra es una revisión, desde la óptica de un tocaor del siglo XXI, uno de los más brillantes de hoy, de algunos clásicos de la guitarra del siglo XX. Entre estos no podía faltar, obviamente, la rondeña de Ramón Montoya, seguramente la pieza de concierto flamenco más redonda de la historia, sin duda la más versionada, que cuenta con lecturas de Manuel Cano, Paco de Lucía, Paco Peña o Miguel Ochando, entre otros. La versión de Lara aporta dinamismo a la pieza. No olvidemos que se trata de un tocaor de Jerez, una escuela de guitarra dominada por la rapidez y el genio.
El disco sigue un orden cronológico al proponer una soleá que el Niño Ricardo fue depurando toda su vida. Es una pieza deslumbrante a la que Lara le ha sacudido todo el polvo convirtiéndola en una obra brillante, aportando luces nuevas sobre el original. Ya sabemos que Ricardo era un compositor brillante aunque sus ejecuciones, en ocasiones, fueran algo deslucidas.
Y para brillante, Sabicas y su Punta y tacón, incluida en Flamenco puro (1959) el primer álbum americano que se publicó en España del maestro de Pamplona, la primera de esas "lecciones por correspondencia", en palabras de Morente, que nos dio el maestro.
De Paco de Lucía se han seleccionado dos pieas: las bulerías en modo mayor Río de la miel, con las que abría una de sus obras mayores (todas lo son, ¿verdad?), Luzía (1998). Meterse en la piel del Paco de Lucía más deslumbrante, en el que se da un equilibrio perfecto entre las condiciones técnicas y la madurez compositiva, es todo un reto del que Lara sale airoso. Y la mítica rumba Entre dos aguas (1973), que reveló a los españoles de a pie que existía la guitarra flamenca de concierto.
Siguiendo un estricto orden cronológico llegamos a Manolo Sanlúcar y Tauromagia (1988), una de las obras mayores de su autor, es decir, de la guitarra. Lara, que ha adaptado toda la obra para su versión teatral junto a Mercedes Ruiz, ha incluido en esta obra dos piezas: las rondeñas Oración y la mítica Maestranza. A Lara no le tiembla la mano al enfrentarse a piezas que forman parte de la memoria colectiva.
El único jerezano incluido en la selección es Moraíto que, con Vicente Amigo, completa la nómina de los maestros elegidos por Lara.
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