Las 'Santas' de los grandes museos internacionales llegan a Sevilla
Los lienzos de Zurbarán procedentes de colecciones como la National Gallery de Londres, el Prado o el Thyssen desembarcaron ayer en Santa Clara entre intensas medidas de seguridad.
La correo de la National Gallery de Londres vigila escrupulosamente la colocación del lienzo Santa Margarita de Antioquía -protegido por su caja de seguridad- en la sala de exposiciones de Santa Clara. La especialista, encargada de supervisar el transporte y posterior desembalaje de la obra, no olvida preguntar por las condiciones de humedad y temperatura del antiguo cenobio, que del 3 de mayo al 20 de julio acogerá Santas de Zurbarán: Devoción y persuasión, la apuesta cultural más ambiciosa del año en la capital andaluza. Los grandes museos internacionales, debido al incalculable valor de las obras, obligan en sus contratos de cesión a que uno de sus expertos supervise personalmente la retirada del embalaje. El Thyssen y el Prado también contaban ayer con representantes homólogas para acreditar la perfecta llegada de las pinturas barrocas procedentes de sus colecciones en las que Francisco de Zurbarán dio rienda suelta a su habilidad para detallar tejidos y colores, adelantándose a los grandes modistos españoles del siglo XXI que, como Francis Montesinos -que se inspira precisamente en el lienzo de la National Gallery, en el que Santa Margarita aparece ataviada como pastora y sujetando unas alforjas-, le rinden homenaje en esta exposición con nuevos patrones creados para la ocasión y que se muestran en la planta alta.
La entrada al Espacio Santa Clara por la calle Becas estaba a las cinco de la tarde de ayer totalmente rodeada por intimidantes agentes de policía, que también tenían vehículos de vigilancia apostados en las calles laterales, como Jesús del Gran Poder. Bajo su atenta mirada y la de los técnicos especialistas fueron descargándose los lienzos procedentes de otros importantes museos, como el Bellas Artes de Bilbao o la colección Masaveu de Oviedo, que han contribuido al proyecto expositivo que comisaria Benito Navarrete, director de Patrimonio del ICAS y que fue -junto al recordado Alfonso Pérez Sánchez - el comisario de la magna muestra de 2010 El joven Murillo, la más vista en la historia del Bellas Artes de Sevilla. Precisamente la pinacoteca que dirige Valme Muñoz ha aportado ocho lienzos para Devoción y persuasión -la mayor contribución en fondos propios a la cita, promovida por el Ayuntamiento de Sevilla con el patrocinio del BBVA- en un generoso y ejemplar gesto entre instituciones de distinto color político. Son los retratos de Santa Dorotea, Santa Inés, Santa Catalina, Santa Marina, Santa Engracia, Santa Matilde, Santa Bárbara y Santa Eulalia, pintados por el obrador de Zurbarán, que constituyen una de las series más deliciosas e icónicas del Bellas Artes y fueron embalados el martes tras un mes y medio en los talleres de restauración.
En Londres, como recordaba la correo de la National Gallery, los visitantes no suelen concentrarse ante Santa Margarita, sino ante el San Francisco meditabundo que también pintó Zurbarán. La propuesta del Ayuntamiento de Sevilla ha servido a los propios expertos londinenses para admirar con ojos renovados esta obra del pintor de Fuente de Cantos y detenerse en los detalles de la indumentaria de la mártir, más propios de un modisto de las exigentes cortes europeas del XVII que de un maestro habituado al severo ambiente de los monasterios.
Aunque la unión de moda con pintura antigua no es inédita y el Victoria and Albert de la capital británica ha logrado grandes éxitos de público con esta fórmula expositiva, pocas veces se ha logrado integrar ambas disciplinas en un conjunto tan armonioso como el que podrá verse desde el viernes 3 de mayo en Santa Clara. Un mérito al que contribuyen también el elegante diseño museográfico de la empresa GPD y el trabajo de la coreógrafa Eva Yerbabuena, que hoy estrena el montaje inspirado en estas Santas que se representará en el claustro de Santa Clara hasta el domingo. Sobre una pasarela con forma de cruz griega y entre naranjos cargados de frutos, las bailaoras y músicos de su compañía, cuatro solistas de la Orquesta Barroca y la propia Yerbabuena acreditarán que las fantasías zurbaranescas son todavía, casi cuatro siglos después, fértiles motivos de inspiración.
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