Borgo | Crítica
Una mujer en Córcega
Cine
Fue el momento más comentado y aplaudido de la última gala de los Oscar. Ryan Gosling, con su interpretación del tema I'm just Ken, de Barbie, dejó una actuación ya icónica, pura historia de los premios, plagada de homenajes, mucho humor y, sobre todo, mucho descaro.
Una orquesta con 40 músicos, 62 bailarines, más de una veintena de cabezas gigantes de Barbie y el cameo de cuatro de los otros Kens de la película (Simu Liu, Kingsley Ben-Adir, Ncuti Gatwa y Scott Evans), todo ello coronado con la aparición sorpresa sobre el escenario del legendario Slash, el guitarrista de Guns N'Roses.
Una actuación que requirió de meses de trabajo y en cuya planificación participó desde el primer momento, y de forma activa, el propio actor.
De Gosling fue la idea del homenaje al número de Marilyn Monroe en Los caballeros las prefieren rubias (Diamonds are a girl's best friend), y de ahí su traje rosa con lentejuelas y la escenografía, con las escaleras y los bailarines de traje oscuro. Como explicó la coreógrafa Mandy Moore la mañana siguiente en declaraciones a Variety, "homenajeamos a las chicas candelabro con los chicos Ken-delabro".
Moore añadió que fue también a Gosling a quien se le ocurrió comenzar la actuación sentado entre el público (en concreto, tras su Barbie Margot Robbie, a la que le costaba contener las carcajadas), porque para él era crucial implicar tanto a Robbie como a la realizadora Greta Gerwig y a las actrices America Ferrara y Kate McKinnon.
Tras ese arranque en la platea, Gosling sube al escenario y dejó que el número evolucionase hasta que todo estuvo lleno de Kens (incluidos sus ya mencionados compañeros de reparto).
Aparte del intérprete, también Gerwig se involucró en esta empresa y su objetivo era implicar a todos los presentes en esta desmadre, que se pusiesen en pie y cantasen, por eso se proyectó sobre las pantallas del Teatro Kodak la letra de la canción. El carisma desatado de Gosling, recorriendo la platea e invitando a los presentes a cantar, hizo el resto.
El actor también decidió qué líneas exactas quería cantar con Emma Stone (su compañera en La-La-Land y que luego desveló, al subir a recoger su Oscar por Pobres criaturas, que se le rompió el vestido justo ahí), y hasta el beso en la mano a uno de los cámaras (hablado con él previamente y de mutuo acuerdo).
Pese a que la preparación duró meses, los ensayos fueron vertiginosos. El director musical Rickey Minor desveló que tuvieron solo "dos jornadas de seis horas para ensayarlo todo" y luego un día extra más para hacerlo con todo el mundo.
A los otros Kens (Simu Liu, Kingsley Ben-Adir, Ncuti Gatwa y Scott Evans) se les avisó apenas un par de días antes de la ceremonia, y a algunos les pilló en Londres, e incluso el propio Slash llegó a Los Ángeles el mismo domingo.
Todo salió mejor que bien, con el aplauso unánime de los presentes (que correspondieron con una sonora ovación en pie), de los medios y de quienes siguieron la ceremonia desde casa, dejando un momento que ya es, por derecho propio, pura historia de los Oscar.
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