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"La crudeza de los palos del flamenco se parece al 'techno' más oscuro"

Rocío Márquez y Bronquio | Flamenco y electrónica

La cantaora y el músico se alían en ‘Tercer cielo’, una aventura en la que comparten sus “ganas de jugar” y llegan al entendimiento desde sus diferentes registros

El disco sale mañana a la venta

Rocío Márquez y Bronquio / Lhaura Rain

Asevera de forma poética nuestra compañera Carmen Camacho, al describir certeramente el disco de Rocío Márquez y Santiago Gonzalo, akaBronquio, que la emoción se une con el pensamiento, la memoria con el deseo, en un paraíso tan frágil como rico. La obra se llama Tercer Cielo y hemos hablado con sus dos autores de todo lo referente a su concepto, desarrollo y conclusión.

-¿Por qué tiene este nombre y cuáles son los otros dos cielos?

-(Rocío) Con tercer cielo nos referimos no solo a un estado sino también a un lugar o, mejor dicho, a un no lugar entre el edificio y el campo, que puede ser un local, un terraplén, un no lugar que te deja todas las posibilidades de juego y no tiene posicionamientos tan firmes ni códigos tan marcados, cualidades tan claras en los otros dos cielos. En este trabajo hay mucho de búsqueda de permiso por parte de cada uno, de ganas de juego y de encontrarnos. El primer cielo es el que uno mismo se permite, en el que uno se da cuenta de que no se trata de si el flamenco es permisivo o no, si es abierto o no, sino del permiso que tú mismo te das. El segundo cielo es lo que te llega de fuera, lo que te va devolviendo la gente, lo que se va creando más allá de lo que tú proyectas. Cuando has pasado por el primero y el segundo y lo que tienes ya son ganas de jugar y divertirte, llegas al tercer cielo.

-Una vez me dijo usted, Rocío, hablando de cuando participaron los dos en el homenaje a Camarón del Monkey Weekend, que estaba preparando otra cosa con Bronquio para un futuro Monkey Week. ¿Cómo devino esa colaboración en este disco, cuál fue su génesis?

-(Rocío) Antes incluso de aquello de Camarón habíamos colaborado con el remix de la rondeña de Empezaron los cuarenta. El trabajo de Bronquio me gustaba mucho y me parecía muy interesante, por lo que le propuse su nombre a mi discográfica, Universal, y a él también le interesó trabajar conmigo. Lo que hizo me flipó, no me lo esperaba y me sorprendió muchísimo. Me parece genial cuando en el arte aparece una línea de la que tirar. Después, tirando de ella puede que no salga nada y es mejor volver cada uno por su lado, pero lo mejor es darse la oportunidad. Después del homenaje a Camarón, en el que yo estaba con los Motoreta’s y él en otra cosa, cada uno a sus movidas, nos volvimos a encontrar y retomar la idea de que había que pensar algo juntos. (Bronquio) Tras un café en los últimos tiempos de la pandemia nos hicimos unos planteamientos previos para asegurarnos de si el remix había sido una carta que había salido bien y ya está, o verdaderamente podíamos tener un diálogo más complejo, intenso y alargado en el tiempo para hacer algo más ambicioso. Como en la postpandemia no había conciertos y estábamos bastante libres de tiempo, empezamos a organizar lo que llamábamos residencias, en su casa del campo, a dónde yo me iba con el ordenador y los altavoces. Allí le mostraba yo mi mundo y ella me mostraba el suyo, e iban surgiendo ideas de manera muy orgánica. Así se comenzó a fraguar lo que por entonces ni siquiera iba a ser un disco y ahora sí lo es, con sus diecisiete canciones, sus directos, su vida propia, sus entrevistas promocionales…

A nivel vocal, la electrónica es una fantasía. Te da una paleta con miles de colores inesperados”

-Me interesa conocer la interacción de esos dos mundos diferentes; los referentes flamencos de Bronquio y los electrónicos, disonantes, de spoken word, de Rocío. ¿Han aplicado ustedes esos referentes en este disco?

-(Bronquio) Yo escuchaba flamenco, pero de una forma muy tangencial. No es que escuchara poco, sino que lo hacía con el oído de un oyente, no de un músico, y todas las referencias que verdaderamente he volcado en el disco me han llegado a través de Rocío. Ella me ha dado la llave y el conocimiento del alma de los distintos palos; me los ha mostrado hasta que he acabado entendiéndolos de verdad. Antes, con mis preferencias y mis gustos, pero apenas conocía un tres por ciento de lo que conozco ahora, tanto de nombres como de la manera de entender el flamenco. (Rocío) Ha sido un proceso paralelo; los dos hemos ido de la mano descubriendo lo que el otro nos iba mostrando porque, aunque él tenía interés por el flamenco y yo por el mundo de la electrónica, nunca nos habíamos sumergido en sus profundidades como ahora. A mí me llama mucho la atención que este mundo es una fantasía, que en él se multiplican las posibilidades, que puedes conseguir cualquier sonido que imagines. Y a nivel vocal amplía la paleta de una forma en que de pronto te ves con veinticinco mil colores más de los que pensabas que tenías. Él filtra y toquetea mi voz hasta un punto de no identificarme en ella; normalmente nos llevamos toda la vida intentando identificarnos en algo en lo que nos hemos reconocido y a mí eso no me interesa mucho, la verdad; lo he hecho algún tiempo, pero ahora mismo no me interesa y veo otras posibilidades que me fascinan. En ese nivel vocal he comenzado a escuchar mucho a Fátima Miranda y a Diamanda Galas, que me vuelcan el mundo vocal hacia otro lado mucho más experimental y creo que ahí el flamenco tiene una gran cantidad de nuevas posibilidades. Y si a eso le unes que la electrónica te va abriendo puertas de par en par, tenemos ya el parque de bolas a tope.

-A la hora de poner en común sus dos mundos, ¿Qué ha primado entre ustedes, el respeto o el desafío?

-(Bronquio) Van de la mano, pero sin respeto no hubiese habido disco. Yo he tirado mucho de frikadas y ruidos, pero nunca me he sentido en un posicionamiento vertical, sino que era el diálogo lo que impulsaba la efervescencia del proyecto. Sentía que íbamos de la mano en pasajes sonoros que son complejos a nivel de lectura y ejecución, pero en todos, desde los más sencillos a los más raros siempre hemos sido uno durante la producción y la construcción; luego, ya en las mezclas, cada uno tenía sus referencias y hemos tenido que llegar a entendimientos. (Rocío) Ese ha sido el único momento en el que ha habido choques. Cada uno lo veíamos de manera muy distinta y nos dimos cuenta de que los dos íbamos a tener que ceder, que estábamos muy alejados y cada uno tenía que soltar parte de lo suyo para llegar a un punto intermedio, algo que en el proceso creativo no ocurrió nunca y hubo entendimiento al cien por cien.

Bronquio y Rocío Márquez / Lhaura Rain

-En el disco hay textos de autores muy actuales: Carmen Camacho, Luis García Montero, Macky Chuca, 41V1L; también de autores antiguos: Unamuno, Lorca, San Agustín. Sin embargo, solo aparece el nombre de un maestro clásico del flamenco, Antonio Mairena…

-(Rocío) Está la canción popular que recuerda el cante de Mairena y también la debla. No ha habido una única forma de relacionarnos con las letras, por eso es tan variado el elenco. También nos hemos tirado nosotros a la piscina y hemos escrito alguna cosilla; uno decía algo y eso nos llevaba a otro lado e íbamos probando. También hay muchas letras que han mudado bastante. El trabajo de pulir todo el fondo literario ha sido de Carmen Camacho, que ha hecho el enorme trabajo que a nosotros nos daba miedo, porque no queríamos que si la parte musical nos había salido tan redonda, ahora la parte de las letras se nos cayera. Pero estamos muy felices con su trabajo y el asesoramiento de Juan Diego Martín y Emilio R. Cascajosa, los directores artísticos. Todo adquiría vida; estaba probando una base y yo empezaba a cantiñear por encima algo que había leído en un poemario recientemente y se me venía a la cabeza, y funcionaba. El primer tema, Paraíso, por su temática, pedía esa frase de Unamuno; o teníamos muchas ganas de hacer un guiño al 22, por lo del concurso de cante jondo de Granada, que estamos ahora en su centenario, e hicimos la adaptación del discurso de Lorca. Orígenes muy diversos, pero al final todo tenía mucho que ver con esa libertad y el alejamiento de los códigos del tercer cielo. (Bronquio) La elección de los escritos de Luis y Carmen, sin restarles ni un ápice de importancia a ellos, ha sido también porque sus libros los estábamos leyendo en ese momento y los teníamos muy a mano, de la misma forma en la que yo he usado instrumentalmente referencias de sonidos que estaba escuchando en esos días, por lo que nos ha salido un trabajo muy de presente, que teníamos muy a flor de piel. (Rocío) También ocurrió en el caso de Carmen Camacho que yo tenía un vínculo muy especial con ella, porque en mi anterior disco, Firmamento, había cantado a Isabel Escudero y me parece que ellas tienen una relación maravillosa, que conectaba conmigo; por eso me parecía que tenía mucho sentido contar aquí con la presencia de Carmen. Me la presentó un día Juan Diego de forma casual, no era algo que yo fuese buscando. Me gusta confiar en la vida; yo creo que la vida te va poniendo por delante, si estás dispuesta a verla, a la persona precisa en el momento adecuado. No es casual conocer a las personas, cuando pasa el tiempo te das cuenta de que debía ser así. Igual que coger el texto de Luis y descomponer su poema, con permiso suyo, claro, para todas las transiciones; que en realidad es hacer el camino inverso a lo que normalmente se suele hacer en los palos flamencos, que son como letras inconexas en el mismo palo. Aquí son las mismas letras en distintas secuencias, en distintos cortes; los mismos elementos en distinto orden.

-¿La música ha seguido un ritmo acorde al patrón de los palos flamencos? ¿De donde ha sacado usted, Bronquio, los samples de palmas, de guitarras flamencas? ¿Ha sido un trabajo de investigación o ya lo tenía en su sangre jerezana?

-(Bronquio) Todos los había escuchado, los identificaba, pero todavía no sabía escribirlos en midi, en partituras, y he aprendido a construirlos. Hay fuentes de todos lados, cajas de ritmos, sampleos de discos que tenemos y de youtubes que Rocío me ponía, verdiales de por aquí, coros de por allá; los cogíamos, y les poníamos unos loops. Los dos estamos en una contemporaneidad muy especial a nivel conceptual y nos gusta samplear, pero también hemos echado mano de percusiones e instrumentos que estuviesen grabados especialmente para la propia canción y hemos contado con Los Mellis, de Huelva, con los que estuvimos grabando palmas y jaleos en los Estudios Bola, de Gines, en lo que fue toda una experiencia. Tenemos un amigo en Barcelona, Xoan Sánchez, que ha grabado las percusiones; le pasábamos las bases y unas indicaciones y le dábamos libertad. Una vez recogidas las pistas de todos los músicos de estudio, yo las trataba como suelo hacer con los elementos de la música electrónica, pero necesitábamos en algunos cortes esa tímbrica humana, por eso la biblioteca es tan amplia.

-La electrónica está en muy primer plano en la milonga de Paraíso, las seguiriyas de las partes 1 y 3 de La piel -en la 2 un poco menos-, en los tangos de Agua, la debla de Grande; en El corte más limpio, donde no identifico siquiera por qué palo canta Rocío. Y el flamenco realza su presencia en las bulerías de Exprimelimones, la toná de La marca, el aguilando de Droga cara, ¿cómo se les ha ocurrido meter un aguilando? ¿Ha prevalecido la electrónica sobre el flamenco?

-(Rocío) Creo que el balance está bastante equilibrado. En un punto de encuentro entre la electrónica y el flamenco cabe todo lo que es popular, la fiesta, lo corporal y yo la experiencia que he tenido siempre con el aguilando ha sido con amigos murcianos por Navidad; siempre lo he escuchado por esa zona, con la gente alrededor de una mesa, improvisando letras y tirando millas con los violines; es algo muy cercano que me atrevería a decir que se puede vincular a Murcia directamente como elemento folclórico. Es verdad que, aunque acabamos en el tercer cielo, el viaje comenzó con rituales; a partir de lo que hablamos antes de fiesta, cuerpo y repetición, llegamos a Paraíso, y de ahí al tercer cielo. Y ahí el aguilando tenía que estar.

"Elementos muy primitivos del flamenco de siempre encajan perfectamente en la electrónica más pura”

-¿Hay algún palo flamenco que se preste mejor al tratamiento electrónico?

.(Bronquio) Todos se prestan bien, pero cada uno transmite una cosa totalmente distinta. Por ejemplo, los verdiales te llevan directamente a un tema ravero, porque tienen unas BPM y una velocidad leñeras, son como sevillanas hardcore; tanto era el subidón que al final metí el sonido de una moto de Jerez. La bulería, al tener el compás de doce tiempos, para una persona acostumbrada al 4x4, aunque sea festiva, llevarla al ordenador es algo complejo, sobre todo si no la tienes interiorizada; por eso, para mí la bulería se prestaba a hacer algo más oscuro, como Exprimelimones, con sonidos más misteriosos. Pero en general todos los palos se prestan; no solamente los ritmos en sí, sino que la cualidad física y la crudeza del sonido que tienen los palos del flamenco tiene mucho que ver con el techno más oscuro. El corte más limpio es un tema techno estándar, pero tiene unos taconeos que suenan a Berlín; y no hay nada que pueda ser más de Jerez que esos taconeos. Me he dado cuenta de cómo elementos de palmas, incluso de cajones, elementos muy primitivos que se usan en el flamenco de siempre, encajan perfectamente en la tímbrica y sonoridades de la electrónica más pura. Y ese ha sido un descubrimiento que pienso seguir desarrollando.

-Después del primer adelanto con Un ala rota, el segundo y definitivo para la promoción del disco ha sido De mí, la pieza más cercana al terreno que pisa Rosalía. ¿Ha sido algo buscado expresamente? Porque está teniendo un éxito arrollador.

-(Rocío) Algo así ha sido, porque la canción la ha elegido la compañía discográfica, no yo. Es un tema más digerible que otros. (Bronquio) Tuvimos una reunión y ellos, con todo el sentido del mundo, dijeron que querían sacar una cosa que se escuchase en la radio. Nosotros defendíamos Prefiero la muerte o los verdiales de Niña de sangre y nos decían que esos dos temas están muy bien, pero que eso no vende, que eso no lo iban a poner en la COPE; en cambio De mí, al ser una rumba, con los acordes típicos en la menor sol fa mí, ya tiene el ritmo y la melodía hechos al oído cultural de la gente, además de tener una letra tan sencilla y bonita como la melodía. Y por eso la eligieron.

-¿Qué opinan ustedes del fenómeno en torno a Rosalía, por cierto?

-(Bronquio) A mí me gusta. Y espero que más allá de que haga flamenco o no lo haga, su sobreexposición no llegue a la saturación. Me parece también que, en cuanto al acercamiento de la juventud a alguien como la Paquera, por ejemplo, Rosalía ha sido un vínculo muy interesante. Tenemos un amigo, Pedro Barragán, que trabaja en una escuela de flamenco y me habla mucho de cómo Rosalía ha sido un acercamiento al flamenco clásico para mucha gente que de otra forma no iba a escucharlo en su vida y ella les ha generado un interés por él. Aparte de la propia calidad que tiene con el flamenco y todo lo demás que hace, que la convierte en un reflejo y una buena representante generacional a nivel mundial, no solo español. (Rocío) Yo la admiro mucho; me parece una gran artista que ha sabido callar muchas bocas de una manera muy elegante y que ha demostrado que es posible hacer las cosas de otra forma diferente a la que pensábamos. Le tengo mucha admiración y mucho cariño y es verdad que me cuesta un poco verla con perspectiva por ese cariño. Y la experiencia que he tenido trabajando con ella me ha demostrado que es tan maravillosa como persona que como artista.

Rocío Márquez y Bronquio / Lhaura Rain

-Volviendo a la dualidad del flamenco y la electrónica ¿quiénes piensan ustedes que tienen más interés por acercarse a los otros?

-(Rocío) A mí me sorprende la cantidad de proyectos que están surgiendo ahora en la dirección del flamenco hacia la electrónica, quizás precisamente por la proyección que ha tenido todo el trabajo de artistas como Rosalía. Pero aunque este vínculo está ahora muy presente había ya gente como El Niño de Elche, que en su programa de Extrañas heterodoxias habla de ese vínculo que ha tenido la electrónica con el flamenco desde los inicios, viendo el tratamiento que la propia grabación te sugiere, los sonidos a los que eso te puede llevar, hasta el trabajo que hizo Val del Omar. El público es ahora muy abierto y está receptivo, pero en esa dirección también llevan ya mucho camino andado Los Voluble y es de justicia tenerlo presente.

-Que esta unión de músicas de raíces orgánicas y sintéticas la acepten mejor los oyentes más jóvenes parece indicar que tiene un brillante futuro…

-(Rocío) Ahora mismo hay mucha salida, mucho interés del público en este tipo de propuestas, más allá de este disco; hablo en general. Estamos en un momento en el que el público, sobre todo el joven, está muy receptivo a esto, que ya es una realidad, no es algo que haya que esperar a ver cómo va, sino que ya está pasando y es maravilloso, porque abre el abanico. Y todo lo que sea abrir es positivo. (Bronquio) Está claro que hay futuro porque ya en el pasado había unas discusiones parecidas sobre determinadas combinaciones, como en La leyenda del tiempo, que empezaron a meter ahí a King Crimson y sonoridades de ese tipo. La pregunta sería la misma entonces: ¿hay futuro con esto, o no? Y ya ves si ha habido futuro. Ahora, que nuestro disco trascienda o no, el tiempo lo dirá, pero el concepto de la unión tiene futuro.

"Una enseñanza de Rosalía es que antes nos daba miedo que nos dieran caña, ahora casi que es buena noticia”

-Al acabar ese disco mencionado, Camarón le dijo a su productor, Ricardo Pachón, que aquello estaba muy bien, pero que para el próximo volviesen a las guitarras de palo. ¿Usted, Rocío, ha sentido lo mismo?

-(Rocío) Pues fíjese que Camarón también decía que creía que no le habían entendido, que tenían que volverlo a escuchar. Ahí había un gozo por encontrar otras maneras y un genio como fue Camarón, o como lo fueron Morente y otros grandes del flamenco, compartían esa necesidad de ensanchar el campo. Y como hablábamos antes, es algo que ha estado desde el principio y lo seguirá estando, igual que seguirá estando quien lo critique, y todo está bien. Yo disfruto tanto de un recital tradicional como de una propuesta como la de El Niño de Elche, en el otro extremo, y me parece muy positivo para el género en sí que convivan en las mismas programaciones y que como artistas comuniquemos que no hay una única manera de sentir la misma cosa. Yo fui alumna de José de la Tomasa y aprendí mucho con él, aunque me llevé mucho tiempo para cantar las seguiriyas, a pesar de que cuando volvía a mi casa de las clases me pasaba la tarde escuchándolas en las voces de La Niña de los Peines, Agujetas, Maite Martín; intentaba irme de polo a polo para ver qué es lo que podía ir más conmigo y qué recursos en mí tenían más resonancia. Cuando acababa el curso y yo pensaba que no estaba preparada para cantarlas, José me dijo que ese día no me iba de allí sin hacerlo y me dio el consejo más bonito de mi vida: “por lo que yo te conozco, tú no eres persona de levantarte y pegar un portazo cuando te enfadas, sino que miras para abajo y tus ojos brillantes reflejan que estás en tu mundo; no intentes, entonces, cantar como si tu manera de enfadarte fuese la del portazo, que tú no te expresas así; mira a ver cómo sientes esto y comunícalo como lo sientes”. Al final de eso tratan el arte y la vida, de que cada uno dé lo que tenga, porque no todos tenemos lo mismo y no todos tenemos que comunicar lo mismo, ni tenemos el mismo discurso; afortunadamente, si no, esto sería un tostonazo infumable. Por eso aplaudo mucho y celebro que cada uno se permita hacer lo que en cada momento sienta.

-A Rocío ya asumimos que los puristas del flamenco la van a crucificar. ¿Cree que con usted, Bronquio, harán lo mismo los de la electrónica?

-(Bronquio) Sí, me va a pasar; pero no porque me junte con el flamenco, que es verdad que el purismo ahí es mucho más evidente y está más estandarizado, pero en la electrónica también hay puristas y ya me han criticado. Cuando estoy haciendo música tomo recursos de todos lados de manera inconsciente, de muchas culturas, de muchos países y me han criticado por la poca definición que encuentran en determinados temas que saco. Con esto seguro que va a pasar igual; me dirán “¿quién eres tú para samplear a Lole en El canto del niño?” ¿Y quién eres tú para prohibírmelo? Me da igual, porque visto lo visto, que te critiquen es buena señal. (Rocío) Esa es otra enseñanza de lo que ha hecho Rosalía; antes nos daba miedo que nos dieran caña y ahora casi que es buena noticia: si no tiene críticas malas es que el disco no es bueno.

-Poco después de la aparición del disco tendremos su presentación en directo en el Teatro Central, el 2 de junio, abriendo la programación de Flamenco viene del Sur…

-(Rocío) ¡Ay, qué nervios! Estamos muy ilusionados, porque el disco ya está cerrado y ahora se abre el directo, que está resultando otra experiencia, si no totalmente distinta, pero casi. Los dos teníamos claro que nos apetecía mucho acompañar escénicamente la propuesta musical y vocal que tenemos. En el escenario estaremos los dos solos, ocupando el espacio de una forma diferente a como lo hemos hecho hasta ahora y nos hemos servido de Antonio Ruz y Roberto Martínez para la dirección escénica y vestuario. Será otro salto a la piscina muy divertido. (Bronquio) Benito Jiménez, de Los Voluble, también está haciendo la iluminación y el sonido. Estoy muy contento con todo el equipo, pero cuando me preguntan siempre le cito porque admiro mucho a Los Voluble y todo lo que han aportado a Sevilla y especialmente a Benito, porque ese toque macarrilla que tiene él le viene muy bien a nuestro montaje.

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