'Nowhere man', o todo lo que siempre quiso saber acerca de John Lennon
Robert Rosen | escritor
El neoyorkino hablará mañana en el bar La Tregua, en Triana, sobre una biografía traducida a seis idiomas en 16 ediciones, que retrata los últimos días del Beatle
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La de mañana será una tarde muy especial en La Tregua, el trianero bar musical, porque además de escuchar en su escenario buena música en directo, vamos a tener la oportunidad de departir con Robert Rosen, el autor neoyorkino que desveló la realidad de los últimos días de John Lennon en las páginas de su libro Nowhere Man -del que habrá ejemplares a la venta-, que escribió tras ser una de las pocas personas que pudo leer los diarios personales del ex beatle. En su libro, Rosen desmitifica la figura de esos últimos años de Lennon como una persona feliz, algo excéntrico, hogareño, marido y padre modélico, que cuidaba de su hijo Sean y horneaba pan mientras Yoko Ono se ocupaba de los compromisos económicos y empresariales; perfilando en su lugar la imagen de una super estrella atormentada, encerrado en sí mismo, prisionero de su fama y de sus fantasmas personales, dejándose llevar por toda clase de desvaríos, sin preocuparse de la realidad, que le llegaba filtrada por la profusión de sirvientes que atendían cada una de sus necesidades.
El propio Rosen, con quien mantuvimos una divertida reunión, que está pasando en Sevilla estos días previos y posteriores al acto, contaba cómo llegaron a su poder los diarios de Lennon. “Yo era amigo y colaborador de Fred Seaman, sobrino de Norman Seaman, productor de algunas de las performances de Yoko Ono en el Carnegie Hall a principios de los 60. Fred era el asistente de Lennon y su mujer, Helen, era niñera de Sean cuando residían en el Dakota. Solía llamarme para contarme cómo pasaban el día y yo tomaba nota en mi propio diario. En el verano de 1980, durante unas vacaciones en Bermudas, Lennon le dijo a Seaman que confiaba en él para que su historia de esos años se contase tal como había sido, que era exactamente como él mismo había reflejado en sus diarios, por lo que unos meses después de su muerte Seaman me los trajo y me encomendó la tarea de transcribirlos para convertirlos en un libro. Pasé varios meses leyéndolos y copiándolos palabra por palabra. Tan poco tiempo tuve de descanso que Seaman se sintió obligado a ofrecerme unas vacaciones pagadas, que me tomé en Jamaica y Bermudas, haciendo algunas otras averiguaciones para el libro”. Y en este punto es en el que esta historia, digna de una película de Disney, se convierte en un thriller de misterio y traición. “A mi vuelta me encontré mi apartamento saqueado. Los diarios de Lennon, los míos propios y todas mis notas habían desaparecido. Tras denunciar a Seaman, que tenía también llave, fue condenado por robo. Cuando me repuse del shock que me produjo la situación decidí reconstruir de memoria lo que había leído, sin citar literalmente lo escrito en los diarios para no infringir los derechos de autor. Nunca recuperé los diarios de John Lennon, que volvieron a poder de Yoko y tardé 20 años en conseguir que ella, al menos, me devolviera mis propios diarios, que también habían acabado bajo su control”.
Es obvio que Rosen no es muy amigo de la japonesa, aunque tampoco tiene la opinión generalizada de que la culpa de todo la tiene Yoko Ono, ya que cree que la disolución de los Beatles “fue promovida principalmente por el hartazgo de John Lennon y prácticamente es de lo único que no puede culpársele”. Pero no esconde su opinión personal sobre ella: “Si alguien muestra tanto interés por la paz en el mundo y utiliza constantemente el eslogan Imagine Peace, lo que tendría que hacer sería promover una fundación o una serie de becas para que personas necesitadas se beneficien y puedan difundir la idea de paz por el mundo”. Llegados a este punto le reconocí ser defensor de la figura de Yoko y no he visto nunca una foto en que estuviese junto a Lennon y él no estuviese sonriendo y feliz. “Realmente es así. Lennon amaba y necesitaba muchísimo a Yoko”. Aunque esa dependencia tomase también caminos pintorescos. “Yoko inculcó en Lennon una afición desmesurada por el ocultismo. La astrología, la numerología y el tarot regían sus vidas. Cualquier decisión se consultaba según el horóscopo o las cartas del tarot. Contrataron a un hombre que se hacía llamar Charlie Swan como tarotista, que por 24.000 dólares anuales y un apartamento en New York, estaba a disposición de Yoko siempre, a cualquier hora del día o de la noche, para consultar el tarot ante cualquier decisión empresarial, selección de personal o la más mínima medida a tomar. John lo llamaba el Oráculo y sin consultar con él no se hacía prácticamente nada”. Tal era la obsesión de Yoko que -tomándome alguna libertad en la traducción de las referencias- “le consultaba nimiedades tales como si en el supermercado tenía que comprar el pan de molde original de Bimbo o el de Hacendado”.
Rosen cree que Lennon realmente pensaba que Yoko tenía poderes mágicos. “Swan había llevado a Yoko a Colombia, donde pagó a una bruja 60.000 dólares por darle el poder de lanzar hechizos. Cuando en enero de 1980 Paul McCartney iba a iniciar una gira por Japón, John se molestó porque Paul iba a alojarse en la suite del hotel Okura, de Tokio, en la que Yoko y él se quedaban en sus visitas a ese país. Le pidió a Yoko que utilizara su magia y Paul McCartney fue detenido a su llegada al aeropuerto Narita al encontrarse marihuana en su maleta. John estaba convencido de que Yoko lo había conseguido con su magia. Escribió en su diario Yoko lo ha hecho, Paul ha sido detenido y después la frase de la carta del Monopoly: Vaya a la cárcel sin pasar por la casilla de salida y sin cobrar los 20.000 dólares”.
Las relaciones entre Lennon y McCartney también están muy bien documentadas en el libro de Rosen, porque Lennon escribía directamente en sus diarios sobre los celos a McCartney, con el que pensaba que tenía una conexión mental que le hacía escuchar su música en su cabeza cada vez que éste venía a New York. “Decía que era su hermano y que estaban unidos para siempre, pero que no soportaba tratar con él. Siempre mostraba unos celos exagerados hacia McCartney, sobre todo teniendo en cuenta que Paul continuaba su vida pública y su carrera musical con frecuentes éxitos, apariciones en actos públicos, en la prensa; mientras que John vivía recluido en el Dakota. También le molestaba que exhibiera una vida familiar mejor que la suya. Mantenía una mezquina competencia con él acerca de quién tenía más dinero, más éxitos, vendía más discos. Lo único que le compensaba ahora que no estaba en activo era aparecer en la prensa cuando anunciaba que había comprado o vendido una gran propiedad o que Yoko había vendido una vaca por un cuarto de millón de dólares, por ejemplo”. Una relación absolutamente insana la de Lennon con su antiguo compañero, preocupado constantemente sobre quién de los dos era más feliz y más rico. Lennon siempre quería estar por encima de McCartney. “Eso era bueno cuando estaban en los Beatles, porque servía para que cada uno hiciese siempre una canción mejor que la del otro, pero ahora ya no. Es muy mezquino preocuparse por cosas tan inanes como que su casa tiene más habitaciones que la mía, o su coche es más grande”.
Hablando de mentes enfermas, en la vida de Lennon se cruzó fatalmente Mark Chapman, su asesino. Sobre su implicación y motivos han circulado teorías diversas y disparatadas, pero Rosen deja claro en su libro por qué lo hizo. “Chapman había perdido la razón totalmente y mostraba signos de psicopatía. Actuó solo, llevado por la envidia y el deseo de ser famoso. El libro de El guardián entre el centeno se convirtió en el timón de su vida de una forma tan irracional que él pensaba que si le disparaba a un hipócrita como Lennon iba a convertirse en el guardián entre el centeno de su generación. El libro tiene veintiséis capítulos y en cuanto matase a Lennon, Chapman pensaba que él se desvanecería en sus páginas y se convertiría en el capítulo 27”. Sobre el futuro de Lennon de no haberse producido esta tragedia, “nunca se sabe qué nos deparará el destino, pero lo que sí tengo clarísimo es que Lennon jamás hubiese vuelto a formar parte de una vuelta de los Beatles”, dice tajante Rosen.
La principal responsable de que Rosen esté en nuestra ciudad es Aida Vílchez, compañera en la vida y en el arte de Maleso, junto al que ha organizado esta velada literaria y musical, cuya génesis nos cuenta el escritor. “Conocí a Aida a través de Internet. Ella estaba muy interesada en la relación que John y Yoko tenían con Robert Browning y Elizabeth Barrett, porque creían ser la reencarnación actual de esta pareja de poetas del siglo XIX. Comentamos un post de Facebook acerca de este asunto y desde entonces mantuvimos el contacto. Aida habló también con otro amigo mío, Mike Tree, jardinero de los Lennon en el Dakota y de entre todos surgió la idea de venir a Sevilla y presentar el libro. Ya estuvimos haciéndolo en Madrid hace unos años con mucho éxito, que esperamos repetir aquí”.
Nowhere Man es el primer libro de Rosen, que nos habló también de sus comienzos y su carrera. “En 1971, todavía en el City College de New York, publicaba la revista Observation Post, sobre pornografía y rock and roll. En 1975 escribía discursos para el Secretario de la Fuerza Aérea, pero me resultaba difícil porque continuamente estaba solicitando dinero al Congreso para más armas y para promover el armamento nuclear como medida disuasoria. Terminé dejándolo y me pasé los siguientes dieciséis años como editor de revistas pornográficas, viajando por USA y Europa, organizando sesiones fotográficas. En el 2000 publiqué este libro, que ha sido traducido a seis idiomas y lleva 16 ediciones. También he escrito una historia de la pornografía, llamada Beaver Street, y un libro de memorias sobre mi niñez en Brooklyn, rodeado de ex combatientes de la II Guerra Mundial y supervivientes del Holocausto. Actualmente preparo un libro sobre mis años en el instituto, llamado Crime and Protopunk, narrando la transformación de la izquierda idealista estudiantil en el movimiento nihilista punk; el choque entre Abbie Hoffman y Sex Pistols; la difusión del lema de No Future”. Este pensamiento social y político de Rosen, unido a que estamos manteniendo la entrevista el mismo día que Trump gana las primarias de New Hampshire y se consolida como candidato de nuevo a la Casa Blanca me lleva a preguntarle cómo ve ese (no) futuro de su país. “Si Trump vence y vuelve a la presidencia, la democracia en USA estará en grave peligro. Hay un riesgo real de que vayamos hacia una dictadura fascista, algo que también sería desastroso para Europa Occidental”.
Un papel importante tendrá también Mary Lyn Maiscott, esposa de Rosen y, principalmente, poseedora de una carrera musical que nos contó ella misma: “Nací en West Virginia y vivo en New York con Robert. He publicado varios discos de rock alternativo y americana y escribo y canto canciones desde hace muchos años, la última de ellas, My Cousing Sings, está disponible en las plataformas de escucha. En 2022, tras el tiroteo en la escuela Robb de Uvalde, escribí la canción Alithia’s Flowers y fui invitada por el colegio y las familias a cantarla en el aniversario del suceso. Fue elegida Canción del Año en la emisora OWWR de Long Island. Como periodista musical y frecuente colaboradora de Vanity Fair y otras publicaciones, he entrevistado a personalidades como Linda Ronstadt, Debbie Harry, Sheryl Crow, Rickie Lee Jones y Rosanne Cash, entre otras”.
Mañana tendremos oportunidad de escucharla interpretando sus propias canciones junto a otras de John Lennon, apoyada por la Nowhere Band, compuesta por Aida, Jorge Collado, que fuese batería en Tiernos Mancebos, la banda en la que estaba Maleso, presente también en esta, además de Juan Carlos León. Ellos cerrarán este acto, de acceso gratuito, que comenzará a las siete de la tarde con un par de canciones de Lennon del dúo organizador junto a Adelardo Mora; seguirá con Rosen leyendo en castellano -ha estado ensayando con ayuda de Aida- una página del libro y un coloquio en el que la audiencia podrá hacer preguntas y debatir; y después actuará Bajo Cuerda, la banda residente de este bar de La Tregua, haciendo algunas canciones de los Beatles.
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