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Resonante producción

Crítica de Música

Pablo J. Vayón

22 de mayo 2018 - 02:34

La ficha

*** Sociedad Musical de Sevilla. Solistas: Rocío de Frutos y Cristina Bayón, sopranos; Gabriel Díaz, alto; Andrés Miravete y Felipe Gallegos, tenores; Jesús García Aréjula, barítono; Javier Cuevas, bajo. Oniria. Coro de la Sociedad Musical de Sevilla. Director: Pedro Teixeira. Programa: 'Vespro della Beata Vergine' de Claudio Monteverdi. Lugar: Casino de la Exposición. Fecha: Domingo, 20 de mayo. Aforo: Dos tercios de entrada.

Posiblemente ha sido esta la producción más importante que haya afrontado nunca la Sociedad Musical de Sevilla, un conjunto coral aficionado, pero que acostumbra a trabajar con directores y solistas profesionales de indiscutible valía. Para las Vísperas de Monteverdi, obra cumbre del arte sacro occidental, se contó con el portugués Pedro Teixeira, hasta el año pasado director del Coro de la Comunidad de Madrid, que levantó una versión coherente y más que plausible del gigantesco fresco monteverdiano.

Escogiendo tempi siempre adecuados y ajustando el equilibrio de las voces con los instrumentos, tras un arranque algo excesivo de los sacabuches, Teixeira supo manejar los volúmenes y las dinámicas con suficiente plasticidad y buscó siempre dar valor a la retórica, aunque no pudo conseguir la claridad deseable en las piezas y los pasajes de texturas más densas. En ello tuvo que ver sin duda una acústica inclemente, con una excesiva resonancia, que mezcló las voces con sus ecos, aunque también el tamaño del coro, que hace mucho más difícil el empaste requerido (fue notable de todos modos) y, sobre todo, la correcta articulación de las frases. Hubo secciones en los salmos (Nisi Dominus y Lauda Jerusalem muy especialmente) en los que faltaron acentos y consonantes hasta convertir algunas secciones en un murmullo confuso. En todo caso, dignísima labor, que en algunos números (la sonata y el himno) se completó con una escolanía de voces blancas algo tímida, pero que, cuando cantó su estrofa del himno en solitario, cumplió de sobra.

El conjunto de ministriles Oniria, convenientemente ampliado para la ocasión con violines (Leo Rossi y Raquel Batalloso) y un equipo de continuo con órgano, clave, violone, viola da gamba y tiorba, mostró elocuencia y extraordinaria capacidad para la articulación clara y el adorno justo.

Magnífico y homogéneo equipo de solistas, que elevó los motetes, bien dichos e impecablemente ornamentados, ajustados a estilo y expresivos, al rango más alto de todo el concierto.

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