La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Sabre Producciones/Impala. Autor: Miguel Delibes. Adaptación teatral: Miguel Delibes, Josefina Molina y José Sámano. Dirección: Josefina Molina. Intérpretes: Natalia Millán y Víctor Elías. Voces: Teatro E. Tamir. Escenografía: Rafael Palmero. Iluminación: Francisco Leal. Música: Luis Eduardo Aute. Peluquería y maquillaje: Chema Noci. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Miércoles, 13 de octubre. Aforo: Completo.
Otra vez Carmen Sotillo llama a nuestra puerta. La Carmen Sotillo que creó Miguel Delibes en uno de sus retratos de la España provinciana y franquista y que quedó reflejada en Cinco horas con Mario.
Esta novela, de la mano del propio Delibes, de José Sámano y de Josefina Molina fue adaptada al teatro como monólogo. La dirección estuvo a cargo de Josefina Molina. Del papel de Carmen se encargó la actriz Lola Herrera.
Lo que podría haber sido un fiasco, un monólogo de una mujer de provincias, de derechas, ante el féretro de su marido que acaba de morir, se convirtió en una obra de culto gracias, sobre todo, al texto de Delibes, un derroche de sabiduría literaria en el que el escritor vallisoletano captó la esencia absoluta de un lenguaje que se manejaba en la calle y que gracias a su pluma se convirtió en categoría literaria. Las otras potragonistas del éxito de la obra fueron dos mujeres. La cordobesa Josefina Molina y la actriz paisana de Delibes Lola Herrera.
La obra se convirtió en un revulsivo. Tomaba a la mujer de aquella época y le ponía un espejo delante para que ella misma pudiera verse.
La biografía de Carmen Sotillo coincidía con la de la mayor parte de las mujeres españolas. Mujeres que, siendo inteligentes, se vieron sojuzgadas y anuladas como personas con su propio consentimiento.
Estamos ante una mujer conservadora que no sabe que ella es la víctima y ante un marido, progresista, que se comporta como un machista.
Lola Herrera fue Carmen Sotillos durante 30 años, una dura carga para una actriz, pero que también se convirtió en uno de sus mejores trabajos artísticos.
Ahora, con el mismo planteamiento al de hace 30 años, Josefina Molina, siete meses después de la muerte de Delibes, nos presenta este clásico del teatro contemporáneo.
Prácticamente el mismo decorado, han surgido unas estanterías si no recuerdo mal, y con una iluminación que habría que revisarla. Y, por supuesto, con una nueva actriz que todavía se está encarnando en Carmen. Domina la técnica interpretativa pero todavía no le ha tomado el pulso a la Sotillo.
Millán acomete con tanta velocida la primera parte que no da tiempo a los silencios. Todo se cuenta con demasiada rapidez y no se notan los matices que, afortunadamente, aparecen a la mitad de la obra. El estreno fue hace cuatro días, es demasiado pronto, sobre todo con la sombra de Lola Herrera. Pero no tengo ninguna duda de que Natalia Millán será la Carmen Sotillos del XXI.
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