Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Cómics
La negritud más absoluta nos recibe en el prólogo de este cómic. De repente, un pequeñísimo brillo, una vida, la de una mujer, Antonia. Una puntada en ese enorme tapiz que conforma la memoria personal y colectiva, el mayor tesoro que la humanidad posee.
En esta historia un objeto tiene la mayor importancia. Una instantánea, amarillenta por el paso de los años, y que muestra a un grupo familiar que, sonriente, disfruta de un día en una playa valenciana.
Pero, ¿por qué esta foto fue tan importante en la vida de esta mujer, a la cual acompañó durante toda su existencia, siempre muy cerca de ella?
Paco Roca, el autor de este cómic, Regreso al Edén, nos va a hacer pasar a través de este momento detenido en el tiempo para llevarnos a una época ya lejana, los terribles años de la posguerra en nuestro país. Época en la que la mayor parte de la población soñaba ya no con una vida mejor, sino simplemente con poder llevarse un plato de comida a la boca todos los días.
En estos años, los 40, se centra la mayor parte de la narración. Y justo ahí conoceremos a la joven Antonia, una muchacha que vive junto a sus padres, Vicente y Carmen, y sus otros cinco hermanos.
Poco a poco los iremos conociendo, tanto a los que con el tiempo se marcharon, desapareciendo de la vida de la protagonista, como a los que compartieron con ella ese singular momento en la playa de Nazaret, y cada uno tendrá su momento, su porción de recuerdo.
Pero el autor no se conformará con narrarnos las historias de estas personas, sino que con breves pinceladas nos sitúa perfectamente en una época dura, en la que la bota militar de la dictadura había acabado con las esperanzas, ilusiones, e incluso vidas de muchos españoles, que ahora, cabizbajos y silenciosos, trataban de sobrevivir a toda costa.
En aquellos grises años, las mujeres llevaban las riendas de los hogares, y veremos como Carmen, la piadosa madre de la joven Antonia, no sólo organizaba todo los referente al hogar, sino que de paso se encargaba, a su particular manera, de educar a su hija, a la que inculcó valores y creencias (muchas de ellas, supersticiones) que la acompañarían durante toda su vida.
Y hablando de mujeres, con la sutilidad a la que nos tiene acostumbrados el autor, seremos testigos también de una lacra social que por desgracia aún perdura en nuestros días: El maltrato a la mujer, que debía callar y obedecer a su marido si no quería recibir una injusta y brutal paliza.
Pero el tema más importante que se trata en este cómic es el de la memoria, el recuerdo, y como estos pueden ser acomodados, transformados en algo que tal vez no fueron, regresando a esos instantes ¿tal vez felices? una y otra vez a lo largo de nuestra existencia. Momentos que, como en los de la vieja fotografía, eran felices. O tal vez no tanto, quién sabe.
Paco Roca, como ese gran autor que es, vuelve a dar de pleno en la diana, y con esa aparente facilidad que le caracteriza como narrador, nos desgrana a través de saltos en el tiempo y los recuerdos, la historia y vida de esta mujer, Antonia.
Y lo hace demostrando, para todos aquellos que aún nos se hayan percatado de ello, de las casi infinitas posibilidades del cómic como medio narrativo, experimentando con nuevas soluciones visuales que nos introducen en una historia que no por cotidiana es menos interesante. Y todo lo que hay tras esta foto lo es, os lo puedo asegurar.
Tal como ya hizo en La casa, Paco Roca regresa al mismo formato, el apaisado, al que saca todo su partido, llevándoselo a su terreno y convirtiéndose en una herramienta narrativa más (como ya podréis comprobar en el prólogo y epílogo…).
Con un estilo de dibujo totalmente reconocible, Paco se adentra en otros terrenos gráficos para narrarnos (tal como Carmen hizo con su hija) la expulsión de Adán y Eva de ese Edén con el que Antonia soñará durante toda su vida, un lugar feliz al que regresar y que tan solo existió en su memoria.
A estas alturas creo que es innecesario remarcar que Paco Roca es nuestro autor de cómic más internacional, poseedor de numerosos galardones por su obra, que ha sido traducida a innumerables lenguas y que, una vez más, vuelve a emocionarnos con una historia muy personal para él.
No puedo pensar en una mejor manera de recordar, siempre recordar, a esta mujer tan importante en la vida del autor. Y sobre todo realizando un ejercicio de memoria, rellenando huecos que habían permanecido en blanco y mostrándonos la verdad tras esa foto que fue tan importante en la vida de la protagonista.
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