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La Real Maestranza de Caballería se quedó pequeña para acoger tanto arte y tanta afición

Artistas y políticos acudieron al encuentro con el cantaor más solicitado del panorama flamenco

Charo Ramos / Sevilla

16 de septiembre 2010 - 05:00

No compareció Diego Carrasco para acompañarle en Alfileres de colores pero Jerez y sus titanes, comenzando por el guitarrista Moraíto Chico, arroparon con fuerza toda la noche al cantaor más solicitado del momento. Y también Utrera, con tantos guiños a Fernanda, Bernarda y Bambino. Y Triana, con esa espectacular Esperanza Fernández vestida de rojo en su aparición sorpresa en La leyenda del tiempo. Aunque en los tendidos y sobre la arena tampoco faltaron amigos, compañeros y cabales, como la maestra del baile Matilde Coral, la cantante Pasión Vega, el productor Ricardo Pachón, el torero Curro Romero, el Defensor del Pueblo José Chamizo y un sinfín de consejeros que demostraron lo mucho que le gusta al equipo de José Antonio Griñán -que también acudió a la cita- el arte jondo.

Los que estaban dentro no se acordaron de que este espectáculo -que para muchos espectadores ha sido el mejor concierto inaugural de la Bienal en sus 30 años de trayectoria- iba a ser originalmente gratuito y en la Plaza de San Francisco. Sí repararon en ello los centenares de aficionados que se quedaron sin poder escuchar a su ídolo y que seguían apostados frente a la Puerta del Príncipe dos horas y media después, cuando Poveda entonaba ya La vida por delante, copla basada en el poema de Gil de Biedma que cerró este desmesurado y antológico repaso por la historia del cante. Es imposible citar aquí a todos los que participaron en una noche inolvidable y dieron lo máximo, comenzando por Estévez. Cumplieron también un excelente papel los jóvenes músicos de la Orquesta Joven de Andalucía (OJA), esa formación que tan bien dirige y prepara Michael Thomas.

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