Rafael de Cózar murió por asfixia tras intentar apagar el fuego de su casa
Los Bomberos hallaron al escritor en la habitación de su hija junto a un extintor, prueba de que había procurado sofocar el incendio.
No habían dado aún las nueve y media de la noche del viernes cuando los vecinos de Rafael de Cózar oyeron un fuerte golpe, como si se hubiera derrumbado una estantería en la planta alta de la vivienda del escritor, en el número 42 de la calle Severo Ochoa, en el centro de Bormujos. A ese primer ruido le siguieron otros, cuatro o cinco golpes más. A partir de entonces comenzó a salir humo de la segunda planta de la casa, una construcción diseñada por Aníbal González y que respetaba aún los techos de madera y la estructura original.
Al notar que entraba humo en su casa, la vecina de al lado llamó a su marido, que estaba con sus hijos en un campo cercano atendiendo a un caballo. El hombre volvió a toda prisa creyendo que el fuego era en su domicilio. Subió toda la calle corriendo y pidiendo auxilio a gritos, pero todavía lamenta que fueran muy pocos los que le hicieran caso y se acercaran. El vecino intentó entrar. Su casa se comunica con la del escritor. "Era imposible, había muchísimo humo, un humo negro que se te metía dentro en cuanto te acercabas. Si hubiera entrado estaría muerto también".
Los Bomberos tardaron más de veinte minutos en llegar, cuenta. Antes lo hicieron policías locales de Bormujos, que tampoco pudieron entrar en la casa. Casi a la par llegó también Natalia Turrión, la esposa de Rafael de Cózar, que regresaba de hacer la compra en un supermercado de la cadena Mercadona situado cerca de la vivienda. La mujer aseguraba que su marido debía estar en la planta baja porque ella lo había dejado en la cocina preparando la cena poco antes de las nueve, cuando salió.
Cózar, de 63 años, no estaba en la cocina cuando se originó el fuego. Las llamas le sorprendieron en la planta alta. O quizás subió a intentar apagarlas y se vio atrapado por ellas y por el humo y ya no pudo bajar. Los Bomberos hallaron junto a él un extintor, prueba de que el escritor intentó sofocar el incendio. Rafael de Cózar fue encontrado por los Bomberos en la habitación de su hija, que cursa estudios en Inglaterra y que ayer tomó un vuelo desde Londres para asistir hoy al entierro.
Los Bomberos sacaron al escritor a la calle y durante más de media hora fue atendido in situ por un equipo del servicio de emergencias sanitarias del 061. "Hubo un momento en el que uno de los sanitarios levantó el pulgar, como indicando que lo habían logrado reanimar", relata uno de los testigos. Pero debió ser sólo un instante. Cózar había inhalado demasiado humo y los médicos sólo pudieron finalmente certificar su defunción.
Aunque en un primer momento se apuntó que había explotado una estufa en el interior de la vivienda, ésta es sólo una primera hipótesis de lo ocurrido, ya que la Guardia Civil todavía no ha podido inspeccionar la planta alta de la vivienda. Los Bomberos han aconsejado que no se entre en ella hasta que esté apuntalada porque corre el riesgo de que se derrumbe la estructura. Por ello, todavía no hay una certeza clara de cuál fue el foco del incendio. Un equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación.
En cualquier caso, lo que sí parece claro es que la gran carga térmica que había en la vivienda aceleró la combustión. Cózar tenía una gran biblioteca en su vivienda y cientos de libros ardieron con rapidez. Los techos de la casa son de madera, ya que se había respetado la estructura original del edificio tal como lo concibió Aníbal González. No ha sido ésta la primera vivienda del padre del regionalismo que ha ardido en Bormujos. Otra casa diseñada por él se incendió hace unos años y en ella falleció una mujer.
Los Bomberos no quisieron arrojar demasiada agua sobre la vivienda para no perjudicar la estructura del edificio y no alterar tampoco el escenario sobre el que tendrá que investigar la Guardia Civil. De ahí que durante la mañana de ayer tuvieran que regresar al edificio al comprobar que seguía saliendo humo de su interior.
El Ayuntamiento de Bormujos ha decretado un día de luto por la muerte del poeta. El concejal de Seguridad Ciudadana, Pablo Murillo, acudió ayer a la casa de Rafael de Cózar. Uno de los vecinos le recriminó la falta de colaboración ciudadana que hubo el día anterior.
Los restos mortales de Rafael de Cózar permanecieron durante todo el día de ayer en el tanatorio de San Jerónimo, donde también le fue practicada la autopsia. Será incinerado en la mañana de hoy, tras un responso que tendrá lugar en la capilla de este tanatorio a las 10:45.
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