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Son muchas las interpretaciones y lecturas que brotan –quizá sea esta la palabra oportuna- de la exposición Profundis, de Delcy Morelos, un proyecto que se inauguró en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y que podrá visitarse hasta el 9 de marzo de 2025. Aquellos que acudan a la muestra de la artista colombiana observarán un elaborado tributo a la naturaleza -a la Madre Tierra- que es simiente para reflexionar sobre uno de los principales temas de este proyecto, la relación entre América y Andalucía, en este caso ejemplificada con una recreación de las semillas que Cristóbal Colón nos trajo de sus viajes al Nuevo Mundo –semillas de tomates, patatas, cacao, pimientos-.
En la inauguración de Profundis intervino el consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal, además de la directora del CAAC, Jimena Blázquez, quien en esta ocasión ha sido también la encargada de comisariar la propuesta de Morelos. “Profundis es una experiencia que no deja a nadie indiferente”, indicó Blázquez sobre un proyecto que consideró “muy importante”. Bernal calificó la exposición como “una experiencia sensorial” y señaló la similitud entre este trabajo de Delcy Morelos y los “cantes de ida y vuelta”, esas músicas que son un testimonio conocido de la influencia cultural del continente americano en Andalucía.
Profundis ahonda en las raíces de nuestra cultura, en ese sustrato de América que constituye buena parte del acervo cultural de Andalucía. Pero esta muestra también es un relato que describe el lugar que ocupa la naturaleza –el campo, la tierra- en un contexto actual, urbano, industrial. Delcy Morelos nos invita a prestar atención a la agricultura, a la importancia de la labor agraria, al fruto que crece de la semilla que se planta, cuidamos y nos alimenta. Profundis es una exploración a la vinculación entre América y Andalucía, y es un discurso sobre todo lo que germina de esa vinculación, que naturalmente nos nutre y nos enriquece. En todos los sentidos.
La atmósfera del antiguo Monasterio de Santa María de las Cuevas –la capilla, el refectorio- contribuye al carácter sacro que Delcy Morelos concede a la tierra, a la naturaleza. “Profundis es una iglesia dentro de una iglesia”, explica la creadora. En la muestra por tanto se venera a la Madre Tierra, representada en dos grandes bloques de tierra que recrean un útero y que ocupan el interior de la iglesia del antiguo monasterio. Tras ello contemplamos un inmenso manto de color amarillo, hecho con albero de Sevilla, que evoca lo que nace, lo que emerge, lo que se concibe en el interior de la naturaleza. Morelos nos enseña primero la profundidad, es decir, la raíz, la semilla –todo ello en un color oscuro, terroso-; para después narrar, desde tonos claros, luminosos, lo que produce esta raíz, estas semillas, que es la vida.
Esta tierra que vemos en Profundis ha sido cultivada por agricultores andaluces y en el montaje han participado alumnos de la facultad de Bellas Artes de Sevilla –Daniel Bilbao, su decano, estuvo presente en la inauguración de la muestra-. Delcy Morelos apuesta así por los “materiales locales” y de este modo reivindica la figura de “lo local”, que ha sido uno de los intereses de la artista colombiana a lo largo de su carrera. Es este por tanto un trabajo conjunto, de comunidad, tanto en su fondo como en su forma, tanto en el planteamiento como en la ejecución, tanto en la idea como en la manera que esta se ha tratado.
Profundis, de Delcy Morelos, es una muestra sobre aquello que somos capaces de construir cuando sumamos, ya sea en los grandes acontecimientos de la historia, los viajes de Cristóbal Colón a América, como en el cultivo, local y cotidiano, de la tierra por parte de agricultores andaluces. En ambos contextos la naturaleza ha estado presente. Germinando y nutriendo la historia universal o la mesa de nuestra casa. Con estas palabras definió Jimena Blázquez la muestra: “Un lenguaje común que desarrolla los ecosistemas”. Ahí queda casi todo dicho.
Con Profundis, el legado de Colón regresa al lugar en el que estuvo enterrado y en el que, según la leyenda, plantó un ombú –planta característica en zonas de Argentina, Brasil o Uruguay-. Delcy Morelos retoma esta historia para, seis siglos después, volver a plantar aquellas semillas –de cacao o de tomates- que el descubridor nos trajo. Con ellas florece todo un discurso en torno a nuestra cultura, pasada y presente, que converge en la defensa de la Madre Tierra, de su fertilidad, de su riqueza. La artista colombiana, señalan desde el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, “reaviva el diálogo con la madre tierra y confronta a los espectadores con la urgencia de cuidar y respetar la tierra”. La naturaleza como “valor femenino y ecológico”, concluyen.
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