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Los Premios Max reconocen la excelencia artística del Central

Los profesionales españoles conceden al espacio de la Cartuja el galardón a la Contribución a las Artes Escénicas por su "magnífica programación" durante sus más de 20 años de historia.

1. 'Delicadas', de Alfredo Sanzol, uno de los dramaturgos españoles por los que ha apostado el Central. 2. 'Los que ríen los últimos', de la compañía jerezana La Zaranda. 3. Sidi Larbi Chekaoui, bailando 'It', una pieza coreografiada por Wim Vandekeybus.
Francisco Camero / Sevilla

08 de mayo 2014 - 11:00

"No existe el público", suele decir Manuel Llanes, el responsable artístico del Teatro Central desde su nacimiento en 1992; "existen los públicos, y una ciudad tiene que dirigirse a todos". Por cuidar y respetar al suyo, al que está interesado en conocer los frutos de los creadores más inquietos, estimulantes y en no pocas ocasiones arriesgados de su tiempo, que es éste, el teatro de la isla de la Cartuja fue reconocido ayer con el Premio Max a la Contribución a las Artes Escénicas 2014 por "su magnífica programación de artes escénicas contemporáneas", según anunció el comité organizador de estos galardones que cada año desde 1998 organiza la Fundación SGAE. Llanes recogerá el premio en nombre del teatro el próximo día 26 durante una gala que se celebrará en el Teatro Circo Price de Madrid.

La noticia, que lo sorprendió de camino hacia una clínica dental, le suavizó el trance, reconocía ayer Llanes entre risas, exultante. "Nosotros hemos apostado siempre por una política artística progresista y ahí están nuestros abonados, con su fidelidad, para ratificarlo. Los espectadores, los creadores que han hecho muchos esfuerzos en los últimos años, por ejemplo rebajando sustancialmente sus cachés, la prensa que nos ha apoyado, los trabajadores del teatro desde el primero al último: todos hemos empujado mucho para esto", dijo el programador del Central, así como de los espacios hermanos de Granada (Alhambra) y Málaga (Cánovas).

Llanes se mostró especialmente contento por el reconocimiento a los gestores, que hasta ahora había sido "prácticamente inexistente", a pesar de que en el contexto actual, inevitablemente marcado por los presupuestos menguantes y la angustia económica, el compromiso y el rigor de estos profesionales son más necesarios que nunca. También celebró el carácter nacional del premio: "En este país es muy difícil conseguir atención fuera de Madrid y Barcelona. No ya en Andalucía; en Valencia, en el País Vasco, dond sea... Por eso es importante este premio, porque desde Andalucía ofrecemos propuestas nacionales e internacionales, que en muchos casos no van a Madrid ni Barcelona, que de hecho vienen al Central porque es a donde desean venir. Siempre lo decimos: el Central es escena nacional, pero además ahora, con el Max, tenemos la sanción definitiva a estas palabras. Y eso es fantástico para todos".

Así lo sintió el titular de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, a la que corresponde la gestión del teatro. "Estamos felices y agradecidos", afirmó Luciano Alonso antes de poner el acento en el "importante esfuerzo de la Junta de Andalucía en tiempos de crisis para mantener tanto la calidad artística como el volumen de la oferta". El consejero elogió además al Central en su condición de "motor de aquellas propuestas escénicas andaluzas que, por lo arriesgado de su estética, se visualizan más a nivel nacional al ser presentadas con sus homónimos nacionales e internacionales".

Son las famosas sinergias a las que se refiere con frecuencia el director artístico del teatro, que se ha caracterizado por establecer alianzas duraderas con las compañías más interesantes y arriesgadas tanto de Andalucía como de España y del resto del mundo, hasta el punto de que puede hablarse de compañías y artistas que conforman "la escudería del Central", de nuevo en palabras de Llanes. Invitado a destacar algunos hitos de estos más de 20 años, Llanes, "para que no se enfade nadie", escoge "uno andaluz", la celebración en 1998 del vigésimo aniversario de La Zaranda con dos obras -Vinagre de Jerez y Cuando la vida eterna se acabe- en la misma semana; "uno nacional", la trilogía de Alfredo Sanzol -Risas y destrucción, Sí, pero no lo soy y Días estupendos- puesta en escena durante un mismo día de enero de 2011; y "uno internacional", otra trilogía -Le jardin, Le salon y Le sous sol-, esta vez la de la compañía belga Peeping Tom, representada íntegramente el 8 marzo de 2009.

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