Poetas y otros pájaros

Contra Ediciones se presenta con sendas obras sobre Nick Drake y Stephin Merritt y las entrevistas más jugosas de Neil Strauss.

Francisco Camero

11 de abril 2012 - 05:00

Tarde o temprano comprendemos que las cosas que nos alegran el camino hay que hacerlas a pesar de todo. Se adivina esa pasión en Didac Aparicio, que tras su paso por Intermedio, sello especializado en la edición en DVD que tiene por costumbre mimar y tratar con respeto a los amantes del cine, regresa ahora al frente de Contra Ediciones, cuyo catálogo estará dedicado a la música, el deporte y la cultura popular. El mundo ha cogido la manía de acabarse cada día y en ese mundo la industria editorial lleva tanto tiempo zozobrando que se ha ganado su derecho a sufrir un apocalipsis propio, con sus condiciones específicas. Y sin embargo: ¿importa más esta agonía o el hecho de que siguen existiendo libros interesantes y lectores dispuestos a leerlos? Pink Moon. Un relato sobre Nick Drake y Stephin Merritt & The Magnetic Fields. The Book of Love fueron las primeras respuestas de Contra, obras editadas con cuidado, gusto por el detalle y además, en estos dos casos, con el bonito guiño cómplice de su apariencia discográfica.

Todavía hoy, tanto tiempo después, Nick Drake representa una incógnita turbadora en muchos aspectos. Las extrañas circunstancias de su muerte con sólo 26 años, causada por una sobredosis de antidepresivos no se sabe si accidental o premeditada, contribuyeron al nacimiento de su leyenda de ángel trágico e impenetrable, reforzada por la poesía oscura, emotiva y preñada de existencialismo de sus canciones. Su complicadísima, inimitable y envolvente manera de tocar la guitarra, cristalina y sin embargo densa; su magnética voz, que muchas veces más que cantar parece planear suspendida en el aire; su poderoso influjo sobre tantos y tantos músicos que se renueva de generación en generación -ahí está uno de sus discípulos, Nacho Vegas, firmando el prólogo, rendido a sus pies-; todo señala al cantautor inglés como un músico rigurosamente genial, por mucho que sus coetáneos por lo general no llegaran a conectar con la belleza arrolladora, frágil e hiriente de su música. Gorm Henrik Rasmussen recorre en el libro la vida del músico y el resultado es un texto un tanto deshilvanado -fruto quizá de la reescritura de la obra, publicada en Dinamarca en 1986- pero que gana fuerza y hondura cuando se centra en dejar constancia de su vinculación sentimental con los tres discos que dejó Drake, Five Leaves Left (1969), Bryter Layter (1970) y Pink Moon (1972). Quedan en la memoria, por ejemplo, sus emocionantes encuentros con los padres del malogrado, o su descripción del descubrimiento de Drake, esos momentos de vibración en el fondo imposibles de comunicar yque a él le llegaron en un escenario casi improbable de tan propicio: en la casa de un amigo en el bosque, en la quietud de una noche que luego rompió en tormenta y fragor de ramas de árboles.

El libro contiene además las letras de todas sus canciones en versión biligüe, como ocurre también en Stephin Merritt & The Magnetic Fields. The Book of Love. En este caso los versos del creador neoyorquino ocupan la mayor parte del volumen, que cuenta no obstante con una completa introducción de Kiko Amat, que se aplica a la tarea con el espíritu militante, la erudición pop y los puntos de vista oblicuos y juguetones que suelen encontrarse en los escritos musicales del barcelonés. Amat llega a comparar a Merritt -el hombre tras Future Bible Heroes o The Gothic Archies pero por encima de todo el responsable de las gemas pop de The Magnetic Fields- con Johnny Mercer, Cole Porter, George Gershwin "o cualquier otro del Great American Songbook de los 30 y 40". Se comparta o no tamaña afirmación, no hay más que escuchar 69 Love Songs, su obra cumbre, unida ya para siempre, y con toda justicia, al adjetivo ambicioso, para apreciar el extraordinario talento y la afilada sensibilidad de este cronista del amor y sus catástrofes; su modo preciso e irónico, mundano y elegante, alto y bajo en su interminable juego de registros, de manejar un bisturí que siempre está rondando el corazón.

Entre los primeros lanzamientos de la editorial se cuenta también Todos te quieren cuando estás muerto, una estupenda selección de entrevistas de Neil Strauss, crítico musical de Rolling Stone, The New York Times y Village Voice. Con pases rápidos, cortitos y al pie, es decir, con una prosa periodística americana por los cuatro costados, que encuentra su grandeza precisamente en la ausencia de pretensiones que no sean contar algo y contarlo bien y claro, Strauss se revela como un entrevistador formidable, siempre capaz de sortear la retórica promocional de los artistas y extraer de sus interlocutores confesiones que sin duda no figuraban en su rutinario guión previo. Se trata de un libro divertido o abiertamente hilarante -para la antología de las antiestrellas (involuntarias) del rock quedarán las palabras de los miembros de Incubus sobre el homoerotismo latente en el grupo- y bastantes veces sorprendente por la sinceridad descarnada que logra de los entrevistados, ya sean Christina Aguilera, Eric Clapton u Omar Rodríguez de At the Drive-In. Strauss no sólo alterna con habilidad los tonos -desde el macarra hasta el reflexivo- sino que además demuestra poseer una imaginación realmente estimulante, como cuando se dedica a averiguar el paradero de las figuras del Museo de Cera de Nashville, desperdigadas en los lugares más insospechados tras el cierre por ruina total de ese negocio, una manera como cualquier otra de hablar de cómo una ciudad ningunea y finalmente olvida su impresionante legado musical.

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