Poesía gráfica
Cómics
Poémic. Laura Pérez Vernetti, Ferrán Fernández. Luces de Gálibo. 64 páginas. 9,50 euros.
La relación de Laura con la literatura viene de largo. En su dilatada trayectoria, comenzada en 1981 en las páginas de la mítica revista El Víbora, hay lugar para adaptaciones de textos de Borges, Jung, Kafka, Maupassant o De Quincey, entre otros. Al respecto del difícil arte de trasladar la literatura a viñetas, me viene a la cabeza el maestro Alberto Breccia, cuyo trabajo sigue siendo canónico, y encuentro cierta relación entre este y la poética radical de Laura. Ambos toman el original como punto de partida de una investigación formal que ofrece al lector nuevas e inesperadas sensaciones. El texto se convierte en el elemento director de un grafismo que es absolutamente protagonista. En el caso de Laura, sus versiones son libres, mutantes, adaptadas a cada situación, pero caracterizadas siempre por una gran potencia visual y un sabio uso de la elipsis. Si el oficio de la adaptación al cómic consiste en escoger qué imágenes son las más adecuadas para comunicar la narración, Laura prefiere dibujar aquellas que mejor transmiten su propia intención como artista. Como ejemplo de todo ello, recomiendo la lectura del hermoso recopilatorio Las habitaciones desmanteladas (De Ponent, 1999).
Más recientemente, Laura ha centrado sus pesquisas literarias en el aún más difícil ámbito de la poesía. Y lo ha hecho con libros tan soberbios como Pessoa & cía. y El caso Maiakovski, ambos publicados por Luces de Gálibo, que son auténticas luminarias en el panorama de la historieta, y que pueden comprarse con los ojos cerrados. Siguiendo en esta línea de poesía gráfica (como complemento antagónico de la novela gráfica), la artista presenta ahora Poémic, cuyo título es ya suficientemente significativo. Se trata de un conjunto de adaptaciones al formato de tira cómica (en páginas de dos y tres viñetas) de algunos versos del poeta y editor Ferran Fernández (Barcelona, 1956). Servido con la elegancia habitual de Luces de Gálibo, el feliz experimento es una novedad y una delicia. Mi enhorabuena para Laura y, sobre todo, para sus lectores.
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