"La música es la voz de Dios"
Pepe Romero. Guitarrista
Con 75 años recién cumplidos, el guitarrista Pepe Romero pasea por Alemania, en compañía de la ROSS y John Axelrod, la música de Rodrigo, Moreno Torroba y Sabicas
Tras su exitoso debut en la aún reluciente Elbphilharmonie de Hamburgo el pasado martes, el día en que la gira de la ROSS pasa por Colonia resulta duro, por los viajes y la exigencia de los horarios, pero Pepe Romero (Málaga, 1944) no deja de mostrarse amable y sonriente durante esta entrevista que tiene lugar entre el hotel donde se ha retirado a descansar unas horas y el autobús que lo lleva, junto a los miembros de la ROSS, a la Kölner Philharmonie, el auditorio en el que esta noche continúa su gira alemana de todos los años.
-¿Cuántos años ya?
-Pues si tiene en cuenta que mi primer concierto lo di con 7 años, figúrese. Y si tomamos desde la fundación de nuestro cuarteto, han pasado ya sesenta años. Toda una vida.
-¿Y por Alemania?
-La primera vez fue en enero de 1970, y desde entonces no he dejado de venir. Al principio era cada dos años, luego cada uno. Ya llevamos muchos años que venimos. Yo vengo siempre, o con el cuarteto o solo. No falto.
-Y esta vez ha sido con una orquesta española. ¿Se nota la diferencia?
-Para celebrar mis 75 años qué mejor que un programa español con una orquesta española, además la de Sevilla. Porque yo nací en Málaga pero pasé mis últimos años en España, antes de marchar a California, en Sevilla. Me fui con 13 años, y de los 9 a los 13, años formativos básicos, muy fuertes, los pasé en Sevilla. En el año 70 empezamos a volver por España. Y ya es una relación continua entre los Estados Unidos y España. Tengo además casa en Granada. Para celebrar esos 75 años era importante que la gira fuera con la orquesta de Sevilla, que representa todo lo que son mis raíces, lo que es la guitarra
-Hace diez años hizo ya usted, como miembro del Cuarteto Los Romero, una gira por Alemania y Austria con la ROSS. ¿Ha notado cambios significativos?
-Hace 10 años hicimos una gran gira, es cierto. Pero por supuesto que se notan cambios. Entonces fue con Pedro Halffter de director y esta vez es con John Axelrod. El maestro es una parte fundamental, es un tercio del total. La orquesta reacciona de forma muy diferente de un maestro a otro. Y yo estoy felicísimo con esta gira, con la otra también, que conste. Pero me voy muy feliz con la orquesta y con el maestro Axelrod. Hemos conseguido una unión musical muy natural entre los tres.
-Una unión que se ha fraguado en muy poco tiempo.
-Es que esto es así. O se fragua en poco tiempo o no se fragua en absoluto. O es o no es. Y la conexión ha sido total.
-Usted es un guitarrista clásico.
-Absolutamente
-Pero ¿lleva algo de flamenco dentro?
-En este programa hay mucho de flamenco. Porque el concierto de Federico Moreno Torroba se titula Concierto en flamenco. La parte de la guitarra es música de Sabicas. Y Sabicas fue un gran intimo amigo de toda mi familia y mío. Yo siempre he sido un enamorado del flamenco, y el flamenco ha sido una fuente de la que han bebido no solo compositores sinfónicos españoles sino de todo el mundo: Albéniz, Falla, Granados, Torroba, Rodrigo, Debussy, Ravel, Glinka, Rimski-Korsakov y otros muchos se han sentido inspirados muchas veces por el flamenco. En esta obra, Torroba se mantiene muy fiel a sí mismo en su lirismo y su manera de orquestar, de componer, pero mezcla todo eso con una música que no es aflamencada, sino que es flamenco. La parte de la guitarra está basada en un disco de Sabicas que se llama Flamenco puro, y con eso está todo dicho. Fue en Sevilla donde nació mi gran amor por el flamenco. En Málaga escuchábamos cosas en la radio, pero en nuestra casa no teníamos grandes amigos de flamenco. Sin embargo en Sevilla nos hicimos amigos de toda la familia flamenca, de La Niña de los Peines, Manolo Caracol, Arturito Pavón, Paco Ávila, el Niño Ricardo, Manolo de Huelva, una amistad que ha continuado entre los flamencos y mi familia y que ha continuado conmigo, mis mejores amigos son Manolo Sanlúcar, era Paco de Lucía, Enrique de Melchor... Siempre ha existido gran amistad y una admiración mutua entre los flamencos y los clásicos.
-¿Se siente, junto a su padre y sus hermanos, responsable de haber introducido la guitarra española en los Estados Unidos?
-En cierto sentido, sí, porque por las grandes ciudades americanas si habían estado ya Llobet, Segovia y otros, pero nosotros llevamos la guitarra a todas las esquinas del país. Llegamos a California en 1957 y desde 1959 nos cruzamos el país de este a oeste y de arriba abajo.
-Fueron años duros.
-Fueran años muy bonitos, pero es cierto que salíamos de casa y teníamos doscientos conciertos seguidos o más y eso un año tras otro. Luego las giras siguieron, y siguen ahora, pero ya no con esa dureza, claro está.
-75 años cumplidos el pasado día 8, y de jubilación ni hablamos, ¿no?
-De la música y de la guitarra uno no se jubila nunca. Puedes dejar los conciertos, pero no te jubilas. Todos los colegas que conozco que se han retirado de los conciertos siguen entregados a la música.
-¿La música ayuda a mantenerse física y mentalmente?
-La música ayuda a conectarte con tu propio espíritu. Cuando una persona se conecta con su espíritu pasan cosas maravillosas y ese es el gran poder que te da la música. Pasamos la vida sin entrar dentro de nosotros, sin conocernos. Pero con la música... Mire, la música es la voz de Dios, la voz que nos une. Fíjese, en este autobús vamos ahora muchas personas, cada uno pensando en lo suyo, pero en unos minutos vamos a estar juntos, unidos a una misma vibración y sintiendo con atención lo que siente el otro, y uniendo el sentimiento del otro al tuyo para que en perfecta armonía y en perfecta coordinación rítmica y de sonido salga algo bello, que es la expresión de muchas personas sintiendo lo mismo al mismo tiempo.
-Para un guitarrista, abrazado a su instrumento, ¿esa vibración es especial?
- Claro. Es que a la guitarra la tienes abrazada. El guitarrista no solamente la escucha, sino que la siente, porque la guitarra tiene una vibración que te penetra. Aprendes a sentir eso, porque esa vibración la sentimos todos cuando escuchamos música, pero no lo apreciamos, pero el guitarrista sí, porque es algo que está sintiendo físicamente.
-¿Cuántas veces ha tocado el Concierto de Aranjuez?
-Yo diría que más de mil veces.
-¿Cómo hace para no convertirlo en algo rutinario?
-La música es amor. Tú tienes que tener una relación con la música. El Concierto de Aranjuez es una obra perfecta, bellísima genuina, inspirada, le llega igual al que no entiende nada de música que al más experto musicólogo. Y tú tienes una relación con esa obra. Es casi como un matrimonio. Cada vez que la tocas te compenetras más. En vez de volverse rutina se convierte en un sentimiento más fuerte. Yo, que lo he tocado mil veces en público y no sé cuántas ensayándolo, no lo toco nunca ni lo he tocado jamás tomándomelo a la ligera, como algo que ya me sé y puedo improvisar; le tengo un enorme respeto y siempre que lo toco estoy muy atento, porque necesito escuchar la voz del concierto, lo qué me está diciendo en cada momento, porque siempre te dice algo nuevo.
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