Debussy al trasluz

Novedades discográficas | Pelléas et Mélisande

Harmonia Mundi publica una grabación de ‘Pelléas et Mélisande’ de Debussy con instrumentos y criterios de época

Él Pelléas et Mélisande de Willy Decker que se verá este mes en el Maestranza. / Jörn Kipping

La ficha

CLAUDE DEBUSSY: PELLÉAS ET MÉLISANDE

Claude Debussy (1862-1918): Pelléas et Mélisande (1902), ópera en cinco actos con libreto del propio compositor a partir de la obra homónima de Maurice Maeterlinck.

Vannina Santoni, soprano (Mélisande); Julien Behr, tenor (Pelléas); Alexandre Duhamel, barítono (Golaud); Marie-Ange Todorovitch, mezzosoprano (Geneviève); Jean Teitgen, bajo (Arkel); Hadrien Joubert, niño de la Maîtrise de Caen (Yniold); Damien Pass, barítono-bajo (el médico); Mathieu Gourlet, bajo (un pastor)

Les Siècles

Coro de la Ópera de Lille (director: Yves Parmentier)

Director: François-Xavier Roth

Harmonia Mundi (3 CD)

Aunque se insiste a menudo en el carácter simbolista de Pelléas et Mélisande, una de las óperas cruciales de la historia del género, por lo que supuso de renovación cuando se estrenó en la Opéra Comique de París en abril de 1902, lo cierto es que este drama en cinco actos de Debussy basado en una especie de cuento de hadas en prosa de Maurice Maeterlinck, puede ser mirado también como una obra del más crudo naturalismo en la que los tres personajes de un triángulo amoroso actúan movidos por sus pasiones de forma absolutamente comprensible.

Esta lectura (la realista) es posible, aunque obviamente no niega la otra, pues la obra, concebida como una sucesión de episodios cortos y discontinuos, que en sus elipsis busca otorgar a la realidad un carácter incognoscible de manera recta, está repleta de elementos que pretenden esquivar las explicaciones simples y las relaciones causales entre los acontecimientos.

Debussy además enfatizó el carácter misterioso del drama con una música extraordinariamente elusiva que utiliza un estilo vocal que conecta, a través de Mússorgski, con el recitativo de las primeras óperas florentinas, y una orquestación de extraordinaria sutileza en la que dominan las dinámicas leves, las agrupaciones camerísticas y los pasajes solistas. Debussy recurrió además a las repeticiones y los silencios como elementos estructurales de su expresión musical a la misma altura del uso de leitmotivs (siempre en la orquesta y de manera discreta) o la delimitación de los espacios en que se desarrolla el drama vinculándolos a zonas de luz y de sombra mediante el empleo respectivo de escalas pentatónicas y de tonos enteros.

Debussy. Pelléas et Mélisande - Roth

Todo ello hace de Pelléas et Mélisande una de las óperas más complejas para el espectador convencional, pero también una de las más ricas en significados de todo el repertorio. Coincidiendo con la presentación por primera vez en el Teatro de la Maestranza de Sevilla de la ópera en versión escénica (una interpretación de concierto pudo escucharse en octubre de 2004), el sello Harmonia Mundi acaba de publicar un nuevo registro de la obra en formato CD, y la grabación es especial pues viene de la mano de François-Xavier Roth y su conjunto Les Siécles, que se distingue por ofrecer siempre interpretaciones con instrumentos y criterios de la época en la que fueron compuestas las obras. Aunque a algunos aún les resulte extraño, no son nuevos los acercamientos a música del siglo XX a partir de esta concepción interpretativa, y de hecho el grupo de Roth ofreció ya de este modo grabaciones de los ballets parisinos de Stravinski.

Para Roth, esta forma de acercarse al Pelléas permite descubrir elementos nuevos en la partitura: “¡Los metales! Ahora entendemos por qué usa los trombones en la escena de los subterráneos, la resonancia de los contrabajos con cuerdas de tripa... Nos permite entender que todos estos colores tienen un significado. Las armonías que crean los metales son profundamente experimentales. Para la mayor parte de la orquesta, las cuerdas de tripa aportan una dulzura infinita sin la que ya no podría vivir. Llevan las voces y al mismo tiempo las recubren. Pienso en los muchos pasajes que abordamos sin vibrar, que proviene de nuestro trabajo con Gluck o Berlioz. Es arriesgado porque es más difícil, no te escondes detrás de un vibrato, pero comporta una fragilidad, una pureza en la forma de enunciar el texto. Esto permite escuchar un Pelléas con colores más marcados y, desde un punto de vista pragmático, una relación más simple con la voz”.

Julien Behr y Alexandre Duhamel durante la grabación de la obra. / Harmonia Mundi

Roth ha optado por Julian Behr, un tenor para el protagonista masculino (aunque escrito en clave de sol, el papel lo cantó en el estreno un barítono, una opción que resulta incluso dominante en los teatros). Mélisande es la soprano Vannina Santoni y Golaud el barítono Alexandre Duhamel. El bajo Jean Teitgen hace el papel de rey Arkel y la mezzo Marie-Ange Todorovitch el de Geneviève. Para el pequeño Yniold, el hijo de Golaud, el otro rol problemático de la obra, Roth ha preferido la opción de un niño (Hadrien Joubert, de la Maîtrise de Caen), eludiendo el empleo de una voz femenina adulta a la que se recurre con frecuencia, pues las dificultades de la partitura no siempre son accesibles a cantantes infantiles.

Además de los matices de color que destaca Roth, que tienen que ver también con una cierta heterogeneidad de timbres, su interpretación resulta especialmente reseñable por la transparencia exquisita conseguida. El siguiente paso en este tipo de interpretaciones habría que darlo con el canto. Las grabaciones que han quedado de la época (¡de la propia Mary Garden, la escocesa que estrenó el rol de Mélisande!) nos hablan de un estilo interpretativo bien distinto al de los cantantes de hoy. Un tema apasionante y una cuestión pendiente.

Pelléas desde el sofá. Cinco versiones para acercarse a la ópera

De entre las opciones comerciales que hay para acercarse a Pelléas et Mélisande en formato audiovisual doméstico (DVD o BluRay) he escogido cinco bien distintas entre sí. En primer lugar, la visión de Robert Wilson para la Ópera de París (2012) que ofrece Naïve, una concepción profundamente simbolista, minimalista y que se apoya sobre todo en el gesto y la luz, algo que tan bien le va a la obra de Debussy. Sigo con otra producción de aquel año, la de Nikolaus Lehnhoff para la Ópera de Essen (Arthaus Musik), una visión que parece colocarse en el lado del Romanticismo, que juega sobre todo con las sombras (pero no entiendo por qué se hace spóiler de cada escena antes de que empiece). Dos producciones comento de la Ópera de Zúrich, una antigua (2004), con la española Isabel Rey haciendo de Mélisande y una visión simbolista hasta lo críptico, algo dura, de Sven-Eric Bechthoff (Arthaus Musik). La otra es mucho más reciente (2019) y es de Dmitri Cherniakov, que, como podría esperarse, ambienta el drama de Maeterlinck en un entorno burgués actual (Bel Air Classiques). En el papel de Golaud, puede verse a Kyle Ketelsen, que será quien lo interprete en el Maestranza. Para el final, dejo un clásico: la visión quizás más naturalista de todas, la de Laurent Pelly para el Theater an der Wien en 2009 (Virgin en su día; hoy, Erato) con un matrimonio protagonista extraordinario: Natalie Dessay es Mélisande y Laurent Naouri, Golaud.

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