Pedro Capó: "Me siento cada día más íntegro y coherente conmigo mismo"
Pedro Capó | cantante
Entrevista con Pedro Capó, que inicia su primera gira de conciertos por España, ofreciendo uno de ellos en nuestra ciudad el próximo día 12.
Tras seis nominaciones seguidas a los Grammy Latinos, en las que ha conseguido tres premios, podría recoger el cuarto en Sevilla, donde se celebrará la ceremonia en noviembre.
Durante la primera quincena de mayo el puertorriqueño Pedro Capó estará de gira por las principales ciudades de España, entre las que se encuentra Sevilla, donde el día 12 podremos asistir al concierto que brindará en la sala Malandar presentando su disco La Neta, el sexto de su carrera, en la que cuenta ya con el reconocimiento de tres premios Grammy Latinos -a los que puede seguir el cuarto, que se le entregaría en la gala que se celebrará en noviembre en nuestra ciudad- y siete discos de platino conseguidos con su gran éxito de Calma, la canción que le hizo famoso en todo el mundo. Llega para cantar en directo por primera vez en nuestro país, después de ocupar la portada de la edición en castellano de Rolling Stone en febrero.
-¿Cómo van a ser esos conciertos?
-Vengo con mucha ilusión. Nos quedamos con las ganas hacer la gira aquí porque nos cayó la pandemia encima y tuvimos que suspenderlo todo durante dos años. Ahora vengo a celebrar el gran éxito de mi carrera, que es Calma y un disco nuevo bajo el brazo. Cambié el concepto del directo y traigo una banda nueva, más dinámica, de una gran intensidad, de tipo power trío, con mi director musical, que toca los teclados y la guitarra, junto a un bajista y un batería, Josué y Adriel, chamacos virtuosos, formados en la escuela de Berkelee; además de la corista Adriana Muller y yo, que canto y apoyo la instrumentación con mi guitarra. Sobre el papel se ve pequeña, pero suena más que las bandas grandes que he tenido. Después de meses de ensayo en Puerto Rico ya están los cañones apuntados y con ganas de disparar.
-Tras la pandemia del virus parece que se desató otra pandemia que afectó a los artistas y empezaron a lanzar discos personales, confesionales, con más simpleza que complejidad, hablando de deseos y de miedos. ¿Es ese también el caso de La Neta o responde a otras inquietudes o intereses?
-Totalmente, es un disco muy personal que viene de la simpleza; es el resultado de la pandemia, que nos llevó a todos globalmente a procesos introspectivos, de autodescubrimiento, de autoexploración y en el arte se volvió una situación muy nutritiva desde la que expresarnos. Esas situaciones nos llevan siempre a conectar con quien de verdad nos importa y a conocer qué realidad rige nuestras vidas. Y ese fue mi caso. En La Neta hablo de la muerte, de explorar ese sentimiento inevitable; hablo de la tristeza, de la gratitud, de la alegría, pero partiendo de un lugar muy personal como es mi casa. La pandemia me llevó a crear un estudio en ella y todo el proceso empezó allí, escribiendo día y noche cada canción que entró en el disco. No fue un proceso de escribir cuarenta canciones para escoger las mejores, sino que es una fotografía legítima de ese momento.
-¿Y pesa más el lado optimista o el pesimista en esas canciones?
-El lado optimista, porque cuando hablo de la muerte hablo de aceptar lo inevitable de este hecho en nuestras vidas, de buscarle el humor; yo juego a fantasear con mi funeral, que sea festivo, por eso la canción se llama La fiesta; en vez de lágrimas quiero risas, en vez de flores quiero vino. Así fue el funeral de mi padre también, como una especie de festival bohemio que lució bonito. Siempre he sentido que la muerte es una invitación a estar presente y disfrutar nuestra vida, porque no hay otra, para allá vamos todo el mundo. Y hablo de la tristeza, pero estableciendo que es otro de los procesos que pasamos y son naturales, como el invierno, el otoño, el verano. Es un disco definitivamente optimista, pero sin duda introspectivo y una invitación a ser vulnerables, tener estas conversaciones y enfrentarnos a estas áreas de nuestra vida.
-Su abuelo, Bobby Capó alcanzó la gloria por su participación en La Sonora Matancera y por ser autor del éxito Piel Canela. Su padre también fue músico. Pero su propia biografía habla de muchas dificultades al inicio, muchos NO por respuesta a su petición de que se le abriese una puerta. ¿Fue su apellido una ayuda o un hándicap?
-Yo diría que fue una ayuda, porque ciertas generaciones siempre conectaban con eso de eres el nieto de Bobby, pero añadían ahora te toca probarte; siempre tenía que pasar la prueba de fuego. Estuve siempre rodeado de música y le debo lo que soy y lo que hago a lo mucho que aprendí de mi abuelo y mi padre. Mi abuelo ya había fallecido y tenido su gloria muchas décadas atrás; mi padre fue un músico no tan exitoso comercialmente, fue más de night clubs, de la bohemia; de hecho, mi madre me prohibió tocar música porque no quería que fuese como mi padre, que llegaba a las cuatro de la mañana con lápiz de labios en el cuello y olor a whisky. Quería protegerme de eso.
-Hace poco tuve el placer de entrevistar a Kevin Johansen, que también actuó en una sala sevillana, y tienen ustedes en común lo de haber impulsado su carrera desde New York. ¿Es la Meca para los artistas latinos?
-A mí siempre me creó mucha ilusión. Mi padre vivió en New York mucho tiempo y mi abuelo murió allí; mis tías y tíos están en esa ciudad. Yo me mudé a ella con 19 o 20 años, con la ilusión de reconectar con ese lado de mi padre, con la ilusión de Sinatra, de que si uno lo logra allí lo logra donde sea y todo ese ruido de la gran ciudad fue mi gran escuela; estuve en New York hasta los 30 años tocando en cada bar, en cada restaurante, atendiendo mesas, pintando casas; me llevó la vida a hacer teatro musical, actué en Broadway; hice cine y todo eso me ayudó poco a poco a encontrar mi identidad artística, que creo que es lo más difícil de esta carrera: encontrar tu sonido, tu color, ya que todos empezamos sonando a lo que nos gusta, a nuestras influencias, y tenemos que destilarlo a algo propio y personal. New York me dio eso. Conozco a Kevin, pero no sabía de ese lado neoyorkino suyo.
-¿Le tentó adentrarse en ese diferente camino de las películas y los musicales y quedarse en él?
-No de lleno, pero sí se convirtió en una pasión simbiótica, de forma que apoyó mi carrera musical y mi carrera musical me apoyó como actor también. El teatro musical me ayudó a desenvolverme además en escenarios, porque hay similitudes; todo lo histriónico es como nuestro modo de interpretar emocionalmente; se retroalimentan una cosa y la otra. Sigo con mis proyectos de actor de cine y televisión, pero la música siempre será mi prioridad y cuando me puedo tomar un respiro con ella me lanzo a hacer algo que pueda defender con integridad.
-Aun siendo la música lo más importante, grabó su primer disco y no pasó nada; incluso he podido leer que pensó en retirase. Pero apareció un hada madrina con el nombre de Thalía.
-Totalmente. Yo llevaba cinco meses sin pagar el alquiler en New York; mi primer hijo ya había nacido y yo decía: mira, tengo que buscarme un trabajo adulto y responsable, volver a la universidad y terminar mis cursos de música para ser maestro. Esa misma semana me llegó una llamada de Paul Forat, que trabajaba para Sony en aquel momento; nunca había recibido una llamada de un ejecutivo directamente a mi casa, y me dijo que Thalía tenía en mente un concepto tipo Unplugged, que se llama Primera Fila, que iba a ser su regreso, para el que quería a un cantante en desarrollo y después de ver los videos de algunos artistas me escogió a mí. La canción de Donato y Estéfano, Estoy enamorado, ya me la conocía y le pregunté que para cuándo la preparaba sin saber que al otro día tenía que estar ya en México. Ensayamos una vez y fue un exitazo increíble, así que estoy agradecido de por vida por esa oportunidad, en la que fue la primera vez en que llegué a ser internacional.
-Luego llegó Calma.
-Fue una locura inesperada. Yo nunca he escrito buscando un éxito mundial, siempre trataba de mantener el disfrute y la identidad dentro del proceso creativo, pero ahí hubo magia, sin duda. Nunca pensé alcanzar un éxito tan grande con una canción que habla de las cosas más simples del mundo.
-Entre sus seis discos hay uno con canciones de otros. ¿Fue un aprendizaje o un exorcismo?
-Fue un concepto explorativo. Yo ya había sacado dos discos originales y estaba jugando con la idea de convertir canciones de reguetón en baladas, tangos, otros estilos; de ahí partió la idea de En letra de otro. Luego me senté con Izzy De Jesús, mi enlace con la discográfica, y se nos ocurrió hacer un documental de las canciones que me gustaban de pequeño y de las que no me gustaban, porque había canciones que odiaba de adolescente. Me lancé a la aventura de encontrar la esencia de esas canciones, que habían sido éxitos mundiales, me gustaran o no, y jugar a escribirlas desde mi perspectiva; cogí algunas, les cambié acordes, hice con ellas el ejercicio de cómo serían si las hubiese escrito yo. Mientras, hablaba en el documental de dónde estaba, qué edad tenía cuando las escuché y se volvió un concepto, pionero en Sony de ese contenido, que luego han repetido otros artistas como Farruko y Goyo de Chocquibtown. Fue un experimento, un paréntesis más allá de entrar al estudio; yo estaba viviendo en México por entonces, completamente sumergido en la actuación, haciendo una serie de televisión y en ese momento no estaba escribiendo nada.
-Es usted una estrella que ha trabajado con Alicia Keys, Jennifer López, Shakira. Supongo que acostumbrará a llenar grandes espacios escénicos. En Sevilla va a cantar en una sala con un aforo de 400 personas. ¿Es como empezar de nuevo en España con esta gira? ¿Qué espera de ella?
-Soy un obrero de esta profesión tan bonita. Me encanta, primero que todo, regresar a espacios en los que hay esa intimidad que te permite estar un poquito más en sintonía con quien soy, especialmente con este nuevo concepto; me encanta poder verle los ojos a cada persona del público, regresar a ese tiempo tipo New York que permite compartir el intercambio energético de forma tan cercana. Es la finalidad de todo lo que creamos en un estudio con ventanas cerradas, con la ilusión de un niño, para llegar justamente a eso, al abrazo con el público. Para mí es como un renacer, en cierta manera y es bonito conectar con esa humildad linda de por qué hago esto. Me llena de muchísima ilusión empezar a labrar la tierra de nuevo, eso me parece de mucha honra. Es mi primera vez en España; he cantado en festivales, eventos de premieres, pero conciertos nunca he dado.
-¿Tendremos disco nuevo pronto?
-Estoy empujando con todo para tenerlo antes de final de año. He estado un mes en Nashville escribiéndolo. Ha sido una especie de burbuja previa a lanzarme a esta gira española y después seguir en Londres, Alemania, Sudamérica, Estados Unidos, no sin antes tener ya esa paz de haber documentado lo que estoy sintiendo en estos momentos a través de las canciones. Creo en el proceso de componer; ahí nace todo, en el estudio, en la semilla que plantamos, ilusionado con todo lo que está pasando con el disco de La Neta y con lo que viene. Me siento por momentos muy rico, efervescente en lo creativo y cada día más íntegro y más coherente conmigo mismo.
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