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'Patente de corso', la opinión se hace teatro

Alberto López y Alfonso Sánchez presentan en el Lope de Vega una tragicomedia basada en los artículos de Arturo Pérez-Reverte

Ana Graciani, Alfonso Sánchez, Arturo Pérez-Reverte y Alberto López, ayer en la presentación de 'Patente de corso' en el Lope.
Casimiro F. Linares Sevilla

09 de octubre 2014 - 05:00

La adaptación de Patente de corso (Tratado ibérico del hijoputismo), una tragicomedia dirigida por Alfonso Sánchez e interpretada por él mismo y Alberto López -actores en películas como Ocho apellidos vascos y El mundo es nuestro-, se estrena esta noche (20:30) en el Teatro Lope de Vega. Será la primera vez que los artículos de opinión del periodista y escritor Arturo Pérez-Reverte se adecuen para la escena, en una obra que permanecerá en cartel en Sevilla hasta el próximo domingo.

Alejados de preceptos y reglas, los dos actores sevillanos -conocidos como los compadres- presentan un espectáculo "libre de ataduras y convenciones políticas, sociales e incluso dramáticas".

La obra, para la que no quedan entradas en el Lope, centra su trama en dos personajes: Luciano -interpretado por Alfonso Sánchez-, un timador con arte, clase y oficio, que posee una patente de corso auténtica que quiere vender, con casi dos siglos de antigüedad y firmada por el mismísimo Fernando VII; y Mariano -papel interpretado por Alberto López-, un ciudadano parado, de carácter timorato y conformista, al que la vida le ha tratado de forma despiadada y que ahora quiere convertirse en un "hijo de la gran puta" comprando esa patente. "Ambos entablarán una relación en la que la sociedad se sentirá reflejada", asegura Alfonso Sánchez sobre la obra, quien también comenta que "Pérez-Reverte ha sido un referente en cosas que eran muy lejanas para mí. Encontrar los textos de este periodista ha sido una labor de años. Para mí es algo familiar. De pequeño era consciente de que existía un señor que hablaba de espías y de la trama de los GAL, y que además lo hacía de una forma muy clara. Recuerdo que ponía epítetos a los personajes implicados que no salían en el telediario y a los que mi abuelo llamaba cabrones, aunque en el texto pusiera malandrines".

El actor que encarna a Luciano en el espectáculo añade que "la puesta en escena de esta obra es a veces estridente y gamberra, otras poética y emotiva, y, en su mayoría, cómica". El otro protagonista de Patente de corso, Alberto López, hace balance del recorrido que han tenido hasta ahora como profesionales y recuerda que "nada de lo que aparece en esta función es fruto de la improvisación. Cada diálogo y cada frase están estudiados".

Los artífices de esta adaptación al género teatral de los textos de Pérez-Reverte son Alfonso Sánchez y la dramaturga Ana Graciani, hacia la que el propio autor de novelas como Territorio Comanche o El tango de la guardia vieja no escatima halagos. "El texto adaptado es extraordinario. Graciani ha hecho un trabajo magnífico con el guión ya que era muy difícil articular tan dispersos y variados textos. Es complicado hacer una trama coherente basándose en mis escritos, pero cuando leí la obra final quedé sorprendido de lo bien que estaba adaptado. Yo no podría haberlo hecho mejor. Tanto ella como Alfonso han conseguido una mirada exterior y una frialdad de ejecución que yo no tengo", comenta Pérez-Reverte.

"Lo que hacen los actores de El mundo es nuestro en esta ocasión no es copiar, sino recrear sus textos a través de los míos, y eso es fundamental. Ellos reescriben mi obra con su talento, con su modernidad, con su visión del mundo y su actualidad. Otorgan una dimensión nueva a mi trabajo a la que yo no puedo llegar", asegura el escritor.

Pérez-Reverte deja a disposición de los que él considera "sus descendientes" todos sus artículos publicados semanalmente desde 1991, y en los que se basa la tragicomedia que ofrecerán por diferentes ciudades del país como Granada, Murcia, Alicante, Madrid, Zaragoza, Barcelona, Bilbao y Badajoz, entre otras.

El escritor se siente "cansado de repetir las mismas cosas, de anunciar los mismos problemas que iban a pasar y luego han pasado". "Tengo pocas ganas de seguir peleando, la vida te demuestra que el mundo no cambiará por mucho que tú hagas cosas por él. Veo que estos dos elementos jóvenes, Alberto y Alfonso, han tomado mis documentos y han conseguido relevarme de esa fatiga y esas pocas ganas que me quedan de hablar de la situación actual. En cambio, cuando las escucho de sus bocas, renace otra vez ese aire fresco y nuevo que yo sentía de joven. Esto es como tener hijos. Ellos van a continuar la estirpe y el trabajo que el padre ya por razones diversas no hace. Me hacen sentirme yo otra vez", concluye.

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