Muere el cantaor Pansequito
Pansequito | Obituario
José Cortés Jiménez, Pansequito para el arte, era el último representante de una edad de oro del cante flamenco
Ha muerto en Sevilla, a consecuencia de un tumor cerebral que padecía desde hace unos meses, el cantaor Pansequito. Era el último representante de esa generación de superdotados que eclosionó a finales de los 60 a la que una vez denominamos como "las voces de trueno". Hablamos del Lebrijano, Morente, Menese, Turronero, etc. Nunca se dejaron nada en la reserva, lo daban todo en cada recital. Y, por eso, el tiempo, en algunos casos, les pasó factura. No fue el de Pansequito, que conservó su voz poderosa, metálica, hasta el final. Eso sí, teñida en los últimos tiempos de una pátina cobriza deliciosa. Siempre se mantuvo fiel al legado que asumió esta generación, en su caso el caracolero. Pero siempre lo interpretó de una manera muy personal. Y no solo los estilos festeros, tangos, alegrías y bulerías, en los que era un maestro. También en la soleá, en la seguiriya y en los tarantos, que siempre conservó en su repertorio. Cantó con una enorme libertad melódica, alargando los tercios y ligándolos de una forma característica: ese era su sello.
José Cortés Jiménez, Pansequito para el cante, nació en La Línea de la Concepción (Cádiz) el 8 de enero de 1945. Su apodo artístico lo heredó de su padre. Pero su familia, después de una temporada residiendo en Sevilla, se asentó en El Puerto de Santa María cuando el cantaor era todavía muy joven, razón por la que su primer apodo artístico fue el de Pansequito del Puerto. Se inició como profesional, siendo apenas un niño, primero en la Venta de Vargas de San Fernando y luego en los tablaos de Málaga. En 1963 lo contrató Manolo Caracol para su tablao, Los Canasteros, pasando luego a Torres Bermejas, también en la capital de España. Otros tablaos en los que ha trabajado fueron Las Cuevas de Nemesio, La Venta del Gato de Madrid, la Taberna Gitana de Málaga y Los Gallos de Sevilla. Pronto es solicitado por las principales compañías de baile, como las de Faíco o Maleni Loreto. Con el Ballet de Antonio Gades recorrió el mundo entero durante cuatro años. En 1974 obtuvo en el Concurso Nacional de Córdoba el premio a la creatividad, con toda justicia. Fue la primera y la última vez que se concedió el mencionado galardón. Pansequito fue hasta el final una estrella de los festivales andaluces, incluida la Bienal de Sevilla. Su discografía es muy amplia y en ella se hace acompañar de los principales guitarristas contemporáneos: Juan Habichuela, Pepe Habichuela, Enrique de Melchor, Paco Cepero, Gerardo Núñez, Tomatito, Parrilla, Moraíto, Juani de la Isla, Diego Amaya, Diego del Morao y Niño de Pura. Su debut discográfico data de 1971 con el larga duración El cante de Pansequito del Puerto, una entrega de corte tradicional con la guitarra de Parrilla de Jerez. Por cierto que el texto de la contraportada estaba firmado por Enrique Morente. En su tercer disco, titulado simplemente Pansequito (1974) presenta temas más arriesgados como las bulerías Tápame, que abren la entrega, y que siguió interpretando hasta el final. O Ay, qué mora, también por bulerías. En 1975 inició su relación profesional con Paco Cepero, que ejerció como productor, compositor y guitarrista de cuatro entregas discográficas del cantaor. Con Cepero llegó a competir en las listas de éxitos de la música ligera con temas a ritmo de rumbas y tangos. Con Tomatito registró dos discos a comienzos de los noventa, el segundo de los cuales, titulado Como los gitanos éramos (1993), incluía su éxito Amanecer en el campo, de nuevo por bulerías. Su último disco es Un canto a la libertad (2009) e incluye las colaboraciones de Miguel Poveda y Raimundo Amador, entre otros.
Además del mencionado premio en Córdoba, Pansequito obtuvo dos reconocimientos por parte de la Peña El Taranto de Almería, en 1985 el Premio Lucas López y en 2007 a la mejor actuación del año. En 2005 la Cátedra de Flamencología le otorga el Premio Nacional de Cante, al que le seguirá en 2010 el Compás del Cante que otorga la Fundación Cruzcampo. Ese mismo año la Bienal de Sevilla le haría entrega del Giraldillo de Cante.
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