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Pablo Messiez se rebela en el Central contra la impunidad actual del lenguaje

El director y dramaturgo argentino, uno de los autores más aplaudidos del momento, plantea en su obra 'Las palabras. Una historia de amor' una parábola sobre el habla y sus consecuencias

Los actores Javivi Gil Valle y Fernanda Orazi, junto a Pablo Messiez, fotografiados en el Central, donde representan la obra hoy y mañana.
Braulio Ortiz Sevilla

14 de febrero 2014 - 05:00

El argentino Pablo Messiez, hoy una de las voces más celebradas del teatro español reciente, cambió de país, pero descubrió en España no sólo lo obvio, el mismo idioma, también que se daba cierta relación despreocupada con las palabras, lo que él llama "el lenguaje irresponsable", ése que se articula de forma irreflexiva sin calcular las consecuencias. La certeza de que la comunicación nunca es inocente crecía en el autor y dramaturgo cuando oía a una madre insultar a su hijo o a un político pronunciar un discurso vacío, hasta que en la imaginación de Messiez fue materializándose una pregunta: qué pasaría si ese lenguaje envenenado acabara con quien lo utilizara para expresarse. De esa cuestión nació Las palabras. Una historia de amor, el montaje que se representa hoy y mañana en el Teatro Central, y que protagonizan algunas colaboradoras habituales de Messiez (Fernanda Orazi, Estefanía de los Santos y Marianela Pensado) junto a los recién llegados al equipo Javivi Gil Valle y Alicia Câlot.

Las palabras se ambienta en un pueblo perdido al que llega una peste que está devastando a la humanidad. Los orígenes de la enfermedad no se conocen, pero por casualidad un hombre descubre que al día siguiente de haber leído unos versos de Gustavo Adolfo Bécquer su salud ha mejorado. "De modo que la gente empieza a hablar en verso para sentirse mejor. Hasta que un día alguien decide matarse hablando en prosa...", adelanta Messiez, que en su camino llegó a la poesía "porque es el lugar donde el poeta intenta nombrar lo innombrable", aunque, matiza, en su creación aparece "un verso muy sencillo, que no erudito".

El autor ha subtitulado su parábola Una historia de amor porque el vínculo que tienen los enamorados con la lengua es, argumenta, más estrecho. "En la expresión del amor, incluso en las discusiones violentas, te importa el otro. No hay amor que descuide su palabra. El desprecio al lenguaje es el desprecio al otro", explica el autor de otros montajes como Antes, Muda y Los ojos o la revisión de Las criadas de Genet que hizo con Orazi y Bárbara Lennie. Las palabras coloca así al espectador en una encrucijada: "rimar o morir", elegir el pulcro acercamiento al lenguaje de un enamorado o el frío contacto de un burócrata, la expresión "que salva porque significa o la que mata porque está vacía de sentido".

Orazi señala que ahondaron en esa capacidad redentora de la palabra durante los ensayos, en esa convicción de que el verbo "trabaja en tu cuerpo, como materia que interviene, que transforma. Ese pensamiento fue un camino en el que seguir buscando".

Javivi Gil Valle, que ya coincidió con Messiez en el reparto del Hamlet de Will Keen, cree que la obra mezcla sabiamente "el realismo mágico, lo grecorromano, con algo de tragedia griega, y el existencialismo francés, pero también tiene puntos de humor brillante". Para el intérprete, el espectáculo es "un canto al alma, al corazón" que tiene la virtud de emocionar al público. "Me encuentro a menudo con gente que me dice cómo le tocó esta obra. Decimos que el teatro tiene que mover, y éste es un ejemplo del alcance que puede tener su flecha", asegura el intérprete.

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