Orson Welles regresa a Sevilla

José María Pou da vida en el Teatro Central al director de 'Ciudadano Kane' · El espectáculo retrata a un hombre abatido "que se considera a sí mismo un fracasado" y que sueña con terminar su 'Don Quijote'

José María Pou, ayer en el Teatro Central junto a un cartel del espectáculo.
José María Pou, ayer en el Teatro Central junto a un cartel del espectáculo.
Braulio Ortiz / Sevilla

12 de febrero 2010 - 05:00

José María Pou da vida a un Orson Welles abatido por los proyectos frustrados y apremiado a cumplir sus últimos sueños, antes de que la vejez desemboque en la muerte, en Su seguro servidor, Orson Welles, un espectáculo dirigido por el crítico cinematográfico Esteve Riambau que el intérprete barcelonés representa hoy y mañana en el Teatro Central.

Pou expresó ayer su "ilusión" porque Orson Welles vuelva, de manera simbólica, a una ciudad que el cineasta amó tanto como Sevilla y a la que se desplazó en numerosas ocasiones. En este sentido, el actor aludió a las visitas menos conocidas del director a la capital andaluza. La primera de ellas cuando "todavía era un crío, en 1927 [Welles nació en 1915] y vino a acompañar a su padre, que era amigo de Juan Belmonte". En la sensibilidad del adolescente quedaría grabada la valentía del diestro frente al toro, una impresión que motivaría que, tiempo después, "cuando él contaba 17", regresara con el firme propósito de ser torero. Estuvo unos cuantos meses preparándose para su objetivo, residiendo en un corral de vecinos de lo que él recordaba como "el barrio gitano de Sevilla" y que parece ser Triana, ganándose un sueldo limitado como escritor de novelas policiacas que enviaba a Estados Unidos y recibiendo clases para perfeccionar la técnica de la lidia. Una ambición que duró poco: las corridas en las que participó demostraron su impericia. La tauromaquia perdió así a un aprendiz, y el teatro y el cine ganaron a un genio.

A pesar de su falta de habilidad con el capote, Pou defiende que Welles poseía un talento ilimitado. "Hay que reivindicar que más allá de un genio del cine era un genio total. Si a los 24 años estaba rodando Ciudadano Kane es porque antes de los 20 ya dirigía teatro. Era realmente un joven prodigio, como demuestra ese programa radiofónico de La guerra de los mundos que todavía se estudia para analizar qué se puede hacer con los medios", señala el actor, antes de mostrar su predilección por dos de los títulos del cineasta: Sed de mal, filme del que destaca "esa encarnación de la maldad" que hace el estadounidense, y Campanadas a medianoche, "una de las mejores adaptaciones que se han realizado de Shakespeare".

Pero la obra no explora el virtuosismo del hombre; retrata su reverso tenebroso, la imagen más desvalida y vulnerable de la leyenda, como descubrió Pou cuando Esteve Riambau le pasó el texto. "Él venía de un congreso sobre Welles y había leído una obra que había escrito Richard France, biógrafo y gran gurú en lo que concierne al realizador. Pensaba que yo era el único actor al que podía interesarle el proyecto", expone el intérprete. El catalán quedó cautivado por el enfoque de la propuesta. "No es una hagiografía", observa, "nos da una visión muy triste de un hombre que se considera a sí mismo un fracasado, que nunca puede terminar nada de lo que se propone. Después de Ciudadano Kane empezó su declive, y su megalomanía hizo que le quitaran todos los proyectos que preparaba". En su acercamiento al personaje, Pou ha tenido acceso a materiales conmovedores, como grabaciones "con él caracterizado de Rey Lear en la cocina de su casa. Escenas que demuestran la pasión y la vocación que tenía este hombre".

Su seguro servidor, Orson Welles -traducción "más o menos literal" de la firma habitual de Welles y de la forma en que cerraba sus intervenciones- sitúa su acción la mañana siguiente al último cumpleaños de Welles. "El día anterior, el mundo de Hollywood le ha hecho una fiesta sorpresa en casa de Spielberg, que entonces es el rey Midas. Welles aprovechó para pedirle el dinero que necesita para poder terminar su película inacabada de Don Quijote", adelanta Pou. Esa mañana, el estadounidense aguarda nervioso la respuesta de Spielberg. Está en un estudio de grabación en el que presta su voz rotunda a diversos anuncios, aburridos encargos que lleva a cabo para subsistir. Sabe que la decisión de Spielberg podría cambiar su destino y, angustiado, espera mientras rememora episodios cruciales de su vida. Todo lo que cuenta el personaje de Welles en la obra se basa en declaraciones del actor y realizador, lo que no quiere decir que todo ocurriera en realidad, porque, advierte Pou, "hay que cuestionarse lo que dice; según sus biógrafos, mentía mucho".

Su seguro servidor, Orson Welles. Teatro Central. Hoy y mañana, a las 21:00. Entradas a 15 euros.

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