Orgullo vallecano
Drama, España, 2014, 91 min. Dirección: David Marqués, Rafael Montesinos. Guión: David Marqués, Jesús Martínez Balmaceda. Fotografía: Eva Díaz. Música: Mario de Benito. Intérpretes: Hugo Silva, Megan Montaner, Juan Codina, Enrique Arce, Elio González, Miriam Benoit, Ricard Sales. Cines: Arcos, Metromar.
Presentada en el pasado Festival de Málaga, Dioses y perros, quinto largometraje de David Marqués (Aislados, En fuera de juego), nos retrotrae a las maneras y modos de aquel cine realista y social de los años noventa para plantarle cara (no demasiada, todo sea dicho) a estos tiempos de crisis con un ojo puesto en las historias y ambientes de barrio obrero y otro en los personajes perdedores de perfil clásico.
Pasca (Hugo Silva, en su línea de sex symbol con ganas de demostrar algo más) cuida de su hermano inválido tras un accidente de tráfico provocado por él mismo, y se gana la vida como sparring en un gimnasio mientras preserva sus valores de la amistad incondicional y se hace el remolón con la mujer que lo pretende.
Definido el personaje de manual de viejo cine negro, Dioses y perros se aferra demasiado a su guión, a sus frases lapidarias sobre la amistad y los sueños, a su dubitativo estilo visual, a su trayectoria hacia la redención y la salida airosa dejando por el camino algunos jalones de esa credibilidad realista de la periferia a la que juega desde un primer momento.
Se agradece en todo caso un cierto ritmo narrativo dentro de las limitaciones del modelo, aunque las concesiones a una improbable love story y un tercio final tan precipitado como poco creíble acaben por dejarlo todo en ese discreto lugar de las buenas intenciones que no bastan para dar solidez a una película.
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