CUARTETO ISBILYA | CRÍTICA
Hacerse Joaquín Turina
Muere Carlos Saura
Abril de 1989. Restaurante Corinto, cerca de la Plaza del Callao en Madrid, lugar donde se gestó una parte importante del cine español. “¡Pero soso, ni tú ni yo sabemos nada de flamenco! ¿Cómo abordaremos ese enorme desafío?”. “Manolo Sanlúcar y su hermano Isidro saben como nadie de todas sus claves secretas”, contesté. “Ellos nos guiarán, con su conocimiento profundo, su arte inmenso y su pasión, por ese intrincado y misterioso laberinto. Pepe Caballero Bonald y Jose Luis Ortiz Nuevo, también nos echarán una mano”. Todo dado por hecho con la determinación y el arrojo que solo proporcionan la juventud y la ambición profesional. Un año y medio más tarde, comenzábamos en Madrid, con los más grandes artistas vivos del flamenco y el mejor equipo técnico del cine español, el rodaje de la película Sevillanas, una de las producciones españolas más premiadas internacionalmente en la historia de la Televisión. Tres años después llegaría Flamenco; Hall Of Fame, como la calificaría a toda página The New York Times.
Esas dos películas, consideradas hoy obras maestras de la cinematografía, y que serán con seguridad las que perpetúen tu nombre entre la futuras generaciones, están ahora a punto de abandonar la pequeña pantalla, como era nuestro sueño, y recuperar para siempre su gran formato original a través de exposiciones exclusivas en multipantallas de gran formato y gran calidad en los mejores Museos de Arte Moderno de todo el Mundo, comenzando por nuestra querida Nueva York, donde volveríamos sin duda a celebrar un nuevo éxito, como otras veces, en el Keens Steakhouse, y luego brindaríamos con champán en el Bemelmans Bar del Hotel Carlyle, donde también nos hospedaríamos si el presupuesto lo permitiera.
Sevillanas y Flamenco, hoy más vigentes que nunca, revolucionaron en su día el cine musical y su escenografía, y supusieron un antes y un después en la puesta en escena de cientos de obras y espectáculos. En su producción intervinieron más de 300 artistas, entre los que figuran las grandes estrellas del género ya desaparecidas ¿Cómo fue posible llevar a buen puerto tan gran desafió? Pues, sobre todo, gracias a la gran admiración y al profundo respeto que los artistas de este país sentían y sienten por Carlos Saura.
Querido amigo, hoy tengo el mismo sentimiento de orfandad que cuando murió mi padre en mis brazos. Se agolpan ahora tantos recuerdos y tantas vivencias compartidas durante casi 40 años, que solo se me ocurre sumarme a la respuesta que en su día dio Camarón entre risas de todos los presentes a la pregunta de por qué había decidido al fin participar en Sevillanas: “¡Como iba yo a negarme a trabajar con el director que dirigió a Moisés cuando con su bastón abrió las aguas del mar en Los Diez Mandamientos!”.
Para muchos de nosotros, tú has sido nuestro Moisés, guiándonos y alumbrándonos durante 40 años por ese mágico camino que es el cine.
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