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Después de la repercusión obtenida con su novela El alfabeto de los pájaros, Nuria Barrios (Madrid, 1962), regresa a la poesía con Nostalgia de Odiseo, una obra publicada por la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara en la que la autora otorga un papel protagonista a Penélope, el personaje de La Odisea, y se sirve de su larga espera para profundizar en cuestiones como la nostalgia del ser querido, las turbaciones del deseo o la construcción de la propia identidad, pero también la fabulación que existe en el ejercicio del querer. "En el amor, el otro siempre es inventado", afirmaba ayer Barrios en la presentación en Madrid de su nuevo libro.
"Han tenido que pasar 2.700 años para que Penélope se presente ante los periodistas", bromeaba la autora, para quien la peripecia del personaje "forma parte de las historias no contadas que uno encuentra en los márgenes de los textos clásicos". Sin tener el carácter "tan vistoso" de las aventuras de Odiseo, en la experiencia de Penélope se oculta también otra épica: la del ser humano que realiza un "viaje interior", que se esfuerza por "inventar su amor cuando ya lo ha olvidado" y que encara su vida en el equilibrio "entre la realidad y la locura".
"Penélope reparte las cartas: / da vida a los muertos, / da muerte a los vivos. / En este juego / la casa nunca gana". Consciente de que otra boda supondría el final de Odiseo, la mujer habita una incertidumbre presidida por "la misma oscuridad de día y de noche", donde "es igual el futuro que el pasado"; un limbo entre la cordura y el sueño. "Los espacios intermedios entre la oscuridad y la luz, la razón y la locura, resultan muy creativos", advierte Barrios.
Para la autora, tanto Odiseo como su heroína "se enfrentan a sus peligros con el mismo arrojo", aunque en su perspectiva adquiere más valor la pugna de la mujer con sus demonios. "Es mucho más fácil pelear cuerpo a cuerpo que hacerlo contra los fantasmas", valora la ganadora del Premio Ateneo de Sevilla de Poesía en 2004 con El hilo del agua. De la crudeza de este enfrentamiento ya dan cuenta sus versos: "Lucha Penélope contra Penélope. / No hay contienda más despiadada".
Es así como Barrios, conmovida por una mujer cuya humanidad vence a los dioses en belleza -"Pero es Penélope, / en su celda / austera y blanca como los huesos, / quien interpreta el aria más hermosa"-, se rebela contra la visión "manida" con que se contempla a la esposa de Odiseo, pese a ser un personaje "poderosísimo, con elementos de una fuerza increíble". La madrileña sostiene que las dos décadas de espera del marido convierten a su protagonista en una mujer "fortísima. Yo no la veo como una mujer abandonada o con miedo. Tiene esa fortaleza de los débiles, tan asombrosa; es una creadora, una artista. Ha encontrado una ventana en el telar en el que teje y desteje", defiende.
¿Hay rastro de la Nuria Barrios narradora en su poesía? "Probablemente sí, y esa parte de narrativa está en que en este poemario cuento una historia, y todos los poemas son parte de ella. Es algo habitual en mi obra, incluso cuando escribo relatos hay un mismo hilo que los vertebra", expresa la autora.
Barrios estuvo acompañada por el escritor y periodista Fernando G. Delgado, que destacó la "virtud extraordinaria" del ritmo y la falta de solemnidad con la que la creadora toma un clásico como punto de partida. "Nuria tiene la cualidad de plantear una poesía de referencias culturalistas desde una enorme sencillez. El libro está exento de cualquier atisbo de pedantería. En las reflexiones, por hondas que sean, no hay un hermetismo gratuito. Hay claridad, sí, pero nunca obviedad. Nostalgia de Odiseo tiene la oscuridad necesaria para conservar el misterio", considera el autor tinerfeño.
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