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Norberto Gil y la utopía constructiva de Jean Prouvé

LA CASA DE LOS DÍAS MEJORES | HASTA EL 24 DE JUNIO

El Colegio de Arquitectos de Sevilla expone su trabajo 'La casa de los días mejores', inspirado por las viviendas sociales del ingeniero francés

Norberto Gil (Sevilla, 1975) posa delante de la obra principal, 'La casa de los días mejores'. / Antonio Pizarro
Charo Ramos

27 de mayo 2021 - 06:01

Jean Prouvé diseñó en 1956 una casa prefabricada para alojar a los sintecho de París, tras encadenarse dos inviernos en los que las olas de frío hacían muy difícil su supervivencia en las calles. De formación autodidacta, y herrero antes que constructor, había recibido este encargo, que tituló La casa de los días mejores, de un personaje muy popular en la época, el Abad Pierre, el cura fundador de los Traperos de Emaús, que propuso a los representantes políticos una solución para que las personas sin recursos no murieran sin un techo donde cobijarse en plena posguerra. El proyecto debía ser construido en pocas horas e incluir elementos prefabricados. "Eran casas de bajo coste, destinadas a alojar a gentes muy humildes", explicó el mismo Jean Prouvé (París, 1901 - Nancy, 1984), al que Caixafórum Madrid dedica hasta el 13 de junio una imprescindible retrospectiva.

La casa de los días mejoresempleaba hormigón armado y aluminio y tenía una superficie de 57 metros cuadrados distribuidos en un salón-comedor, dos dormitorios, una cocina y un baño. Cuando se construyó el primer prototipo en la orilla del Sena, en el muelle Alexandre III, Le Corbusier expresó así su admiración: "Prouvé ha construido la más bella casa que yo conozca, el medio más perfecto de habitar (...). Y todo ello es verdadero, construido, realizado, conclusión de una vida de investigación. Y es el Abad Pierre quien la ha encargado".

Sin embargo, la casa no consiguió la homologación ni el presupuesto del Ministerio de Vivienda francés por lo que el sueño de Prouvé y el Abad Pierre nunca se realizó. Sólo se edificaron cinco prototipos que, sin embargo, han dejado una huella profunda en la historia de la arquitectura y las artes en general. A esta utopía constructiva y social rinde ahora homenaje el pintor Norberto Gil (Sevilla, 1975) en una muestra fascinante en el Colegio de Arquitectos de Sevilla, donde puede verse hasta el 24 de junio, y que inauguró junto a la decana Cristina Murillo y el vocal de Actividades del COAS, Juanma García Nieto.

'Maqueta 2' recrea estancias y tabiques en tonos anaranjados y verdes. / Antonio Pizarro

Norberto Gil, cuyo interés por la arquitectura como motivo de su trabajo se ha concretado en anteriores proyectos dedicados a Le Corbusier, los Eames o la arquitectura tradicional japonesa, y en su última exposición Ventanas y azoteas en la galería Birimbao, que lo representa, asegura que "no quería que nadie pasara de puntillas por esta casa de Prouvé, que Le Corbusier amaba e invitaba a mirar con ojos nuevos".

Los planos de Prouvé para La casa de los días mejores son la inspiración de la que parte Norberto Gil para armar estas pinturas acrílicas sobre lienzo y papel donde reinterpreta a su manera los volúmenes del edificio, sus estancias y sus materiales constructivos. "Los planos son una maravilla, Prouvé tardó dos años en construir el prototipo desde que, en la terrible ola de frío del invierno de 1954, el Abad Pierre comenzó a recoger dinero para asistir a los homeless".

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y formado en diseño gráfico, Gil deconstruye por ordenador los planos originales para luego elaborar su propia visión en una obra plástica que sorprende, en primera instancia, por sus audaces combinaciones cromáticas.

"La casa es un proyecto maldito que no pudo realizarse y una lección de belleza para Le Corbusier"

La primera planta del COAS la preside la obra de mayor formato de la muestra, con 780 cm. de largo por 162 cm. de ancho, y titulada al igual que la exposición La casa de los días mejores. En ella ha contenido la exuberancia de su paleta, que limita a verdes, malvas y azules. Se trata de una composición formada por cuatro piezas que ofrecen una visión de la casa de Prouvé desde distintos ángulos: la primera por la derecha recrea la ventana de la casa vista desde el interior, a continuación se ofrece una vista exterior con la chimenea, la tercera pieza consiste en otra vista exterior pero más abstracta y con las sombras de los aleros invertidas, y la cuarta pieza (o la primera por la izquierda) se introduce en el interior de la vivienda y acerca una de las estancias a través de una puerta entreabierta. Al fondo de esta primera sala, cuatro collages abstractos dialogan con la obra principal y nos remiten a ciertos hallazgos estéticos de su muestra Ventanas y azoteas.

Primer plano del artista y la obra que da título a la muestra. / Antonio Pizarro

En las obras reunidas en la planta inferior, Norberto Gil se inspiró además en la recreación que la galería parisina Patrick Seguin hizo de la casa de Prouvé en 2012 y que exhibió en su propia sede. Así la revolucionaria Maison des Jours Meilleurs se deconstruye en obras como Maqueta 1, presidida por el color rosa, y también en una de las piezas más interesantes del conjunto, Maqueta 2, en la que se reinterpreta en un tono verdoso lo que era el núcleo de la casa -la zona de cocina y aseo donde iba toda la canalización, que se prefabricaba e instalaba con una grúa- y que vemos rodeado por planos anaranjados que sugieren los tabiques traseros y delanteros de la vivienda. "Prouvé busca la eficiencia más que la forma, y sin embargo el resultado es excepcionalmente bello. Me gusta cómo encaja en una casa cuadrada ese diseño redondo y tan galáctico del baño, el aseo y la cocina", se extiende el artista sevillano sobre unos elementos audaces que se contaron entre los que el funcionariado de París esgrimió para negar el permiso de construcción.

'La casa de los días mejores. Planta', abstracción blanca en la muestra del COAS. / Antonio Pizarro

Otra obra muy interesante y sintética es La casa de los días mejores. Planta, presidida por el color blanco, que parece evocar la nevada que rodeaba a la vivienda en los días de invierno en que se fotografió el prototipo, y que rompe un elemento diagonal en rosa claro y fucsia que simboliza el hormigón armado empleado. "Esta casa es una utopía social que nunca pudo construirse, en ese sentido es un proyecto maldito, pero a la vez es una obra bendecida por Le Corbusier y todo en ella, hasta los bordillos de hormigón que diseñó Prouvé para que la gente sin recursos pudiera sentarse, es una lección de belleza llena de sentido", concluye Norberto Gil.

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