La gozosa madurez de Niño Josele

Flamenco Festival de Londres

El guitarrista presenta en el Flamenco Festival de Londres 'Galaxias', disco en el que confirma su magisterio

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Niño Josele, junto a su hijo José Heredia en su concierto de Londres.
Niño Josele, junto a su hijo José Heredia en su concierto de Londres. / Flamenco Festival

Las galaxias, en su dimensión inabarcable, remiten a conceptos como frialdad y lejanía. Pero las Galaxias de Niño Josele, el título que ha dado el guitarrista a su último disco y también el nombre con el que bautizó su concierto en el Flamenco Festival de Londres, resultan emocionantes y cercanas, como cuerpos celestes al alcance de los sentidos. El almeriense compartió con el público del Lilian Bailys Studio, el pasado fin de semana, su convicción de que la música es una constelación de estrellas donde palpita el recuerdo de la gente a la que quisimos, el testimonio de los aprendizajes que nos brindó la vida. El magisterio que ejerce hoy el intérprete sigue la estela de los genios que le enseñaron, Enrique Morente, Paco de Lucía y Chick Corea, pero, como hicieron sus predecesores, también mira al futuro y se abre al mundo, porque, como defiende Josele, "en la guitarra flamenca caben todas las músicas".

En su actuación, en la que estuvo acompañado por su hijo, el pianista José Heredia, Niño Josele mantuvo casi todo el tiempo en el rostro una sonrisa, convencido de que su oficio es ir al encuentro del disfrute: "Es una de las enseñanzas que me dejó Chick, que sobre el escenario tienes que pasártelo bien. No puedes estar tocando y pensar en otras cosas, porque entonces la música no fluye. Divertirte, que tú goces, es el secreto para llegar a la gente", sostiene este veterano que publicó su primer disco, Calle Ancha, hace casi 30 años, en 1995, una estupenda carta de presentación que reforzaría poco después su triunfo en el Concurso de Jóvenes Intérpretes de la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Hoy, Niño Josele exhibe esa paz con el mundo que se alcanza con el tiempo, pero el viaje, reconoce, también tuvo sus altibajos. Galaxias, de hecho, rompe un largo silencio discográfico, motivado por el dolor de la pérdida y la tristeza. "Lo que ocurrió es que saqué un disco con Estrella Morente y otro con Chano Domínguez, y no me encajaba entonces hacer nada en solitario", recuerda. "Pero también andaba un poco hundido con la muerte de Paco. Yo estuve casi una década de gira con él, y el último año salí porque quería dedicarme a mi carrera, no podía estar sólo con sus cosas. Él lo entendía, me animó a que apostara por mí, que tenía mi disco con Chick y otros proyectos… Pero su muerte fue una pérdida tan inesperada que estuve dolido un tiempo y no pude componer nada".

Niño Josele tuvo que afrontar así un sentimiento de orfandad que aún arrastra, pese a que el impacto de esas ausencias ha dado paso a la gratitud por los momentos compartidos. "Estuve con Enrique Morente siete años; con Chick desde 2009 hasta 2019, con Paco… Todos se me fueron. A veces me da pena y lloro. O tengo dudas y me digo: ¿A quién le voy a consultar ahora? Yo les preguntaba a ellos, que tampoco te decían nada, te dejaban a tu libre albedrío, pero la historia es que yo me sentía seguro porque estaban ellos allí", expresa el tocaor, que interpretó en el concierto entre otras piezas Touchstone: Procession, Ceremony, Departure, un tema de Chick Corea que grabaron con el músico estadounidense, en distintos momentos, tanto Paco de Lucía como él.

"Sobre el escenario tienes que pasarlo bien. Si piensas en otra cosa la música no fluye", opina el guitarrista

El guitarrista concibe Galaxias como una celebración de ese legado. "Lo ha dicho la crítica, y yo también lo pienso: que este es un disco donde tengo más madurez, por todo lo que me ha pasado. Los diez años con Paco, las enseñanzas de Enrique y de Chick Corea… Claro, tenía tanta música en la cabeza, y había aprendido tanto de todos, que tenía que llevar eso a un álbum", afirma el artista, que también reivindica "las lecciones que me dieron de cómo estar en el escenario. Chick era todo armonía, esa idea de que actuando tienes que pasarlo bien. Enrique decía que no te podías dormir. Iba a Francia, o a Alemania, y siempre hacía un concierto distinto, nunca se repetía. Paco me insistía en que no podía perder mi carácter, que es flamenco, aunque yo tocara otras músicas. Podía llevar el flamenco a otros niveles, pero no olvidar quién era".

Porque Niño Josele, que ha encontrado en el jazz una vía para crecer como músico, nunca olvida sus raíces, ese linaje de tocaores y cantaores al que pertenece. "Yo me he criado en un ambiente de flamenco. Mi madre, mi padre, mi abuela… todos cantaban o tocaban la guitarra y eran grandes aficionados. En mi casa se alargaban las fiestas hasta las cuatro o las cinco de la mañana. Mi padre vivía en una casa en lo alto de una montaña, apartado, y ahí paraba todo el mundo. Venía Camarón, alguna vez me llevé a Paco…", rememora. Y a esa dinastía se suma ahora su hijo, José Heredia, que se decantó por el piano gracias a Paz (2006), el álbum en el que el padre reescribía con su guitarra la obra de Bill Evans. "Cuando Fernando Trueba me propuso ese disco, dejé de escuchar flamenco, me ponía todo el tiempo a Bill Evans. Desde la mañana hasta la noche, durante dos años, porque yo quería meterme en eso, empaparme. Y un día, en una prueba de sonido, cuando él tenía unos ocho años, mi hijo cogió y se puso a tocar el piano. No dábamos crédito. ¿Quién le había enseñado? Le puse un profesor y después se metió en el Conservatorio. Y más tarde lo vio Chick y sentenció: Este niño tiene potencial". Aquí, José Heredia se suma a la conversación y aclara que su destreza con el piano no se debe a la inspiración divina. "Aprendía de todos los músicos que pasaban por casa, Bebo Valdés entre ellos. Yo los observaba e intentaba aprender mientras ellos tocaban".

Niño Josele habla con entusiasmo del proceso creativo de Galaxias, un disco que refleja su voluntad de "llevar el flamenco al mayor público posible. Creo que esta música es muy abierta, intento que la gente que no ha escuchado flamenco, que lo escucha por primera vez, se sienta atraída", explica sobre un trabajo que tiene "cosas muy especiales". Como una bulería que hace con La Tremendita, Ausencia. "Ahí me acordaba mucho de Paco, que me decía cómo había que acompañar el cante, acariciarlo", señala. O como No pasa nada, que compuso para Rubén Blades. "Al principio me imponía, pero pensé en todo lo que aprendí de los cubanos de Calle 54, y escuché mucho guaguancó... Es un tema dedicado a Paco, y Rubén lo dice en algún momento: A nuestro amigo Paco".

El músico prepara un disco con Rubén Blades y una película con Fernando Trueba

Con Blades, adelanta Niño Josele, está preparando un disco "en el que va a colaborar entre otros el gran Ron Carter". No es el único proyecto que le ilusiona. "Tengo también una película con Fernando Trueba en la que mi guitarra viaja por el mundo y coincide con muchos músicos", revela el artista, invitado al Flamenco Festival como parte de una delegación de la mejor guitarra, junto a Rafael Riqueni, Vicente Amigo o Raúl Cantizano, entre otros. "Hoy hay un gran nivel en esto, y jóvenes muy buenos. Pero a ellos les pido que se peguen a nosotros y que cojan la esencia buena del flamenco. Los mayores tenemos que ser un ejemplo para los que empiezan".

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