Natalia de Molina se enfrenta a sus miedos

'522. Un gato, un chino y mi padre'

Paco R. Baños dirige a la actriz en '522. Un gato, un chino y mi padre', la historia de una mujer con agorafobia que se reencuentra con su pasado.

La película se estrena este viernes.

Natalia de Molina (Linares, 1990), en la promoción de '522. Un gato, un chino y mi padre'. / Juan Carlos Vázquez

Seis años después del estreno de su ópera prima, Ali,Ali el cineasta Paco R. Baños (Sevilla, 1971) regresa este viernes a los cines con su segundo largometraje, 522. Un gato, un chino y mi padre, otra película pequeña que destila una emocionante verdad y en la que Baños vuelve a apostar por un personaje femenino como protagonista. Si en su debut reclutó a una estupenda Nadia de Santiago para encarnar a la Ali del título, una adolescente que empezaba a enfrentarse a la vida y al amor, ahora brinda a Natalia de Molina el papel de George, una joven que padece agorafobia y que se verá obligada a ampliar el reducido perímetro en el que se movía.

"No tengo muy claro si en mi cine me escondo detrás de las mujeres, pero lo cierto es que me provocan más admiración: son más guerreras, poseen más carácter, más energía", confiesa el realizador y guionista, que ha perfilado en su historia una heroína llena de matices, "que se mueve en la fragilidad por su disfunción y al mismo tiempo es un torrente de fiereza, está a la defensiva con el mundo", resume.

A Natalia de Molina le cautivó esa mujer un tanto áspera que se va humanizando a medida que avanza la película. "De George me gustaba que no busca agradar. No sólo cuando actúo, también cuando veo películas, me atraen los personajes a los que tardas en querer, que son complejos, porque nadie es bueno o malo del todo, los humanos tenemos muchas aristas. Me interesaba trabajar desde ese componente antisocial, desde su poca empatía; entender de dónde viene su actitud, su problema. Hacer el viaje junto a ella", comenta la jiennense.

Una de las virtudes del cine, añade Baños, es que ilumina la complicada naturaleza humana. "En la vida real no te paras a darle una oportunidad a esa persona que te cae mal en una primera impresión, pero en una película puedes llegar a convivir con ella, comprenderla", opina.

Paco R. Baños, con los actores Natalia de Molina y Alberto Jo Lee. / Juan Carlos Vázquez

El director se mantiene fiel a ese universo tan mágico como sobrio de Ali, un tono en el que no tienen cabida los subrayados y en el que el humor hace más llevaderos los dramas y conflictos de sus personajes. De Molina comprendió esas claves después de "investigar mucho y ver documentales" sobre el trastorno que padece la protagonista. "Yo tengo tendencia al drama", admite riendo la actriz, "pero Paco me hizo ver que la agorafobia de George era particular, y rebajamos un poco lo que yo había creado".

Baños defiende en 522... que "negar el pasado vuelve tu mundo más pequeño, que no puedes echar raíces del todo en un sitio si entierras todo lo anterior". George aprenderá esta lección en un viaje a Portugal, en el que le acompaña Hao (Alberto Jo Lee), la voz sensata del dúo aunque oculte sus propios miedos y fobias. "Es otra persona cansada de ser lo que no es, que no se ha enfrentado a luchar por lo que quería. George lo empuja", asegura este actor de origen coreano que en la película interpreta a un japonés que finge ser chino. "En España debería haber un mayor conocimiento del mundo asiático y de la inmigración. Yo he hecho el 75% de las veces de chino... y los papeles que hay son de mafioso, el del tipo del bazar o el del restaurante", lamenta Jo Lee, maestro de taekwondo, visto en Tapas o en la serie El barco.

522... es un paso más en la abrumadora carrera de Natalia de Molina, ganadora de dos Premios Goya por Vivir es fácil con los ojos cerrados y Techo y comida. La actriz rodará este verano Las niñas, de Pilar Palomero, y tiene pendientes de estreno Adiós, de Paco Cabezas,AdiósPaco Cabezas y Operación Camarón, de Operación CamarónCarlos Therón, un papel en el que ha podido dar rienda suelta a su vis cómica. "Estoy teniendo oportunidades muy diferentes", celebra la intérprete de Elisa y Marcela. "Pero también yo he trabajado para que no se me etiquete, porque a los actores nos ponen un color y ya es muy difícil salir de ahí".

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