Musical andaluz: de Moguer al cielo

Crítica de Teatro

Una escena del musical.
Una escena del musical. / Antonio Pizarro
Javier Paisano

22 de diciembre 2017 - 07:59

La ficha

**** 'El médico'. Versus Creative y Liceo Municipal de la Música de Moguer. Basado en la novela homónima de Noah Gordon. Libreto: Félix Amador. Compositor y director musical: Iván Macías. Director y coreógrafo: Mike Ashcroft. Intérpretes: Adrián Salzedo, Talía del Val, Alain Damas, Josean Moreno, Ricardo Truchado, Victoria Galán, Beltrán Iraburu, Àngels Jiménez, Alberto Aliaga, Juan Delgado, Raúl Ortiz. Músicos: Banda Sinfónica y Coro del Liceo Municipal de la Música de Moguer. Escenografía: Juan Ruesga. Sonido: Miguel Ángel García. Iluminación: Manolo Ramírez. Vestuario: Margarita Ruesga. Lugar: Auditorio Fibes. Fecha: Miércoles 20 de diciembre de 2017. Aforo: Casi lleno.

Acontecimiento teatral y musical. El estreno mundial de El médico, la novela de Noah Gordon, con libreto de Félix Amador y música de Iván Macías, coloca esta producción de Versus Creative (Manuel Marvizón) en la vanguardia del musical español, en este caso claramente andaluz. Se trata de una pieza totalmente original que se separa de la deriva de los musicales que pueden verse en España. Una producción más que ambiciosa que cuenta con ese milagro que supone la Banda Sinfónica y Coro del Liceo Municipal de Moguer, el resultado de una apuesta continuada por una política cultural bien definida y apoyada económicamente desde su ayuntamiento que debería ser tenida como ejemplo por otras administraciones públicas.

Hay cierta consonancia entre esta empresa de locos y lo que nos cuenta El médico, la historia de una pasión por la medicina. Este viaje a través de la cultura cristiana, árabe y judía que realiza Rob J. Cole, nuestro protagonista, tiene en sus intérpretes la mejor de las bazas artísticas para convertir este musical en un rotundo éxito. A la fuerza del joven Adrián Salzedo, que se apodera del escenario con una voz caliente y viril, se suma la sorpresa de la niña Victoria Galán (los niños cantantes son de la provincia de Huelva) y la melódica voz de Talia del Val.

Pido perdón al resto de miembros del elenco por no mencionarlos, pero todos merecen mi admiración. El espectáculo, no obstante, debe crecer aún, desprenderse, aunque sea con dolor, de algunas inercias como la permanencia de la orquesta en el escenario. Su alto nivel musical y vocal necesita sentirse respaldado por una puesta en escena que ocupe todo el espacio y que no constriña la acción a un corredor. Reducir su duración y dotar a la obra de una canción-emblema completarían la felicidad que ya provoca.

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