Muere el sevillano Juan Diego, el actor que se hurgaba en las tripas, a los 79 años
Cine
El intérprete de 'Los santos inocentes' o 'El viaje a ninguna parte' ganó tres Premios Goya
Juan Diego, el maestro generoso
"¿Hollywood? Eso está muy lejos de Bormujos"
El actor Juan Diego (Bormujos, 1942), uno de los profesionales más respetados del cine y el teatro españoles, falleció este jueves a los 79 años tras una larga enfermedad. Era algo parecido a un patrimonio nacional: con su imponente presencia y su característica voz colaboró con cineastas como Mario Camus, Fernando Fernán-Gómez, Luis García Berlanga o Carlos Saura y participó en algunas de las películas más importantes de la filmografía patria como Los santos inocentes -fue Camus quien le dio su primera gran oportunidad-, El viaje a ninguna parte o La noche oscura. Otros papeles destacados de su dilatada carrera son Yerma, Smoking Room o Casual Day. Su último personaje en la pantalla fue en El Cover, el debut como director de Secun de la Rosa, donde pese a su físico ya deteriorado seguía transmitiendo esa grandeza que emanaba en pantalla y sobre las tablas.
El sevillano ganó tres Premios Goya por El Rey pasmado, París-Tombuctú, estos dos como actor de reparto, y por Vete de mí, como actor protagonista. Un símbolo del peso que tuvo en el cine español fue que se erigiera en uno de los actores más galardonados del Festival de Málaga: consiguió un hueco en el palmarés en cuatro ediciones, y en 2009 el certamen le otorgó el Premio Málaga por su trayectoria. Hijo predilecto de su localidad, Bormujos, Medalla de Andalucía y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros muchos reconocimientos, el intérprete se hizo también con la Concha de Plata en San Sebastián en 2006 por Vete de mí.
Juan Diego, que se refería al teatro como su medio "natural", donde interpretó piezas como Olvida los tambores, de Ana Diosdado, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, de Adolfo Marsillach, El lector por horas de José Sanchis Sinisterra o La gata sobre el tejado de zinc, de Tennessee Williams, solía hablar del oficio con entusiasmo: interpretar era un viaje por el interior de sí mismo, una tarea a la que se entregaba con un empeño concienzudo. "El ser humano lleva dentro todos los personajes posibles. Nada es inventado. Yo los busco dentro, me hurgo las tripas hasta sacarlo. A veces es doloroso, quema; otras, en cambio, te hace reír”, aseguraba en una entrevista en 2006, en la que explicaba el porqué de haberse convertido en uno de los nombres más solicitados y queridos en la industria: había elegido ser un actor de carácter y no le importaban ni la vanidad ni la extensión de su personaje. "Yo siempre les digo a los que empiezan que la galanura se va, hay que trabajar la composición. Si eres como una tienda con muchos modelos de trajes, es raro que no salgas vestido", defendía. El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, lo definía al conocer su fallecimiento como "de esos actores españoles que, por un lado son muy normales, no es el galán espectacular, pero es la persona cercana y próxima que supo imprimir a sus personajes una personalidad muy potente pero sin estridencias".
Juan Diego, que también reforzó su popularidad con producciones televisivas como Turno de oficio, Los hombres de Paco y la aplaudida Padre Coraje, de Benito Zambrano, sentía que algunos papeles le habían permitido crecer. "Lo de los personajes es una cosa muy especial. Cuando consigues que entren bien, cuando estás desocupado por dentro del alma, se adueñan de ti, los dejas transitar, duermen en tu interior, son ellos los que moran dentro de ti. Y la importancia que tienen en mi vida es más por lo que ellos me han dado que por lo que he tenido que ponerles yo", analizaba con modestia.
Su personaje favorito, confesaba, era San Juan de la Cruz, al que había encarnado en La noche oscura de Saura. "Es el que más me ha dado. Yo entonces vivía una época en la que estaba como muy cerrado por dentro y ese personaje me desatascó muchas cosas en cuanto a manera de existir". También expresaba su predilección por el de Cabeza de Vaca, a quien abordó en un biopic en 1991 "porque forma parte
de la búsqueda espiritual, esencial, que yo creo que tiene el ser humano. De la indagación para ese conocimiento que es la cultura de la existencia. Otros personajes
forman parte de la iconografía natural de los que somos: un señorito andaluz, un dictador, un homosexual, que son más reconocibles en la gente con la que nos cruzamos todos los días".
La Fundación Aisge, que integra a los intérpretes y actores, lo despedía este jueves en su cuenta de Twitter y resaltaba el admirable camino que había hecho desde orígenes humildes. "Qué triste decirte adiós, queridísimo JuanDiego. Socio, maestro, camarada, amigo. Ejemplo de nobleza humilde, hombre cultísimo que se supo hacer a sí mismo cuando las circunstancias menos acompañaban. Vuela alto, vuela libre. Todo nuestro amor". También el Ayuntamiento de Bormujos ha decretado tres días de luto en la localidad por el fallecimiento del actor.
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