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Obituario
Muchos sentimos el reciente fallecimiento de Carlos el pasado uno de mayo, no sólo, pero sí especialmente, los interesados por la arquitectura. Desde Barcelona, su ciudad natal (1948), su magistral trayectoria como profesor, arquitecto, teórico analista de la ciudad y del arte, se ha extendido y reconocido universalmente por sus aportaciones a la cultura contemporánea.
Además de su presencia en Sevilla en el II SIAC –Seminario internacional de Arquitectura Contemporánea (1978)– sus estancias en nuestra ciudad fueron frecuentes invitado por la escuela de arquitectura. Por recordar algunas, en el I Debate de Arquitectura (2000), III Foro de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Sevilla (2005) o el XII Debate de Arquitectura (2012), en el que afirmó: "A medida que pasan los años se hace más intensa mi reverencia por el silencio. El silencio tiene, además, la virtud de promover un espacio que permite oír otras voces distintas a la propia". Y proyectó HOME: un mundo frágil (de Yann Arthus-Betrand) "porque sus reflexiones nos conciernen a todos los habitantes del planeta ya que remite a la posibilidad de supervivencia del mismo". ¡Qué gran lección en estos tiempos de disparatados discursos diarios!; observar; oír; (pensar); guardar silencio, y decir lo justo necesario como él lo hizo.
Otras estancias fueron como miembro de tribunales de tesis doctorales; y aún otras más como amigo de tantos otros que tiene aquí para conocer en profundidad la ciudad y Andalucía. Tal es la huella de fraternal amistad que sus dotes de humanidad ha ido dejando aún más en los que tuvimos la suerte de conocerlo y tener trato personal.
Por el amplio reconocimiento internacional de su maestría, la escuela de arquitectura de Barcelona le otorgó el Grado de Magister Honoris Causa (2014), por su contribución a asentar bases teóricas certeras para la enseñanza del proyecto de la ciudad y de la arquitectura.
Nos preguntamos: ¿Cómo seguir después de Carlos? Muy sencillo, porque no se ha ido, nos deja en sus escritos ejemplares una guía comprometida en la realización de un mundo mejor (Las Variaciones de la Identidad, Las Formas de la Residencia en la Ciudad Moderna, La Arquitectura del Cine, Silencios Elocuentes o La Cimbra y el Arco), por citar algunos además de su labor en 2C. Construcción de la Ciudad y en DPA Documentos de Proyectos Arquitectónico.
Centramos esta nota laudatoria en su perfil como profesor, no sólo de la arquitectura sino de toda aquella materia que reúne el arte y la ciencia como valoró en El arte y la ciencia: dos modos de hablar con el mundo. En su opinión ser profesor es ejercer la crítica ante los estudiantes. La Crítica implica "decidir, separar, poseer la facultad de juzgar". Llamaba crítica operativa a toda crítica genuina que aspira a tener una incidencia directa sobre el campo al que se aplica pertenezca este al ámbito cultural, social, técnico, económico o político. En la arquitectura, "la primacía de las obras es la cuestión esencial; el verdadero criterio que marca la separación entre una crítica diletante y verbalista y una crítica implicada en la propia acción poética".
En ocasión de prologar una tesis doctoral sobre Sevilla (2003) observó: "Parece difícil, a estas alturas, decir algo nuevo sobre Sevilla, tal es la cantidad de literatura que esta ciudad ha acumulado a sus espaldas. El mito literario de Sevilla, la ciudad ensimismada y hechicera, ha resultado ser tan fértil que a veces parece querer ocultar, con su denso ramaje, a la ciudad real. Pero ésta, con su proverbial vitalidad, prosigue su compleja experiencia, ampliando y enriqueciendo a cada paso aquel retrato, aquel perfil urbano, que la visión tópica del mito quisiera dar por acabado y definitivo… Sevilla pertenece a esa clase de ciudades para las que el principal enemigo es la adulación y la actitud complaciente, o dicho de otro modo, la ausencia de autocrítica".
A Carlos Martí siempre le recordaremos por su bondad y generosidad, por su extraordinaria personalidad y su inteligente y afinado sentido crítico no exento de humor. Y por ser una de las más lúcidas y mejores personas que hemos tenido la suerte de conocer, tratar y querer.
En nombre de todos sus amigos,
Antonio Barrionuevo Ferrer.
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