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En medio de un edificio de José Gestoso, en el número ocho de la calle, en su segunda planta, va a echar raíces en estos días un árbol sobre el que se edificará una pequeña casa, un refugio donde los chavales podrán adentrarse con un libro y entregarse a la lectura. Esta construcción simbólica es uno de los muchos prodigios que aguardan en Caótica, el complejo cultural que abre sus puertas el próximo jueves, día 20, y en el que a una librería que promete un extenso fondo se suman una cafetería y un espacio para exposiciones, talleres y otras actividades.
El proyecto está promovido por una parte del equipo de la desaparecida La ExtraVagante, la librería de la Alameda de Hércules que tuvo que cerrar sus puertas después de que la subida del alquiler del inmueble pusiera difícil a los responsables de esta iniciativa la continuidad. El revés, sin embargo, se convirtió para Maite Aragón, Begoña Torres y Joaquín Sovilla en la oportunidad para crecer: el local que lideran ahora les permite desarrollar un catálogo mucho más amplio. "Hemos hecho, por ejemplo, una apuesta por reforzar géneros como la poesía, el ensayo o el cómic, que antes teníamos más limitados debido al espacio", afirma Aragón al respecto.
Así, la estructura que tendrá Caótica, la librería, a la que se accederá tras pasar por el café de la planta baja, se divide en una primera selección de narrativa y bolsillo, preámbulo a una segunda planta "más lúdica y visual" en la que el visitante se encontrará con propuestas de novela gráfica, literatura infantil -donde se ha dispuesto la casa en el árbol-, cocina, arte, arquitectura, teatro o cine... Y, también, con el rincón en el que se podrán comprar la revista Jot Down y otras publicaciones distribuidas por los responsables de este magazine cultural, que estrechan aquí la colaboración mantenida con los libreros. "Cuando estábamos en La ExtraVagante nos eligieron para ser su punto de venta en Sevilla, y con ellos nos embarcamos en un festival como Bookstock. Cuando emprendimos esta nueva aventura, quisieron apuntarse", cuentan desde la librería.
Mientras, la tercera planta se destinará a poesía, libros de viajes y literatura juvenil. "Hemos apartado la sección de nuevos adultos de la de los niños, porque para un adolescente unir ambas franjas de edad era casi un insulto", sostiene Sovilla. Y, entre otros reclamos, Caótica invitará a diferentes profesionales de la ciudad a ser libreros por un día. "Es una idea que ya pusimos a funcionar en La ExtraVagante porque nos llegaba gente que nos decía lo bonito que era nuestro trabajo, quizás porque pensaban que sólo consiste en hablar con la gente sobre los autores que te gustan y ordenar los libros alfabéticamente. Así que lo organizamos para que esas personas pudiesen hacer las recomendaciones de sus lecturas favoritas, esas obras que a uno le parecen imprescindibles para vivir. Nos alimentamos de las energías de esos lectores".
En la última planta, y dentro de la filosofía de crear "un contenedor cultural vivo", también está previsto que se monten exposiciones. La primera de ellas mostrará el trabajo del fotógrafo Alejandro Vicuña, responsable del diseño que adorna la fachada, y el arquitecto Carlos Pedraza, que se ha encargado del proyecto de Caótica. Más allá de eso, la programación quiere hacer de este nuevo espacio un lugar de celebración de la literatura y un punto de encuentro entre los creadores y el público. Clubs de lectura, presentaciones de obras, cuentacuentos, talleres, conciertos y proyecciones contribuirán a la voluntad de "agitar culturalmente esta ciudad" que han expresado los promotores.
Un objetivo que se antoja complicado en un entorno en el que se han sucedido en los últimos meses los cierres de negocios como Maymen, Céfiro o Vértice. Parece ilustrativo que la frase "Creemos en los milagros [y en las librerías]" adorne la fachada del local, aunque los involucrados en esta nueva empresa afirman sentirse acompañados en el trayecto que inician. "No somos tres locos inventando algo, que también, porque hay muchas personas detrás que nos sirven como combustible", aseguran unos libreros que se apoyan en la fórmula de la cooperativa y han tejido una red de alianzas para garantizar la supervivencia. De hecho, Torres, una de las coordinadores de Caótica, empezó colaborando con la anterior La ExtraVagante "como micromecenas" y fue implicándose "y pasando por todo el proceso". La librería apela a la participación ciudadana, entre otras medidas, con la figura del "socio consumidor", una persona que más allá de una cuota mensual (canjeable por libros) también elegirá títulos para la Biblioteca de los indispensables, una propuesta donde los miembros de la comunidad Caótica podrán tomar prestadas obras. Porque formas de disfrutar de la lectura hay muchas, lo saben los gestores de este proyecto; modos de que el adulto prolongue esa casa en el árbol, el deslumbramiento y el gozo ante la buena literatura.
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