Mirando de frente

Yo, también. Drama, España, 2009, 105 minutos. Dirección: Antonio Naharro y Álvaro Pastor. Fotografía: Alfonso Postigo. Música: Guille Milkyway. Intérpretes: Pablo Pineda, Lola Dueñas, Isabel García Lorca, Antonio Naharro. Cines: Alameda, Al Ándalus Bormujos, Avenida, Metromar, Nervión Plaza.

Inopinadamente, Yo, también, primer largo de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, vence algunas de las reticencias iniciales que uno pueda tener ante el cine protagonizado por la discapacidad. Suele ser habitual que las buenas intenciones y la sensiblería se alíen en didáctica propuesta para convertir a los personajes en héroes cotidianos y a nosotros, los espectadores, en inevitables cómplices compasivos de sus peripecias de superación.

Pues bien, Yo, también no renuncia del todo a su carácter didáctico ni evita tampoco algún coqueteo con algunas emociones enlatadas, pero sin embargo se hace fuerte intentando alejarse de ambas tentaciones para afrontar su relato con cierta contención realista y sin poner demasiados paños calientes ante la mirada (véase su rugosa textura visual como trasunto de esa voluntad de no embellecer ni edulcorar nada).

La historia de Daniel, síndrome de Down con aptitudes excepcionales enamorado de una compañera de trabajo (Lola Dueñas), nos devuelve un retrato veraz y complejo sobre las dificultades para la normalidad y dibuja un paisaje humano en un tono dramático bajo que consigue hacer creíble, y no es fácil, casi todo lo que ocurre en pantalla: el acercamiento de los personajes, el nacimiento del amor y el deseo sexual o la realidad del rechazo.

Premiados en San Sebastián, Pablo Pineda y Lola Dueñas bailan sus respectivas penas y alegrías con ritmo acompasado, sin picar en sus registros más de la cuenta, asumiendo las distancias y los giros de un guión que, en ocasiones, les pone más música de la cuenta (la historia familiar de ella, el pintoresco grupo de compañeros de trabajo de ambos). Juntos levantan el vuelo y la verdad de una película que sabe asumir sus riesgos y que consigue, al menos en gran parte, mirar de frente a la realidad.