El Ministerio "no tiene dinero" para dar uso a la Casa Murillo
El equipo de González-Sinde aprueba que se alojen oficinas en la casa donde murió el pintor porque "el Arqueológico y el Bellas Artes centran las inversiones"
El Gobierno español no tiene fondos para impulsar o apoyar un proyecto museográfico a la altura del pintor más famoso de cuantos no sólo nacieron sino que también murieron en Sevilla. Por eso, no le ha importado que la Casa Murillo, ubicada en el número 8 de la calle Santa Teresa del barrio de Santa Cruz, vaya a acoger las oficinas de una institución flamenca. Esta es la conclusión que puede extraerse de la respuesta oficial que el Ministerio de Cultura ha ofrecido a Diario de Sevilla sobre el cambio de uso de un edificio de titularidad estatal que había sido reformado en los últimos dos años para poder acoger "contenidos expositivos".
Tras este nuevo varapalo a la puesta en valor del patrimonio cultural sevillano está el afán del actual consejero de Cultura, Paulino Plata, de ahorrar costes y potenciar el arte jondo, su as de corazones para unir la cultura con el turismo -binomio que le obsesiona y con cuyo segundo término, resulta obvio, se siente más cómodo.
El martes, Plata afirmó que la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco -alojada hasta ahora en una casa palacio alquilada en la Avenida de la Borbolla, frente al Parque María Luisa- se instalará en septiembre "para optimizar recursos" en la casa donde falleció Murillo y donde su antecesora en el cargo, Rosa Torres, había prometido un contenedor cultural dedicado a poner en valor la obra del pintor. Un anuncio, a cargo de un consejero que presume de querer internacionalizar la cultura andaluza, que resulta tan pintoresco como si Salzburgo reubicara en la casa de Mozart las oficinas de promoción de la música tirolesa. O como si Amsterdam transformara la Casa de Rembrandt de museo en coffee-shop.
El inmueble, adscrito al Museo de Bellas Artes de Sevilla, pertenece al Ministerio de Cultura, que el miércoles solicitó información a la Junta después de desayunarse con la noticia publicada por la prensa sevillana. Desde ayer, el departamento que dirige Ángeles González-Sinde se inclina sin embargo por la máxima del ahorro en tiempos de crisis. "El Ministerio no va a acometer actuaciones museísticas en la Casa Murillo. En estos momentos de pocos recursos presupuestarios las actuaciones previstas en Sevilla tienen que ver con la remodelación del Museo Arqueológico y el Bellas Artes", declararon fuentes del departamento a este diario. Desde Cultura se añadió que "no hay problema" en que se dedique el edificio a oficinas de la Junta, remitiendo al contexto de crisis, "que obliga a evitar costes superfluos, como pagar un alquiler para ubicar una institución cuando se tienen alternativas". También se insistió en que el proyecto anunciado por el anterior equipo andaluz de Cultura, que contemplaba contenidos digitales e interactivos para recrear la vida y época de Murillo, "es inviable para nosotros en tiempos de crisis".
Sin embargo, el hecho de desmantelar un proyecto que iba a vertebrar pictóricamente el barrio de Santa Cruz creando sinergias con el vecino Centro Velázquez de investigación, ubicado en el Hospital de los Venerables, no tendrá ninguna consecuencia. El Ministerio señala que no destinará más dinero del presupuestado al Bellas Artes de Sevilla, donde, según dijo Plata el martes pasado, irá un centro de interpretación equivalente al que tenía que haber acogido la Casa Murillo. Ni se ha molestado el Ayuntamiento de Sevilla, que en la época de Juan Carlos Marset quiso ubicar en este disputado edificio su Casa de los Poetas, a lo que se opuso entonces la Consejería de Cultura defendiendo su proyecto sobre Murillo, y más tarde, ya con Montaño, lo contempló como sede para la colección Thyssen. Ayer, Sánchez Monteseirín y González-Sinde sonreían juntos en Madrid ajenos al descalabro murillesco.
También te puede interesar
Alhambra Monkey Week
Más allá del tópico de cansados pero satisfechos
Blitz | Estreno en AppleTV+
Una odisea bajo las bombas
Lo último